Por primera vez se lleva a cabo en Rosario la Global Game Jam, un encuentro que se realiza de manera simultánea en 49 países y con sede en 186 ciudades que alberga a artistas, músicos, diseñadores, programadores y, por supuesto, a expertos y aficionados del software. Hasta hoy los participantes trabajarán en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC), ubicado en Paseo de las Artes y el río, para crear un videojuego en menos de 48 horas, a partir de una consigna mundial que se mantiene en secreto hasta la apertura de las jornadas. En esta ocasión la incógnita se develó el viernes, cuando comenzó la actividad: “El sonido del latido de un corazón”.
El espíritu de las jornadas no es competir sino intercambiar experiencias y exponer ideas para impulsar la industria local de videojuegos. “No hace falta que sepan programar, también son necesarios aquellos que se desempeñen en otras áreas como la música, el diseño o el arte gráfico”, explicó Ignacio Puccini, integrante de Rosario Game Devs, uno de los grupos organizadores. El joven, de 21 años, a los 13 ya usaba un programa básico con el que creó un pequeño juego de “un bichito que saltaba”. Cuando terminó el secundario se anotó en la flamante Tecnicatura en Diseño y Programación de Videojuegos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y es hoy uno de los primeros egresados de la carrera.
La convocatoria del CEC superó ampliamente las expectativas previstas. Según indicó Puccini, el cupo era de 40 y recibieron más de 55 solicitudes. “Hubo gente que fue derivada a Santa Fe porque en Rosario no teníamos más lugar”, indicó. En la edición de este año la Global Game Jam cuenta en Argentina con tres sedes de Capital Federal, dos en la ciudad Santa Fe, y una en Tucumán, una en San Luis, y la de Rosario.
Conseguir trabajo jugando
La consigna es crear un prototipo de videojuego en menos de 48 horas, lo que “es muy poco tiempo”, remarcó con toda lógica Puccini. “Las grandes empresas tardan tres años en hacerlos, y además cuentan con un plantel de más de cien personas que trabajan en ellos, sin contar con los estudios previos de mercado y marketing que les muestran cuáles son las preferencias de los niños y adolescentes”, explicó. Además marcó que el valor agregado de la Global Game Jam es que les permite a los jóvenes mostrar su talento y capacidad a posibles empleadores.
“En este tipo de eventos en donde más se consigue trabajo porque las empresas vienen y te observan trabajar. En realidad piensan que es un potable creador de videojuegos el que es capaz de hacerlo en ciertas condiciones como son, por ejemplo, el trabajar gratis, a contratiempo y con gente desconocida”, dijo el joven.
El eje temático sobre el que trabajan, como se dijo, es “el latido de un corazón”, y con esa idea los grupos de jóvenes ya pusieron manos a la obra. Hay algunos que inventaron un juego de mesa en el que un virus tiene que darle pelea a los glóbulos blancos. Otros, crearon un video que es una suerte de nave que “va matando enfermedades por las venas”. También hay un corazón que, fiel al estilo Rambo, “dispara bichos para todas partes” y hasta un hospital donde un médico, al estilo de “Doctor House”, atiende a los pacientes.
Sobran desafíos
El año pasado el disparador fue el Ouroboros, el símbolo de la serpiente que se come su propia cola, una figura milenaria que para algunas culturas representa el esfuerzo y la lucha eterna y, para otras, la naturaleza cíclica de las cosas. “A partir de esa imagen se generaron muchas ideas donde lo fundamental era hacer un juego simple e innovador y tratar de romper con los típicos de disparos que se encuentran en cualquier lado”, explicó Puccini.
El Global Game Jam comenzó el viernes por la tarde en el CEC, momento en que también se dio a conocer en forma simultánea la consigna a nivel mundial. El encuentro finalizará hoy a las 18.30 cuando los participantes presenten sus creaciones, jornada en la que puede haber grandes sorpresas, ya que el espíritu de los organizadores es impulsar videojuegos más “artísticos”, e incluso “hasta abstractos”.
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