Edición Impresa

Tensión

En Brasil no aflojan contra Dilma

Es la tercera vez en el año que el gobierno de Rousseff enfrenta manifestaciones hostiles, que piden su renuncia a raíz de la situación económica que vive el país y del escándalo de corrupción en torno a la empresa estatal Petrobras.


Centenares de miles de personas salieron ayer, por tercera vez en el año, a las calles de las principales ciudades de Brasil para protestar por la situación de la economía y el escándalo de corrupción en torno de la empresa estatal Petrobras, y reclamar la salida del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y el Partido de los Trabajadores (PT).

Tal como había sucedido en las demostraciones similares de marzo y abril pasado, los manifestantes –que en su mayoría exhibían carteles con las leyendas “Fuera Dilma” y “Fuera PT”– se mostraron también muy críticos del antecesor de Rousseff y fundador y líder del PT, Luiz Inácio Lula da Silva.

Asimismo, y tal como ocurrió en las dos marchas anteriores, grupos organizados propusieron de manera explícita una intervención militar como salida para la crisis política y económica que sacude al gobierno de Rousseff, a quien, según sondeos recientes, apoya únicamente ocho por ciento de los brasileños, mientras 71 por ciento reprueba su gestión y 66 por ciento reclama su renuncia o destitución.

Esta vez, además, los manifestantes expresaron apoyo al juez federal Sérgio Moro, quien está a cargo de la causa en que se investiga el gigantesco desvío de fondos de la petrolera estatal Petrobras para el financiamiento ilegal de campañas políticas del oficialismo y sus aliados.

En Brasilia, un enorme muñeco inflable vestido de preso con la cara de Lula acompañó a las 25 mil personas que marcharon por las zonas de edificios públicos de la capital brasileña.

En San Pablo, los manifestantes opositores se reunieron en las inmediaciones del Museo de Arte Masp, y ocuparon diez cuadras de la emblemática Avenida Paulista, mientras grupos de militantes oficialistas se congregaron frente a la sede del Instituto Lula, donde mostraron carteles con leyendas en defensa de la democracia.

En tanto, en Río de Janeiro los manifestantes marcharon por la playa Copacabana. Aunque hasta ayer a la noche no se conocían estimaciones sobre la cantidad de manifestantes opositores en las dos mayores ciudades del país, el senador socialdemócrata José Serra sostuvo que “cien mil más o cien mil menos no cambian el pensamiento general de las personas ni la calidad de la manifestación”.

El diario Folha de Sao Paulo informó que, según fuentes gubernamentales, hubo manifestaciones opositoras en las capitales de 24 de los 27 estados, además de Brasilia, y que, fuera de San Pablo y Río de Janeiro, se registraron más de 200 mil asistentes a esas marchas.

En Belo Horizonte, capital del estado Minas Gerais, la protesta de unas 7 mil personas contó con la presencia del senador opositor y candidato presidencial socialdemócrata Aécio Neves, quien afirmó que la población “no acepta más tanta impunidad, tanta mentira y tanta corrupción”.

“Quien va a sacar al país de esta crisis es el pueblo, expresando su malestar”, sostuvo Neves, quien consideró a estas manifestaciones como un “despertar de los brasileños”.

Por su lado, Serra indicó que “es injusto decir que el gobierno no tiene una agenda; la tiene, sí, y es evitar el juicio político (a Rousseff); todo gira en torno de eso, hasta la agenda de viajes”.

En Recife, el diputado federal Jarbas Vasconcelos, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (Pmdb), principal aliado del gobierno, dijo que la renuncia de la mandataria es “el único camino para Brasil”.

Vasconcelos también pidió la salida del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, quien también pertenece al Pmbd pero rompió relaciones con el gobierno de Rousseff, le impuso duras derrotas al gobierno en la cámara y también está bajo sospecha de haber recibido fondos desviados de Petrobras.

Mientras tanto, Rousseff se reunía ayer con sus ministros más cercanos para evaluar con ellos el impacto de las manifestaciones opositoras.

Según la agencia noticiosa estatal ABR, se encontraban con la mandataria el jefe del Gabinete, Aloizio Mercadante, y los ministros de Comunicación Social, Edinho Silva, y de Justicia, José Eduardo Cardozo.

Comentarios