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Ola migratoria

Eslovenia planea valla fronteriza

El primer ministro Miro Cerar, advirtió que ante la llegada “incontrolable” de refugiados tendrá que tomar medidas. Estimó que “en los próximos 10 días podrían cruzar hasta 100.000 refugiados” en su paso rumbo al norte europeo.


El primer ministro de Eslovenia, Miro Cerar, advirtió ayer que está pensando en construir una valla fronteriza para frenar la llegada “incontrolable” de refugiados que huyen de tierras bombardeadas por las potencias mundiales. El dirigente justificó el plan ya que dijo es la responsabilidad principal del gobierno “proteger a los ciudadanos”.

“Si la situación no cambia de forma significativa en los próximos días, probablemente tendremos que aumentar el control con ayuda de barreras técnicas”, dijo Cerar en una entrevista al diario <Vecer> en la que explicó que “en los próximos 10 días podrían llegar hasta 100.000 refugiados”, algo que consideró “incontrolable”.

“En este punto, nuestra responsabilidad principal es con nuestros ciudadanos”, agregó.

“Lo correcto sería que Eslovenia proteja la zona Schengen de libre circulación europea con “obstáculos técnicos, incluida una valla si es necesario”, sostuvo el premier.

Cerar señaló que “esto ya no es algo hipotético. Sabemos que millones de personas están aguardando en las fronteras exteriores de la Unión Europea (UE), lo que podría suponer un grave problema”, informó la agencia DPA.

Eslovenia, con 2 millones de habitantes, es el país más pequeño de la ruta migratoria de los Balcanes. Aunque es sólo un lugar de paso, la nación se ha visto sobrepasada por la continua llegada de unas 7.000 personas diarias.

Este país de la UE se convirtió en parte de la ruta de los refugiados después de que Hungría cerrase su frontera con Croacia el pasado 17 de octubre, fecha desde la cual se registraron más de 157.000 refugiados, informó la Policía.

La mayoría de los inmigrantes provienen de Siria, donde la guerra que empezó en marzo de 2011 se ha cobrado la vida de más de 250.000 personas mientras que más de la mitad de la población se encuentra refugiada o desplazada.

Para ayudar a Eslovenia, una unidad de 20 policías eslovacos comenzará a trabajar en el campo de recepción de refugiados de Gruskovje, cerca de la frontera con Croacia. Allí están destacados ya seis oficiales austriacos y se espera la llegada de otro centenar de varios países de la UE.

Los receptivos países nórdicos ahora se cierran cada vez más

Los países nórdicos, un destino deseado por muchos migrantes, se están volviendo menos generosos con sus ayudas, para evitar un efecto llamada y desviar a los refugiados a otros lugares de Europa. Bajo la presión de partidos de extrema derecha o neonazis hostiles a la inmigración, los gobiernos de Dinamarca, Noruega, Finlandia y Suecia están recortando las prestaciones sociales de los recién llegados y endureciendo sus políticas de asilo.

El objetivo, afirman, es preservar las finanzas públicas del Estado providencia y sobre todo no crear un efecto llamada.

“Parece que hay una cierta competición por no ofrecer las prestaciones sociales más generosas a los demandantes de asilo”, constata Asle Toje, especialista noruego de relaciones internacionales.

Dinamarca inició la tendencia reduciendo casi a la mitad, a 5.945 coronas (797 euros) la ayuda a un demandante de asilo sin hijos.

El país ha endurecido su política migratoria bajo la influencia del populista Partido del Pueblo Danés (DF), aliado indispensable del gobierno liberal, en minoría en el Parlamento.

La medida parece haber surtido efecto, ya que en septiembre pasado el número de demandas de asilo bajó ligeramente respecto al año anterior, mientras alcanzaban niveles récord en el resto de Europa.

Ahora, sirios, afganos y eritreos siguen llegando en masa a Dinamarca, pero sólo de paso, camino de países considerados más hospitalarios.

Noruega y Finlandia, dirigidas ambas por gobiernos que incluyen partidos antiinmigración, siguieron la tendencia de reducir las prestaciones sociales, endurecer las condiciones de reagrupación familiar y de naturalización, y restringir los permisos indefinidos de residencia.

Incluso la muy liberal Suecia, que ha recibido al mayor número de demandantes de asilo por habitante (este año espera 190.000, dentro de una población de menos de 10 millones de habitantes) ha decidido mostrarse menos generosa. Con el ascenso de otro partido ultraderechista (Demócratas de Suecia) pide ahora a sus socios europeos que se relocalice a los refugiados, y va a endurecer las condiciones de reagrupamiento familiar.

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