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El VPH y el cáncer cervical

En el Conicet Rosario un grupo de investigadores estudia para conocer los mecanismos por los cuales la infección persistente en el Virus del Papiloma Humano induce la formación de tumores.

La estrecha relación que existe entre las infecciones por el Virus de Papiloma Humano (VPH) de alto riesgo y el cáncer cervical o de cuello de útero fue el hallazgo que le valió el premio Nobel de Medicina al doctor Herald Zur Hausen, en 2008. Desde el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), dependiente del Conicet, el grupo liderado por la doctora Daniela Gardiol estudia los mecanismos por los cuales la infección persistente por VPH induce la formación de tumores.

El VPH es un virus de transmisión sexual y las patologías asociadas afectan principalmente a mujeres de países en vías de desarrollo, explicó Gardiol, bioquímica egresada de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) e investigadora del IBR Conicet Rosario.

“Los hombres suelen no presentar síntomas, aunque en algunos casos el virus induce la formación de verrugas genitales y, en otros, puede causar cáncer anal o de pene”, explicó la investigadora, quien agregó que en las mujeres, dependiendo del tipo de virus de VPH que contraigan, pueden aparecer verrugas, lesiones leves o lesiones severas con riesgo de progresar a cáncer de cuello de útero o cervical. Este tipo de enfermedad  tiene más incidencia en África y Latinoamérica, y en la Argentina presenta una mayor tasa de mortalidad en las provincias de Formosa, Misiones, Salta, Chaco, Corrientes y Jujuy.

Gardiol señaló que el método actual de screening utilizado para detectar alteraciones citológicas asociadas a VPH es el Papanicolaou (PAP), estudio que deben realizarse las mujeres periódicamente. “Con la aplicación sistemática de este método se logra reducir la incidencia de cáncer, al detectar tempranamente las lesiones precursoras, permitiendo un mejor seguimiento y tratamiento”, subrayó.

Recientemente se ha incorporado al Calendario Nacional de Vacunación la vacuna bivalente que protege contra la infección por los VPH tipos 16 y 18, “causantes del 70 por ciento de los casos de cáncer cervical”. Esta vacuna debe ser aplicada  a todas las niñas de 11 años, es decir, antes de comenzar la actividad sexual.

El papiloma

Entre un 15 por ciento y 20 por ciento de los cánceres en humanos están asociados con infecciones por virus de tipo oncogénicos. Desde hace más de doce años el interés de la doctora Gardiol, especialista en virología molecular, es entender los mecanismos por los cuales un virus puede asociarse al desarrollo de un cáncer, y particularmente se ha focalizado en el Virus de Papiloma Humano. Como se mencionó, este virus está relacionado con el desarrollo de cáncer cervical y se ha demostrado que en un 99,99 por ciento de este tipo de tumor hubo previamente una infección por VPH. No obstante, Gardiol aclaró que esto no quiere decir que siempre que aparezca una infección por VPH oncogénico se desarrollará cáncer, por el contrario, en la mayoría de los casos el sistema inmunológico de las mujeres infectadas se encarga de revertir dicha infección de manera espontánea.

Son los casos de infecciones persistentes, a veces con la ayuda de cofactores (cigarrillo, número de parejas sexuales, contexto genético, mala alimentación), los que pueden inducir a la aparición de cáncer cervical, señaló la investigadora. Y añadió: “A mí me interesa saber por qué una infección persistente por VPH puede inducir la formación de tumores, específicamente en este caso el carcinoma cervical, a pesar de que el virus está asociado también a otros tipos de cánceres”.

Conociendo los mecanismos

Haciendo referencia al tema de investigación, la bioquímica explicó que una célula del tejido epitelial –que es el tejido que el virus infecta– posee polaridad, esto quiere decir que tiene una disposición determinada de componentes en la parte apical o basal de la membrana. Esta composición es necesaria para el correcto funcionamiento y para que el contacto célula-célula, que mantiene la arquitectura del tejido, funcione correctamente.

Cuando hay un desequilibrio en esto pude inducirse la formación de tumores. “Nosotros investigamos cómo las proteínas de VPH interaccionan con componentes de las células infectadas para inducir la formación de cáncer. Entre ellos, nos focalizamos en la interacción de una de las proteínas oncogénicas de VPH –la proteína E6– con componentes o proteínas involucradas en mantener la polaridad, lo que llevaría a una pérdida de la misma, con una concomitante disfunción celular”, señaló en un informe publicado por el sitio web del Conicet Rosario (www.rosario-conicet.gov.ar)

“Estudiamos específicamente este tipo de interacciones y exploramos cómo influye esto en la polaridad de las células, en la adhesión a sus células vecinas, y en el control de la proliferación, procesos que están alterados en células derivadas de un carcinoma asociado a VPH”, afirmó Gardiol.

Nuevos reactivos para seguir

Recientemente, a través del área de Vinculación Tecnológica del Conicet Rosario, se firmó un convenio de transferencia de materiales que le permitirá al grupo de Gardiol continuar profundizando sus investigaciones. La compañía Arbor Vita Corporation, de California, Estados Unidos, enviará muestras de anticuerpos no disponibles en el mercado para ser utilizados en investigación básica. “Estos anticuerpos mejorarán la calidad de nuestros trabajos y resultados, porque hasta el momento nos era muy difícil identificar la expresión de la proteína oncogénica E6 del virus. Además, nos pondrá en un mejor nivel de competencia”, aseguró la investigadora.

Una vida en la investigación

La doctora Daniela Gardiol hizo hincapié en la importancia de generar vínculos multidisciplinarios para el trabajo en colaboración con distintos campos de conocimiento y en la necesidad de formación de recursos humanos. Dentro del IBR su grupo fue pionero en aplicar técnicas de cultivo de células, hecho que motivó a que más gente se forme en la temática.

El grupo de Gardiol está conformado por la doctora Ana Laura Cavatorta, la bioquímica Florencia Facciuto, la licenciada Marina Bugnon Valdano y el estudiante Federico Marziali. Además, se ha mantenido una estrecha colaboración con la doctora Adriana Giri, también miembro del IBR, y la doctora Ana Lía Nocito, de la Cátedra de Anatomía y Fisiología Patológica de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR.

Fuente: Conicet Rosario

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