Ciudad

Messi también suma para Rosario en salud

Por Santiago Baraldi.- Con el aporte de la Fundación creada por Lio, integrantes de la unidad de trasplante de médula ósea del Vilela se capacitan en hospital de Barcelona que es centro de referencia mundial en la materia, y al que también ayuda el astro rosarino.


vilela

Mientras el rosarino Lionel Messi sigue batiendo récords jugando al fútbol en el Barsa hay otro que sin dudas es el más importante, incluso que haber atesorado cuatro balones de oro de manera consecutiva: el trabajo que la Fundación Messi realiza, de manera silenciosa, con el Hospital de Niños Víctor J. Vilela y la ayuda económica para que el equipo de la unidad de trasplante de médula ósea pueda capacitarse en el hospital Vall d’Hebrón de Barcelona, referente mundial en esta especialidad. Así, desde el año 2010, que se firmó el convenio entre la Fundación y ambos nosocomios, los seis integrantes de la unidad de trasplante local, que encabeza el hematólogo y pediatra Juan José Di Santo, hematólogo pediatra, vienen adquiriendo la clave experiencia. “Gracias a la Fundación Messi, hoy en el Vilela, contando con un equipo con este alto grado de capacitación, podemos brindar desde Rosario el mismo nivel de atención que brindan en un centro europeo de referencia internacional, como el Vall d’Hebrón”, afirmó orgulloso Di Santo, quien asiste a chicos que gambetean enfermedades de la sangre, contenidos por un grupo humano que también sale a la cancha a pelearle a la leucemia

Fue en el año 2010 cuando Di Santo supo del trabajo que la Fundación Messi hacía en el hospital líder en el servicio de trasplante de médula ósea y se le ocurrió mandar un mail a la Fundación para describir la situación en Rosario. “Jorge Messi –padre del jugador– en persona me llamó de inmediato y al poco tiempo nos reunimos y le llevamos un proyecto y se firmó un acuerdo con el hospital catalán. Estas son prácticas muy especializadas y había que volver a reactualizar los conocimientos, las prácticas, las drogas; en ese momento, dos de nosotros viajamos por primera vez”, señaló.

Di Santo vuelve a viajar la semana próxima y estará tres meses, el mismo tiempo que cada miembro del equipo se instala en Barcelona. La Fundación Messi tiene un departamento cerca del hospital y se encarga de los gastos de estadía y pasajes de avión. Ya se han ido a capacitar y actualizar conocimientos Laura Girardi, pediatra y jefa clínica de la unidad de trasplante; Silvia Lavítula, especialista en medicina transfusional, jefa de hemoterapia y encargada de la recolección de la médula; Sandra Gagliardi, enfermera; Mercedes Tomasetti, subjefa del equipo de hemoterapia, y Carmen Tejada, licenciada en enfermería y coordinadora del equipo de enfermería de la unidad, quien regresó a Rosario la semana pasada.

El Vilela cuenta con dos camas para hacer trasplante y tiene siete chicos en lista de espera. Sin embargo, Di Santo aclaró que el trasplante de médula “rara vez” es un tratamiento de primera elección: “Se llega como última alternativa terapéutica, cuando las otras fracasaron”, dice y cita las quimioterapias tradicionales y radioterapias. “Sólo en algunas patologías muy puntuales puede ser indicación de primera línea. Las patologías oncológicas como leucemias, linfomas, tumores sólidos y algunas enfermedades como las inmunodeficiencias como aplasia de médula ósea, por ejemplo”.

Actualización y capacitación

El jefe del área relató cómo es un día de labor en el efector catalán: “Cuando nosotros vamos allá nos sumamos a trabajar con el equipo del Vall d’Hebrón, se hace la evaluación pre-trasplante, estamos en el trasplante, en la internación dentro de la unidades, el seguimiento post-trasplante además de participar de las actividades académicas, seminarios, presentación de casos, se reúne el equipo para evaluar a los nuevos pacientes a trasplantar… Es un trabajo a full desde las 7 de la mañana a las 7 de la tarde. En estos dos años hemos tenido la posibilidad de actualizarnos y capacitarnos; podemos decir que en todas las prácticas y en lo diario lo hacemos como ellos. Son nuestros referentes y cuando surgen dudas de manejo los tenemos a ellos para una respuesta inmediata. Los recursos pueden ser diferentes, pero el instrumental y el equipamiento es el que necesitamos, el que exige el Incucai por ley para tener una unidad habilitada”.

Si bien hace una década el Vilela trabaja en oncología infantil, no hay estadísticas al respecto. Pero Di Santo apunta que “desde octubre del año pasado se empezó a trabajar de otra manera” y lo explica en el trabajo conjunto entre el hospital, las áreas de Salud Pública, el Cudaio y el Incucai. “Antes –remarca– los trasplantes eran más espaciados. Ahora tenemos una lista, tenemos muchos pacientes; el trasplante de médula pediátrico es una indicación cada vez mayor. Antes había más limitaciones, ahora hay más tratamientos”.

Di Santo marca que en el país hay sólo tres unidades pediátricas de alta complejidad a nivel público: el Garrahan en Buenos Aires, el María Ludovica en La Plata y el Víctor J. Vilela. “Hay una alta demanda a nivel nacional, con una espera importante, y haber mejorado calidad de trabajo y capacitación hace que el Vilela esté bien considerado: el mismo Incucai, como organismo nacional, está tratando de coordinar un programa de referencia y derivaciones para que no vayan todos los pacientes a Buenos Aires y haya un circuito para que de otras provincias vengan aquí. Nos están llegado pedidos de San Juan por ejemplo, y los estamos organizando”, concluyó.

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