Ciudad

Entre cadáveres exquisitos

Por: Laura Hintze.- Fabricio Simeoni y Federico Tinivella publicaron un libro de relatos creados con técnicas colectivas y mucha libertad. El resultado de su aventura fue “Cuentos Batidos”, primera publicación del año de la colección Ciudad y Orilla de Homo Sapiens.


“Cuentos Batidos” es un libro de lo que una vez fue un juego. Son cien páginas, tapa y contratapa, de una experiencia lúdica entre los escritores Fabricio Simeoni y Federico Tinivella; una forma de volver tangible un montón de palabras de las que todos podrían haber sido dueños. El libro, una suerte de compilación de cadáveres exquisitos (técnica de escritura a varias manos), forma parte de la colección Ciudad y Orilla de la editorial Homo Sapiens, y se presentó el viernes pasado en el bar El Cairo (Santa Fe y Sarmiento).

El secretario de Cultura y Educación municipal, Horacio Ríos y la ministra de Innovación y Cultura, Chiqui González, participaron del encuentro en calidad de amigos. En “Cuentos Batidos” hay historias de amor, de adolescentes, de talleres literarios, de cuadernos, de personas comunes y corrientes.

Hay palabras fáciles como “mansiones señoriales”, “inundación”, “ventana”, “espectáculo”; y también palabras un poco más complicadas: “pergeñó”, “postrimerías”, “inquina”.  Hay guiños entre los escritores –cada cuento está hecho por dos o más personas–, y las marcas de los que intervienen pueden ser evidentes, aunque la mayoría de las veces se pierden en el juego. “Nunca estuve tan cómodo escribiendo. «¡Amo hacer esto!», decía. «¡Qué bueno que está!» Y lo sigo diciendo. Porque está buenísimo”, dijo el periodista y escritor Fabricio Simeoni a El Ciudadano.

El libro es, en su esencia, un libro hecho entre muchas personas. Una obra que, si no es graciosa, al menos es “simpática” y cómplice. Hay historias simples hechas por un poeta, y un fotógrafo, o un músico, un taxista, un vecino, un familiar que no tiene nada que ver con el arte. Lo que sí, y ante todo, son historias hechas entre amigos: “En un momento nosotros salíamos mucho de joda. Ésta es una manera de reconectarnos de nuevo, en nuestra adultez. Más allá de que cada uno esté metido en sus quilombos, seguíamos conectados con la idea del cuento. Estábamos juntos a la distancia, escribiendo y jugando”, explicó Federico Tinivella, con el libro en la mano. “Ahora no lo podemos creer. Es maravilloso verlo”, agregó uno de los autores.

“El antecedente a este libro es otro juego que se llama «El aro en la lengua». En contraposición al Congreso de la Lengua (encuentro que alojó la ciudad en 2004), nos juntamos siete amigos, entre los que estábamos nosotros dos. Hacíamos una especie de cadáver exquisito. Quedó un libro inédito”, contó Simeoni. Según el periodista, durante esa época, Tinivella, que publicaba artículos en Rosario 12, le propuso a su amigo empezar a escribirlos juntos.

La propuesta era sencilla: tomarse un vino y escribir, “a ver qué onda”.  “Con el tiempo empezamos a agregar terceros. Según el texto, elegíamos a alguien. Así, el juego empezó a tener forma y continuidad”, contaron los autores. Todos los que intervinieron en el texto tenían la misma consigna y el mismo límite: dentro de la carilla y media, había que “darle para adelante” como más gustara. Decorar, agregar frases, párrafos, imágenes, lo que fuera.

Fabricio y Federico están divertidos. De eso no queda duda. Se divirtieron escribiendo el libro, la pasaron bien durante la previa a la presentación y seguramente siguen festejando: “Cuentos batidos” continúa siendo una excusa para jugar y reírse. Contra esas improntas culturales de que el acto de leer y escribir es aburrido, serio, obligatorio, Fabricio Simeoni –con su amigo celebrando al lado– señaló: “Ojalá todo en la vida tuviese que ver con lo lúdico. ¡Nos daría tanta accesibilidad! Piripincho decía: «Divertirse no es lo mismo que entretenerse». La gente suele entretenerse. Entretenerse es tener “entre” y uno cuando se divierte no está entre, sino que no tiene límites. Yo escribiendo estos cuentos me divertí: nunca tuve tan pocas ganas de poner un punto y a parte”.

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