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Terremoto

El temblor se percibió como el más fuerte en la provincia

Según estiman llegó a 4 puntos en la escala Ritcher y se sintió más que el de la localidad sanjuanina de Caucete en 1977.


El temblor que se sintió el último martes pasadas las 20 en la ciudad fue tema ineludible de diálogo a lo largo de todo el día de ayer. Pasadas las horas se fueron conociendo más repercusiones y según contaron desde la Dirección de Protección Civil a los pocos minutos que se sintiera el remezón del terremoto con epicentro en Chile “explotaron” las cinco líneas de teléfono por la cantidad de llamadas contando y preguntando qué ocurría, lo que las terminó saturando de manera inmediata. “Rato más tarde, cuando recorrí las calles me encontré con gente realmente desesperada”, destacó su titular Raúl Rainone.

Por su parte, Jorge Casarotto, uno de los geólogos más respetados de la provincia, perteneciente a la Universidad Tecnológica Nacional (UNL), afirmó que fue el evento que más se sintió en la zona desde que se tiene registro, aún más que la onda del terremoto de Caucete, en la provincia de San Juan, en 1977.

El geólogo Casarotto sostuvo que por las características que presentó, la onda sísmica que llegó hasta Rosario llegó a alcanzar con seguridad el grado 4 en la escala Ritcher, cifra que no es peligrosa respecto a daños en estructuras pero sí se hace notar, principalmente en las construcciones en altura.

De hecho el subsecretario de Gobierno municipal, Claudio Díaz, confirmó que no se registraron daños materiales ni consecuencias en las edificaciones.

Por su parte, el titular de Defensa Civil, Raúl Rainone dio cuenta de que instante después en el momento del temblor, que tuvo una duración extremadamente larga de casi un minuto, las llamadas saturaron las líneas de la repartición: “Fue más que nada por la sorpresa y la falta de costumbre que tenemos ante este tipo de eventos –razonó–. Más que nada se pedía información sobre qué estaba sucediendo. Lo que nosotros hicimos fue dar respuestas a medida que se iba teniendo información concreta”.

Las llamadas comenzaron a sonar todas juntas en el conmutador de Protección Civil.

“Nosotros tenemos cinco líneas que quedaron totalmente saturadas. Así fue que se fue dando respuesta con las distintas centrales de emergencias, como Bomberos. Hay que reconocer que en un primer momento hubo caos”, siguió.

El funcionario recordó que al ser Rosario una ciudad que no está preparada para esta clase de eventos naturales provocó entre sus habitantes una sensación de desazón e incertidumbre, con una alta dosis de temor. “Estamos acostumbrados o esperamos que puedan ocurrir tormentas fuertes o incendios, pero esto no. Poder atender a tantos casos a la vez fue bastante caótico. Yo, por ejemplo, fui hasta la Maternidad Martin y ví la desesperación de la gente en las veredas sin saber qué pasaba”, recordó.

Por su parte, Casarotto marcó que el sismo de 8,4 grados en la escala de Ritcher “duró bastante tiempo en su epicentro, unos cinco minutos”.

“Tuvo una profundidad bastante cercana a la superficie, apenas quince kilómetros, y eso hizo que lo sintiéramos en esta zona”, explicó.

“Cuando ocurre un sismo hay una liberación brusca de energía, de las capas de la tierra, es como tirar una piedrita en un estanque tranquilo. Lo mismo pasa con las ondas sísmicas: el valor de la onda llegada acá a la zona del Litoral es mucho menor, podemos calcular un grado 4 para la escala de Ritcher, lo que no es un valor peligroso”, afirmó.

Acto seguido explicó –con una frase inquietante– que “no hay ninguna zona del planeta exenta de que se produzca un sismo”, aunque luego aclaró que el país está dividido en cuatro regiones sísmicas, “y Santa Fe es la de menor grado”.

“Es bueno que a veces nos dé un remezón para que nos haga acordar que estamos sujetos a los eventos naturales”, remarcó.

“Ayer se sintió bastante más que el del 1977 y tuvo muchas repercusiones en muchas provincias. El foco sísmico no es tan puntual, tiene un área, y lo de Santa Fe fue notable. En la capital provincial y en Rosario quizás podamos pensar en un grado 4. Tampoco estamos exentos de que vuelva a ocurrir. Hay que estar atentos, los gobiernos provinciales alertas ante este tipo de desastres que esperemos nunca ocurra acá en la región. Los Colegios de Ingenieros de la provincia hasta ahora no han determinado que se construyan edificios sismorresistentes, no obstante hay que recordar que las cosas no son estáticas”, concluyó.

Una víctima fatal en la Argentina

El terremoto en Chile se cobró una vida en la Argentina. El impensable caso ocurrió en el partido bonaerense de San Isidro, donde Gustavo Bustamante, de 50 años, falleció por los golpes sufridos al caer de las escaleras cuando se estaba evacuando del edificio en el que vivía, en el octavo piso, y, en ese instante, habría sufrido un infarto.

Los vecinos confirmaron que el hombre vivía solo desde que quedó viudo hace ocho años e indicaron que tenía una leve discapacidad por un problema en una de sus rodillas.

Hasta ayer, Bustamante era la única víctima fatal del país relacionada con el sismo, cuya onda se sintió en varias provincias argentinas, especialmente en las construcciones en altura.

Las más afectadas fueron Mendoza y Catamarca. En la primera el gobernador local, Francisco Pérez, reunió ayer al Consejo de Seguridad provincial para evaluar daños y acciones. En varias localidades se suspendieron las clases –en 12 escuelas se evaluaba tuvieron daños estructurales, pese a que todas son antisísmicas–, y en la ruta 7, que conecta la capital mendocina con el paso internacional hacia Santiago de Chile, se revisaron los puentes y se removieron escombros. Reportes no definitivos contabilizaban 72 casas con fisuras que se evaluaran con técnicos.

En tanto, el gobierno de Catamarca desmintió que se hubieran producido daños en el Dique Las Pirquitas, ubicado a 25 kilómetros al norte de la capital provincial, donde se realizó una inspección en el murallón y de toda la zona del embalse.

Inspección a la Martin

Poco después de las 20 del martes, cuando se sintió el temblor en la ciudad, uno de los lugares donde se vivieron escenas más fuertes fue en la Maternidad Martin, al punto que las salas tuvieron que ser desalojadas y se esparcieron las camillas en la vereda con algunas mujeres con trabajo de parto. Esto hizo que ayer, personal de la Dirección General de Obras Particulares realizara una inspección para ver si el edificio había sufrido algún daño por la onda sísmica. Tras una minuciosa revisación se constató que no había nada fuera de lo normal.

“No hemos registrado ningún inconveniente más allá del susto que tuvimos el día del temblor. Todas las áreas están funcionando con normalidad desde ayer (por anteayer) a las 22”, remarcó Leonardo Caruana, secretario de Salud Pública del municipio.

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