Ciudad

Juicio vial

Emi y Facu: el auto iba a no menos de 93 km/h

Dos peritos hicieron cálculos parecidos sobre la velocidad del Fiat Uno al momento de la colisión.


Silencio. La proyección muestra el video de la cámara municipal que registra el tránsito de la esquina de Provincias Unidas y Pellegrini. Pasan seis minutos y ocho segundos. Sólo se escuchan fuertes respiraciones entre los asistentes al primer juicio oral y público por un siniestro vial en Santa Fe. En la pantalla un Fiat Uno blanco pasa por la intersección y la madre de Facundo Aguirre, uno de los dos fallecidos en el choque (el otro es Emiliano Cáceres), rompe en llanto. Su hijo y la otra víctima iban adentro del Fiat. Seguido a esto, el perito oficial asegura que el auto iba a 92,88 kilómetros por hora cuando entraba a la ciudad desde el viaducto Che Guevara. Otro mecánico, también llamado a atestiguar, resuelve que iba a 99 kilómetros por hora. Los testimonios se sumaron al juicio que determinará la responsabilidad penal del conductor, Federico Gómez, imputado por homicidio culposo, para el que la Fiscalía y la querella pidieron una pena de cuatro años de prisión efectiva. Hoy continuará el juicio con más testigos y el martes habrá una inspección judicial en distintos lugares relevantes del siniestro.

Mecánica y posibilidades

El perito oficial fue el tercer testigo de una mañana intensa ayer en Tribunales. Su testimonio fue luego de la proyección del video de la cámara de videovigilancia que captó el momento de la colisión, aquel 22 de febrero de 2014. Según contó, nunca había visto un video tan gráfico para hacer el peritaje. El técnico determinó la velocidad a la que se dirigía el vehículo tomando una distancia entre dos columnas y el tiempo que el auto tardó en recorrerla: 25,8 metros recorridos en un segundo. Por eso estimó que el auto iba a unos 92,88 kilómetros por hora. Para el técnico un siniestro de este tipo puede ser causa de tres factores: el conductor, el vehículo y el estado de la calle. En este caso, consideró al conductor como el factor preponderante debido a la velocidad estimada. Además, consideró que el camión estacionado contra el que chocó el Fiat actuó de freno y no pudo esquivarse. Dijo también que de no haber estado el camión ahí, el auto podría haber volcado, chocado a otro vehículo o subirse a la vereda. Incluso, agregó, podría no haber pasado nada.

Luego, otro profesional, un ingeniero mecánico, respaldó la pericia oficial. Tomando el mismo video determinó que el auto iba a unos 99 kilómetros por hora. Presentó una serie de diapositivas con capturas del video. En una de ellas se ve a un camión de La Serenísima muy nítido y al Fiat Uno difuso. “Es increíble la diferencia de velocidad de ambos vehículos”, explicó. Esa toma, estimaron los peritos, es del momento en que el auto esquivó el camión de la empresa láctea y perdió el control.

Según narraron testigos del choque, después colisionó contra otro camión estacionado. “Iba a treinta metros por segundo. Ese es el tiempo necesario para reaccionar. Si se piensa en los obstáculos que tienen las avenidas, es muy rápido. Si chocaban de frente, ninguno de los chicos sobrevivía. Incluso con airbag, cinturón de seguridad y hasta menor velocidad”, señaló el ingeniero.

El camión de La Serenísima es parte de uno de los agentes exteriores al conductor que produjo el choque, según la defensa del imputado. Tal como se escuchó en los alegatos, el camión iba a paso de hombre por el carril más rápido, el izquierdo, del viaducto, y habría llevado al conductor del Fiat a pasar por la derecha. Otro agente exterior fue un badén en la bajada del puente que habría hecho perder el equilibro del vehículo. El tercer agente fue, para la defensa, un camión estacionado en un espacio donde no está permitido contra el que se estrelló el Fiat.

El perito oficial constató que en la intersección de Pellegrini y Provincias Unidas hay un leve declive en el piso. “Pasarlo a 40 kilómetros por hora no tiene incidencia. A 60, habrá qué ver que ocurre. A 90 kilómetros puede haber interferido en la conducción”, especuló. El otro profesional, el ingeniero mecánico, también se refirió al badén pero lo nombró como “saltito” y lo clasificó como “poco perceptible”. Dijo que lo probó manejando a 70 kilómetros y no se aprecia la irregularidad. “No debería haber influido. Para desestabilizar al auto debería haber pasado a más de 130 kilómetros”, concluyó.

Alcohol

Por la tarde las audiencias continuaron con los testimonios de otros compañeros de Gómez, Cáceres y Aguirre. Todos participaron de la organización de la fiesta que precedió al siniestro. Los testigos se refirieron a uno de los puntos clave del juicio: si Gómez estaba alcoholizado al momento de manejar. Los tres coincidieron en que lo vieron tomar durante la fiesta y uno aseguró que no estaba en condiciones de manejar. Cabe recordar que la pericia toxicológica no se pudo realizar. Sobre esto, continúa una causa paralela en la que se investigan irregularidades de la Policía.

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