Gremiales

La grieta del limón

En Uatre no hay lugar para esa mujer

Dalinda Sánchez, titular no reconocida de la seccional Juan Bautista Alberdi (Tucumán) de Uatre teme que será expulsada del gremio de peones rurales este jueves, en la asamblea nacional que se hará en Funes. ¿El motivo? "Defender a los trabajadores", con y sin el sindicato, que intervino la filial


Dalinda Sánchez no había cumplido 30 años cuando ya era delegada en la finca en la que, junto a un centenar de compañeras y compañeros, trabajaba cosechando limones. Hoy tiene 45, y lleva un tercio de su vida en la comisión directiva de la filial de Juan Bautista Alberdi, Tucumán, de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores, primero como secretaria Adjunta para lo que fue elegida en 2003, y desde 2011 como secretaria General, reelecta en 2015. Pero pese a su larga experiencia y al respeto que se supo ganar entre los cerca de 4.500 afiliados que tienen la seccional, el gremio que supo conducir con mano de hierro Gerónimo “Momo” Venegas hasta su muerte hoy no la quiere. Peor aún, todo indica que este mismo jueves, en Funes, donde el congreso nacional de Uatre tiene previsto sesionar, la van a expulsar. “Está todo armado para eso”, lamenta y denuncia. Y desafía: “Sin chapa y sin plata sigo peleando por los trabajadores. Yo hago cosas que muchos hombres, ni mi marido, se animan a hacer”.

 

La larga relación de Dalinda con el gremio la llevó a jugarse todos los pergaminos el año pasado, cuando en la paritaria del citrus, Uatre había acordado un 23% de aumento, cuando la inflación ya emprendía vuelo imparable. Dice que se plantaron, no ella sino cientos de trabajadoras y trabajadores, con paros y protestas primero y hasta con cortes de rutas después y a pura pelea consiguieron un 31%. Pero los 8 puntos más, que eran vitales para los trabajadores y son justa causa de festejo inagotable para cualquier sindicato, no cayeron bien en Uatre. Ni tampoco, según denuncia Dalinda, que llevaran adelante una pelea igual de fuerte hasta lograr el pago de indemnizaciones a 15 trabajadores del limón despedidos de distintas fincas. Y también protagonizó una áspera pelea por el subsidio interzafra, que se paga en las provincias donde hay cosechas manuales específicas –yerba mate en Misiones, manzanas, peras y duraznos en Río Negro, entre otras– ante la suba de exigencias para acceder, el congelamiento del monto y la baja de meses a pagar– que ya implicaba una pelea directa con el gobierno nacional.

Demasiado batuque, al parecer, para un gremio que no solamente cultiva relaciones amistosas con el gobierno nacional, sino que lo considera propio. La reacción fue avanzar en la intervención de la filial, pese a que Sánchez es una de las pocas mujeres que están al frente de una seccional: en toda la provincia de Tucumán, con 15 filiales, hay apenas cuatro, contándola a ella, desconocida por la conducción central.

El motivo para avanzar en la intervención fue la acefalía en la seccional: renunciaron cuatro secretarios, incluido su adjunto. “Les ofrecieron plata”, no duda. Así y todo, uno de los miembros de la comisión volvió sobre sus pasos. Dalinda cuenta que el 30 de enero de este año llegaron a Buenos Aires todas las cartas documento que ratificaban que el renunciante volvía a ejercer el cargo por decisión propia y avalado por una asamblea general de afiliados. Un día después, el miércoles 31, el secretariado nacional informaba que enviaría un delegado normalizador, como si nada hubiera ocurrido.

Al mes siguiente, en febrero, 120 afiliados y dirigentes de Uatre de Tucumán viajaron a Buenos Aires. Volvieron con las manos vacías, pero en los hechos la seccional resistió la intervención, y de hecho, lo viene haciendo desde entonces: apenas un par de días después del reclamo, el 27 de febrero, Jorge Triaca, que estaba al frente de lo que entonces todavía era el Ministerio de Trabajo, emprendía viaje a Europa con una docena de sindicalistas, entre ellos Ramón Ayala, heredero de Venegas al frente de Uatre.

El conflicto entre Uatre nacional y Uatre Juan Bautista Alberdi se profundizó con la llegada, a principios de marzo, del delegado normalizador y el rechazo de los afiliados. “Volvieron con camionetas, mostrando armas y tirando tiros al aire”, sostienen Sánchez y las fotos –en manos de la Justicia– que tomaron testigos que estaban en la seccional. “Incluso los corrieron con motos”, agrega Dalinda.

Desde entonces, la relación adentro del sindicato es de agua y aceite. En abril Uatre firmó la paritaria del citrus por primera vez en Buenos Aires en lugar de en Tucumán, en medio de la apertura al ingreso de limones tucumanos a Estados Unidos por lo que pugnó el presidente Mauricio Macri cuando se reunió con su par Donald Trump. El negocio no llegó a los cosecheros, ya que el gremio acordó un 15% de aumento y un 5% más “en negro”, según denunciaron, además de la filial Juan Bautista Alberdi, las de Aguilares, Concepción, La Cocha y La Madrid que volvieron a las rutas en repudio al acuerdo y en reclamo de llevar la paritaria al 35%.

Pero La brecha en Uatre no sólo es sindical: “Nosotros conformamos el frente Cambiemos porque somos peronistas y queremos lo mejor para el país”, definió hace sólo un mes, el pasado 17 de octubre, Ramón Ayala. El titular de Uatre lanzó la proclama en el almuerzo por el Día de la Lealtad. En Tucumán la delegación provincial de Uatre, encabezada por Ricardo Ferreyra, participó de la convocatoria del gobernador Juan Manzur, impulsor de uno de los actos del peronismo en memoria de la histórica movilización de trabajadores de 1945.

Incluso con el bono de fin de año hay una grieta: el decreto del gobierno no incluye en los 5.000 pesos que acordó con la CGT a los trabajadores rurales, que deberán pelear en “mesas sectoriales” monto y forma de pago, como el gremio de trabajadores de casas particulares.

Del Jardín de la República al de la provincia

“Esperamos que todo transcurra con la normalidad acostumbrada en los últimos años, y a su vez que la instancia vuelva a mostrar que a pesar de los inconvenientes estamos fortalecidos en nuestro objetivo primordial que es velar por la dignidad del trabajador rural y su familia”, dijo el rafaelino Hugo Perino, a cargo de la delegación Santa Fe Norte de Uatre, que junto a la Delegación Sur serán los son anfitriones de los cerca de 700 congresales que se reunirán en Funes este jueves 15 para el congreso anual ordinario del gremio.

De la reunión participarán los delgados de las seccionales tucumanas, pero Delinda Sánchez no guarda esperan que se revea la decisión no ya de intervenir la filial Alberdi sino de expulsarla del gremio con el que tuvo relación la mitad de su vida, desde que comenzó a trabajar en el campo, a fines de los 80. “Por defender a los trabajadores”, es el motivo que no duda en decir para explicar por qué le van a cerrar la puerta, pese a que –otro laurel para cualquier sindicato– la seccional funciona “a pulmón”, con sus consultorios médicos y sus servicios para afiliados, sin recibir –asegura con orgullo– ni un peso desde Buenos Aires.

Antes de partir, de igual modo, a su exclusión, dijo al El Ciudadano que harán una presentación ante el Ministerio de Trabajo de la provincia para garantizar su seguridad e integridad física, no vaya pasar que se rompa esa “normalidad acostumbrada” que tendrá lugar ahora en la primaveral y llovida Funes.

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