Alvaro Arellano
El poder adquisitivo del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) cedió permanentemente desde el año 2011 a la actualidad. Las sucesivas negociaciones que celebró durante los últimos años el Consejo del Salario apenas intentaron seguir la inflación en lugar de recomponer el poder de compra de las y los trabajadores. La instancia celebrada la semana pasada y oficializada este martes en el Boletín Oficial, ratifica esa tendencia.
Luego de la reunión del martes pasado entre las centrales sindicales, empresarios y el gobierno nacional, se acordó un aumento del 20% en cuatro tramos para el salario mínimo, que terminará de concretarse recién en marzo del año que viene. Para ese entonces, se calcula que en términos reales el SMVM quedará casi un 16% por debajo de su valor de diciembre del 2019. El incremento será del 7% en diciembre, 6% en enero, 4% en febrero y 3% en marzo.
La negociación determinó que los 57.900 pesos actuales pasarán a 61.953 el mes que viene, hasta llegar en marzo a 69.500 (previamente habrá aumentos en enero y febrero). Las sumas indiscutiblemente bajas si se tiene en cuenta que para no perder el poder adquisitivo del mismo mes de 2021, el monto debería llegar a 63.856, mientras que para equiparar el de diciembre de 2019, debería ser de 69.197. Más preocupante aún resulta que para alcanzar el valor de 2015, el salario mínimo debería elevarse casi hasta los 90.000 pesos.
— A partir del 1° de diciembre de 2022, el salario mínimo pasará a $61.953 para todos los trabajadores mensualizados, y de $309,77 por hora para los jornalizados.
— A partir del 1° de enero de 2023, en $65.427 por mes y $327,14 por jornada.
— A partir del 1° de febrero de 2023, $67.743 y $338,72 respectivamente.
— A partir del 1° de marzo 2023, en $69.500 y $347,50 respectivamente.
Se estima que el salario mínimo impacta en más de seis millones de trabajadores formales, y sirve de parámetro para el sector informal, que abarca aproximadamente el 40% del total del mercado laboral. También repercute en el salario inicial docente (que por ley debe estar por lo menos un 20% por arriba del salario mínimo) y en las jubilaciones, ya que su evolución determina el valor diferencial de la jubilación básica con el 82% móvil de aquellos con más de 30 años de aportes. Por otra parte, tiene incidencia en la evolución de los programas Potenciar Trabajo y Acompañar, destinado a víctimas de violencia de género.
Durante la reunión del Consejo, desde el gobierno nacional destacaron que el aumento de marzo de 2022 a marzo de 2023 será del 110%, un porcentaje similar a lo que se espera durante ese mismo período para el índice de precios. Por su parte, la CTA Autónoma se opuso a la propuesta al considerar que era necesario un aumento de al menos el 47%, más del doble de lo estipulado, y brindaron una serie de argumentos para defender esa posición.
En primer lugar, pidieron tener en cuenta las pérdidas del poder adquisitivo del salario mínimo sufridas durante los cuatro años de Cambiemos, calculadas aproximadamente en un 20%. Pero también destacaron que desde fines de 2019 a esta parte, la pérdida fue del 11%. Además consideraron que, si bien en marzo el aumento interanual del salario le ganaría a la inflación proyectada (110% vs 105%), el mes próximo, el aumento interanual quedaría por debajo del nivel de precios (93,6% vs 99,8%). Es decir que los números pronostican un empate para marzo, pero mientras tanto afirman una pérdida en el corto plazo, sumado a todo lo que ya se perdió.
Por su parte, desde Cifra CTA, elaboraron un informe en el que expusieron la evolución del Salario Mínimo Vital y Móvil en diferentes períodos para comparar las pérdidas sufridas en cada tramo. En primer lugar mostraron la evolución del indicador desde el año 2001, en el que se ve un constante ascenso hasta el año 2011, que es cuando empieza a darse una caída permanente.
Más adelante, trazaron el recorrido del poder adquisitivo desde diciembre de 2019 hasta la previa de este último aumento, donde se puede observar la pérdida de casi el 11%.
El estudio fue un poco más atrás y midió las pérdidas respecto a 2015. En ese momento, a valores de 2022, el mínimo se encontraba en 79.453 pesos, mientras que al momento, previo al incremento, está en 54.519.
Otra de las referencias que da cuenta del nivel de deterioro del ingreso mínimo, es el porcentaje que representa sobre la Canasta Básica Total, el indicador que mide el dinero que necesita una familia para cubrir sus necesidades básicas.
Entre 2015 y la actualidad, ese porcentaje fue variando año a año, pero siempre con una tendencia decreciente. En el inicio de la serie, el mínimo vital y móvil representaba el 58% de la Canasta Básica Total. Actualmente, representa tan solo el 39%.
Respecto a la evolución histórica durante estos últimos años, el director del Observatorio Social de la CTA Autónoma, Luis Campos, sostuvo: “En marzo de 2023 el SMVM en términos reales va a ser un 15,9% más bajo que en diciembre de 2019. De hecho, durante toda la gestión del FdT el valor real del SMVM se mantuvo por debajo del nivel que tuvo en el cambio de gobierno”.
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