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En Buenos Aires, la que reparte es la Casa Rosada

“¿Es tuyo?”, dicen que le preguntó Cristina Fernández de Kirchner a Daniel Scioli. Se refería a un diputado bonaerense que busca mantener el alto posicionamiento que ha conquistado.

“¿Es tuyo?”, dicen que le preguntó Cristina Fernández de Kirchner a Daniel Scioli. Se refería a un diputado bonaerense que busca mantener el alto posicionamiento que ha conquistado en el esquema de poder de la Legislatura bonaerense.

“Decime quiénes son los tuyos –insistió la presidenta– que los vamos a tener en cuenta”, comunicando de esa manera que el reparto de cargos de conducción en el Palacio de las Leyes de la provincia de Buenos Aires –que se formalizará el próximo 10 de diciembre, una vez que ingresen los legisladores electos en octubre– será definidos por la Casa Rosada.

El pasaje formó parte de la conversación que la presidenta y el gobernador mantuvieron el jueves pasado en Olivos.

Un día después trascendía un diseño K de ese reparto, basado en un desembarco masivo del kirchnerismo puro y el cristinismo en los asientos de mando de la Legislatura bonaerense y que muestra como aliados a esos sectores y el sciolismo: José Ottavis (integrante de La Cámpora) en la presidencia de la Cámara de Diputados y Martín Ferré (hombre de confianza del gobernador) en la vicepresidencia “con firma”, o viceversa.

Juan de Jesús (amigo personal del ministro de Economía y vice electo Amado Boudou) en la jefatura del bloque de la Cámara baja; Sergio Berni (el viceministro de Desarrollo Social que sólo habla con el secretario de Legal y Técnica Carlos Zannini) en la vicepresidencia del Senado; y Cristina Fioramonti (esposa del diputado Carlos Kunkel) como titular de la bancada de la Cámara alta.

“Los otros”

La difusión de ese organigrama provocó imaginable conmoción en un universo –el oficialismo– compuesto mayoritariamente por legisladores que ostentan el poder territorial de las ocho regiones en que está dividida la provincia a los efectos electorales, o representan a quienes ejercen ese poder.

Son, concretamente, muchos de ellos, ex intendentes o dirigentes estrechamente vinculados a los jefes comunales; referentes, en suma, del peronismo bonaerense que se consideran “juntadores” de los votos del oficialismo y que preferirían que, cuando hablan de ellos, Cristina y Scioli los definieran como “los nuestros”.

En el esquema que promueve la Casa Rosada, sólo De Jesús –ex intendente de La Costa, dirigente histórico del PJ del interior– puede exhibir la condición de referente territorial; y Fioramonti de Kunkel mantiene desde hace años una sólida sociedad política con uno de los hombres fuertes del PJ del Conurbano, el intendente de Florencio Varela Julio Pereyra.

Y determinaría el esquema, además, si se concretara, una línea sucesoria íntegramente ultra K: al vicegobernador electo Gabriel Mariotto (actual titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual) lo seguirían para esa eventualidad el senador Berni y el diputado Ottavis.

Cuestión de pesos

En Olivos, la presidenta y el gobernador también hablaron de finanzas. Acordaron una medida que, en rigor, se ha tornado rutinaria entre el Estado nacional y casi todas las provincias desde que se fijó un programa de salida de la crisis de principios de siglo para las cuentas públicas: el refinanciamiento de los vencimientos en 2012 de la deuda que Buenos Aires mantiene con la Nación, unos 5.000 millones de pesos.

Más sensible es otro aspecto abordado en la reunión: los auxilios financieros y los giros en tiempo y forma de los recursos que le corresponden a la provincia que eviten que la administración Scioli afronte, cada mes, situaciones de zozobra para el operativo de pago de sueldos, un capítulo que se lleva el 70 por ciento del gasto bonaerense.

Esas previsiones fueron conversadas en un marco presupuestario que indica que el año próximo la provincia deberá tomar financiamiento por unos 13 mil millones de pesos, según un cálculo que no prevé aumentos salariales. Que no será una misión fácil encontrar esos recursos lo anticipan el contexto de crisis internacional, donde será complejo y, sobre todo, muy caro obtener crédito para Buenos Aires; y el paro que, en demanda de que se empiece a discutir ya la recomposición de los sueldos, convocaron para mañana los docentes bonaerenses.

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