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El radicalismo “tiene que salir de la cultura del ombliguismo”

Por David Narciso.- El vicegobernador hizo especial mención a dirigentes de Rosario. Sugiere debatir la alternancia en el poder en Santa Fe. Celebró lanzamiento del FAU, pero señaló como un error las posiciones sobre el Código Penal de Binner, Cobos y Sanz.


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En lo que va de su mandato de vicegobernador a Jorge Henn le tocó en ocho oportunidades hacerse cargo del Ejecutivo por ausencia del gobernador. No es la única particularidad, porque siendo de la capital provincial desembarca todos los viernes en Rosario donde reparte el tiempo entre las clásicas audiencias de despacho y actividades menos convencionales pero de mayor volumen político. El último viernes hábil, por ejemplo, entregó reconocimientos de parte de la vicegobernación a una larga lista de instituciones y personalidades y por la tarde visitó dos escuelas en Cabín 9 y Empalme Graneros. En esas recorridas, dice que la seguridad y la inflación son los temas que más inquietan a la gente y que jamás promete soluciones demagógicas porque no sería una relación sincera con los ciudadanos. Militante radical desde los 16 años atravesado por la experiencia de gobierno de Raúl Alfonsín, afirma sin titubear que jamás lo encontrarán en otro lugar que no sea apuntalar las políticas del gobernador. En esta charla repasó el nacimiento del Frente Amplio Unen, pidió incluir la alternancia dentro del Frente Progresista como tema de discusión, elogió a los radicales que se preparan para gobernar y se mostró muy crítico de los dirigentes que padecen “ombliguismo”, con especial mención a radicales de Rosario.

—Esto de salir de la oficina, aquí o en Santa Fe, le significa ser blanco de reclamos y asumir problemas. ¿Cómo le va con eso?

—Tiene que ver con una forma de entender la militancia política. Ponerle la cara al dolor también significa compromiso.

—¿Todos los radicales le ponen el pecho a las balas a la hora de defender al gobierno provincial?

—Yo veo un Frente consolidado, que lógicamente deberá poner en la agenda temas como la alternancia en el poder. Hoy tenemos una incipiente experiencia como el Frente Amplio Unen que tomó insumos de la experiencia del FPCyS de Santa Fe y que empieza bastante bien, porque institucionaliza temas: cómo resolver conflictos internos, qué ocurre si se modifica el sistema electoral y no hay internas abiertas, etcétera. Hay que animarse a pensar el Frente Progresista con esas herramientas. Lo digo como miembro de la UCR, lo cual no quita que la prioridad sea gobernar y, en mi caso, aclaro que no hay ninguna posibilidad de que no sea estar apuntalando las políticas que lleva adelante el gobernador.

—Usted elogió el arranque del FAU. ¿No le parece que haber tenido que leer un documento genérico en reemplazo de los discursos exhibe diferencias muy difíciles de amalgamar?

—Celebro que el tema del liderazgo, es decir quién es el que va a hacer lo que hay que hacer, haya sido desplazado para una segunda etapa por otro tema más importante: qué es lo que hay que hacer. Este FAU tiene que definir rápidamente una agenda de temas que hablen de lo que la Argentina necesita para los próximos años.

—Eso aún no está.

—Lo primero es que se consolidó un espacio que tiene que constituirse en alternativa, en especial para un posible escenario de balotaje. Va a haber figuras como (Daniel) Scioli o (Sergio) Massa que de alguna manera tienen que hacerse cargo de su cercanía con el kirchnerismo. Es un dato de la realidad. Massa fue jefe de Gabinete. Me acuerdo que en el programa de Tinelli lo imitaba Mariano Iúdica y el matiz era para empezar “Señora presidenta…”. ¿Ese es el opositor máximo del gobierno? Por eso creo que hay que definir una agenda, y no salirse. Fíjese lo que pasó con el (anteproyecto de) Código Penal, es un buen ejemplo. Qué fácil es usar el recurso de identificarse con el enemigo de la gente. Lo hizo Massa. El Frente tiene que mantener una línea que, hay que decirlo, en algún caso puede llevarlo a tener coincidencias coyunturales con el kirchnerismo.

—Da la impresión que Massa incomodó a la oposición, ¿no?

—(Lo que pasó con el Código Penal) me pareció no sólo un error ideológico, sino una ingenuidad ir atrás del planteo de Massa. Digo ingenuidad porque, encima, la gente que está a favor de una posición reduccionista del debate, la derecha, lo va a votar a Massa, no a Binner ni a Cobos ni a Sanz, que no fueron claros con ese tema.

—¿La UCR está en condiciones de volver a ser gobierno con una agenda progresista?

—Nuestro partido representa valores muy sensibles para la sociedad, pero también debe salir de la cultura del ombliguismo. Acá en Rosario también. Repito: salir de la cultura del ombliguismo, y hablar de la agenda de la gente. Observo que hay un conjunto de hombres y mujeres del radicalismo, dentro y fuera de la provincia que está construyendo capacidad de gestión. Veo que se está consolidando una camada generacional de radicales que además de expresar los valores de la república, la honestidad y la decencia, están mirando a la gente a la cara, dejando de hablar de la nostalgia y de pelearse por lugares en la comisión directiva de un club, para hablarle a la sociedad.

—Acaba de hacer especial mención a Rosario. ¿Es por eso que a veces se escuchan radicales tanto o más críticos que la oposición?

—Creo que hay que bajar algunos cambios, dejar el tacticaje de lado, tacticaje cortoplacista, que nos hace pensar que tenemos que sacar el mejor resultado en una negociación en este momento sin pensar qué genera eso en una construcción para más adelante. Yo quiero pensar en un radicalismo para los próximos años, y tiene que ver con esto y no con una confianza ingenua en el futuro. Hay que pensar concretamente qué insumos hoy tenemos para construir el radicalismo. Prefiero hacer un análisis por la positiva de dirigentes de la Unión Cívica Radical, como los intendentes de Santa Fe, Santo Tomé y muchos más.

La negociación con la mayoría opositora

—Acaba de votarse en el Senado el proyecto de endeudamiento para obras de infraestructura. ¿Las concesiones que se hicieron a la oposición durante la negociación son una muestra de las limitaciones del oficialismo con la actual composición de la Legislatura?

—¡Tenemos que sentarnos a dialogar! Algunos dicen “¡Eh!, están negociando”. Pero por supuesto que tenemos que negociar, lo cual no sólo tiene que ver con un mapa político adverso en las cámaras, sino con la convicción de que es un elemento que coadyuva a mejorar el diálogo y la calidad institucional. Estamos hablando de proyectos a medio y largo plazo, acueductos, cárceles. La toma de crédito público la usan todas las provincias, y Santa Fe está apenas en un 2 o 3% de lo que permiten las leyes y la Constitución provincial. El Senado dio un aval por unanimidad a más acueductos, más cárceles y más policías en la calle.

—Algunos leyeron la exigencia de obras que introdujo la oposición, por una cifra similar a la propuesta por el Ejecutivo, casi como una extorsión del PJ. ¿Usted defiende el resultado que tuvo esa negociación?

—Por supuesto que sí. El senador es el que conoce de cerca el territorio. Son ellos los que vuelven a sus lugares de origen donde, en algunos casos, sobre todo el norte, hay un déficit de inversión muy grande. Quiero aclarar que esto no quiere decir que esas obras se van a hacer de un día para otro, sino que marcan un camino a seguir. Y es importante que no se oponen al Plan Estratégico que viene construyendo la provincia.

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