Espectáculos

Emerson, Lake and Palmer vuelve al país

El baterista Carl Palmer declaró que con el grupo "siempre casamos los clásicos con el rock, tocando música que nos inspiraba y conmovía". Estarán el 17 de noviembre en el Gran Rex de Buenos Aires

Por Ricardo Salton / ámbito financiero 

Carl Palmer nació en Birmingham, Inglaterra, en marzo de 1950. Participó o fue parte fundamental, de bandas como The Crazy World of Arthur Brown, Atomic Rooster o Asia. También tocó con Mike Oldfield, pero su apellido quedará para siempre indisolublemente ligado a un trío que marcó a fuego la música del siglo XX, Emerson Lake and Palmer.

El baterista Palmer estará una vez más en Buenos Aires y hará una única presentación, el próximo 17 de noviembre, en el teatro Gran Rex, en el contexto de una extensa gira internacional, con un grupo que incluye a Paul Bielatowicz en guitarra y Simon Fitzpatrick en bajo. Dialogamos con Palmer antes de su viaje.

Periodista: ¿Qué lo acerca y qué lo distancia con la música que usted hacía con Emerson, Lake & Palmer?

Carl Palmer: A lo mejor, las diferencias no son tantas. Quizá, se trate exclusivamente de que ahora hacemos música sin teclados. ELP era una banda muy orientada hacia los teclados en la que había una base de bajo y batería. Desde un punto de vista «sónico», sin dudas que lo que hacemos ahora es diferente. Además, hubo temas que originalmente fueron sólo instrumentales, como «Cuadros de una exposición» o «Tarkus», que luego tuvieron letra. Nosotros hemos vuelto a las versiones instrumentales originales.

P.: ¿Qué sensación le produce que el trío siga siendo tema recurrente en su vida?

C.P.: Es innegable que ELP fue creado mezclando las necesidades musicales de tres personas. De allí ha surgido un legado y por cierto me siento muy orgulloso de que se mantenga a través del tiempo. Inclusive, cada tanto hay algún encuentro -el último fue en julio, en Inglaterra, y quizá vuelva a ocurrir pronto-. De todos modos, cada uno de nosotros sigue enfocado en sus proyectos personales y ésa es una buena combinación.

P.: En la década del 70, se consideraba a ELP como una suerte de «crossover» entre la música popular (especialmente el rock) y la música clásica. ¿Ustedes se sentían identificados con ese criterio?

C.P.: Ese «casamiento» entre la música clásica y el rock era algo que sucedía naturalmente en nosotros. Keith Emerson y yo habíamos estudiado música y teníamos un background musical muy rico en el terreno de lo clásico. Greg Lake también tenía su historia musical. De modo que empezamos creando una música que tenía muchas influencias. Y quizá el punto más alto en ese sentido haya sido la adaptación de «Cuadros de una exposición» de Mussorgsky en 1970.

P.: ¿Y mirado desde el rock, se sentían parte de una «élite cultural»?

C.P.: Siempre tocamos música que nos inspiraba y nos conmovía; y todavía sigo haciéndolo. Así que jamás ví lo que hacíamos como algo elitista.

P.: Usted ha sido parte de otros grupos muy importantes. ¿Por qué cree que, de todos ellos, ELP sigue siendo el más recordado?

C.P.: Sin dudas, ELP ha sido, de todas esas bandas, la que ha generado mayor impacto y la que ha tocado en más países. Hemos vendido algo así como 30 millones de discos. Asia también fue un grupo muy popular. Pero quizá ELP es más recordado porque estaba constantemente abriendo nuevos caminos, tanto en lo musical como en lo escénico.

P.: En estos momentos, una vez más, usted está inmerso en una gira internacional muy grande. Después de tanto tiempo, ¿le sigue divirtiendo esa parte de su trabajo?

C.P.: Para mí, tocar es todo. Escribir y grabar puede ser muy excitante, pero nada iguala la sensación que uno tiene tocando en un show grande en vivo. Creo que con eso le contesto.

P.: A lo largo de su vida, usted ha liderado diferentes grupos. ¿Le ha resultado complicado ocupar ese lugar de liderazgo desde un instrumento como la batería?

C.P.: Mucho tiempo atrás, en los años 30 o 40, eran populares las big bands y no era tan extraño tener a bateristas como líderes; pensemos si no en figuras como las de Gene Kruppa, Buddy Rich o Chic Webb. En el rock, es mucho más raro, pero también hay algunos. Entonces, si yo soy la conexión con la música que presento es lógido que mi grupo se llame Carl Palmer Band. No tiene más secretos.

P.: ¿Sigue eligiendo instrumentos tan grandes como en otros tiempos?

C.P.: Ahora la tecnología nos permite crear una sección completa de percusión con un kit sencillo. Así que con eso trato de recrear lo que antes hacíamos con una sección de percusión de tipo orquestal.

P.: ¿Cuál es la música que están tocando en esta gira y qué será lo que escucharemos en Buenos Aires?

C.P.: Como en todos los puntos del tour, ustedes deben esperar los grandes hits instrumentales de ELP con arreglos e interpretaciones nuevos. Me refiero a piezas como «Hoedown», «Fanfare for the Common Man», «Tarkus», «Trilogy», «Peter Gunn», «Pictures at an Exhibition». Además, haremos algunas músicas relacionadas con el jazz o con lo clásico y, por supuesto, estarán mis solos.

P.: ¿Qué referencia tiene de la música de nuestro país?

C.P.: Ya he tocado allí y lo recuerdo con mucho cariño. Hay muchos fans del rock progresivo que aman la música con la que yo he venido estando relacionado. Tenga en cuenta que ELP ha hecho, por ejemplo, música de Alberto Ginastera en su álbum «Brain Salad Surgery».

P.: Para terminar. ¿Cuál es su mirada sobre el rock actual? ¿Sigue prefiriendo el rock de otras épocas?

C.P.: Mis gustos son variados. Escucho todo, desde The Beatles hasta Muse. Mirado desde el estado de la industria de la música, estamos a la vez en el mejor y en el peor momento. Desafortunadamente, la venta de CDs ya no es un camino viable para que los músicos puedan ganarse la vida. Por lo contrario, eso obliga a los músicos a salir de su encierro y tocar permanentemente en vivo, y cuanto más estemos en la ruta, muchísimo mejor.

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