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En La Florida

Empujados por el covid, del cemento al kayak, y de allí a un nuevo espacio para amantes del río

A metros del balneario municipal a orillas del Paraná, abrió Rumbo Perdido: bar, hostel y guardería de kayaks. Los tres socios tienen entre 32 y 45 años y apostaron a este negocio en la zona norte como consecuencia de los años de restricciones por la pandemia


Cuando todo era restricciones horarias y de circulación -cuando el conteo de casos de covid-19 era diario y feroz-, Gianina (32) y Andrés (45) tuvieron una idea: anotarse en un curso de kayak. Vivían en un departamento en el microcentro de Rosario, trabajaban en relación de dependencia y al igual que el resto de los ciudadanas y ciudadanos no podían disfrutar de su tiempo libre. Los bares cerraban temprano -si es que abrían- y debían priorizar los encuentros al aire libre para evitar contagiarse de coronavirus en tiempos que no había ni vacunas ni tratamientos.

Las salidas a remar se volvieron una cuota de oxígeno en días muy pesados por el encierro y la rutina lejos de la vida social a la que estaban acostumbrados. Aprender a remar en kayak significó también sumar una nueva actividad deportiva y volver cotidianos paisajes que tenían muy lejos. Fue por esos días que empezaron a idear un proyecto que pudieron concretar los primeros días de este año: la apertura de un bar, hostel y guardería náutica.

La idea original no incluía esta triple propuesta que hoy es Rumbo Perdido (avenida Eudoro Carrasco 3631) pero con el paso del tiempo se entusiasmaron con las potencialidades que le vieron al negocio y además sumaron un socio, Fernando (45), vecino de zona norte, que también buscaba apostar a un espacio de este tipo.

“Emprender en Rosario es muy difícil, es tener en cuenta millones de factores que uno tal vez en un momento inicial no los tiene en cuenta, pero tuvimos perseverancia, tratamos de manejarlo de la manera más prolija posible y de repente hoy nos encontramos con un bar, hostel y guardería para kayaks disponible para toda la ciudad y los viajeros y quienes quieran visitarlo”, cuenta Gianina.

Sobre esta nueva vida conectada al humedal, Gianina dijo: “Empezamos a evaluar alternativas para hacer alguna actividad que sea al aire libre, que podamos hacer juntos con mi pareja porque estar en el encierro y vivir en el centro demanda buscar otras alternativas”, contó Gianina a este medio y agregó: “Quedamos enamorados tanto de la actividad como de la vida en el río, de los paisajes, del ambiente y la energía que te genera este tipo de vínculos y nos pusimos en campaña para comprar un bote y paralelamente notamos que no había guardería para guardarlo”.

La guardería de Rumbo Perdido ofrece cien cunas para la guarda de kayaks simples, dobles y piraguas, además de carritos para el traslado de los botes hacia la costa. Además, destacaron, suman una posibilidad de alojamiento en la zona norte de la ciudad que no tiene tanta oferta para viajeros. Su objetivo es llegar tanto a turistas como rosarinas y rosarinos que quieran disfrutar del río y su paisaje. El bar está abierto de viernes a domingos desde las 18.

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