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El peligro de tener un arma

Un pibe estaba manipulando una pistola delante de conocidos en una esquina y, cuando se dispuso a guardarla en la cintura, se efectuó un disparo en el abdomen y falleció en el hospital Roque Sáenz Peña. “La es

“Si sos de Las Flores tenés que tener un arma”. La máxima de la vecina le jugó una mala pasada a Juan Cruz Torres, de 16 años y conocido como Tatú, quien murió anteanoche de un disparo en el abdomen minutos después de intentar guardar su arma en la cintura, acción en la que se le escapó un tiro. El impacto del proyectil calibre 11.25  hizo que el pibe se desvaneciera al costado del dispensario Juan Domingo Perón. Alertados por la detonación, los vecinos salieron a la vereda y llevaron a Tatú hasta el hospital Roque Sáenz Peña donde le practicaron en vano tareas de resucitación. A las 20.30 de anteanoche, el médico del centro de salud dio la terrible noticia a los familiares: el adolescente había fallecido como consecuencia del daño que provocó el plomo. Por el momento la Policía no descartó que el caso haya sido en realidad un homicidio, aunque los habitantes del barrio le dijeron al personal policial que la víctima recibió el disparo mortal cuando manipulaba una pistola y se le escapó un tiro.

Ayer al mediodía, mientras el sol calentaba las viviendas –en su mayoría de chapa– ubicadas en Flor de Nácar al 7100 en esta suerte de veranito de fines de abril, varios adolescentes comentaban lo sucedido la noche anterior con Tatú. Entre quienes charlaron con este diario no había testigos del hecho, pero todos se abalanzaron para contar su versión de la muerte de Juan Cruz.

Según refirieron los pibes, Tatú estaba con una barrita de chicos en los troncos que están en Estrella Federal al 1900, sentados debajo de la leyenda escrita en rojo La Skina. “En un momento, estaba mostrando el arma y cuando la quiso guardar se la dio. El tiro le entró por el lado derecho y salió por la pierna izquierda. Lo lastimó todo y le salía mucha sangre porque la bala era calada” señaló uno de los chicos.

Por su parte, otro de los pibes recordó que hace unos años, cuando la víctima fatal compró la pistola 11.25, con la cual se estima se hirió (al cierre de esta edición los pesquisas no la habían encontrado), casi mata a un amigo, porque también se le escapó un balazo. “Esa vez también se le escapó, puede ser porque tenía el gatillo cebado. Ése apenas lo tocás sale. Anoche (por el miércoles) estaba con unos amigos pero no le pegó nadie, el tiro se la dio solo”, aclaró el adolescente.

Según fuentes policiales, alrededor de las 20.30 de anteanoche personal de la subcomisaría 19ª recibió un llamado de parte de los profesionales del hospital Roque Sáenz Peña donde alertaron que ingresó un adolescente de 16 años con un disparo en el abdomen, quien falleció minutos después.

“Cuando se entrevistan a los parientes dicen desconocer cómo sucedieron los hechos, mientras que el personal policial que estaba en la vereda del dispensario donde se encontró al pibe secuestró una vaina servida calibre 11.25 y un proyectil sin detonar. Sin embargo, no se pudo encontrar el arma, la cual se presupone estaba manipulando la víctima fatal”, indicaron los voceros.

“Otra de las hipótesis puede ser que la pistola estaba en poder de otro de los chicos del grupo y se le haya escapado el disparo”, agregó otro de los investigadores, descartando, al menos por el momento, que la muerte de Torres haya sido un asesinato.

“Algunos de los vecinos contaron por lo bajo que Tatú se juntaba con una barrita de pibes que no tienen buena fama. Para un chico de la zona establecer relaciones con una de las bandas que hay significa arriesgar mucho más que la pertenencia a un grupo. También denota que cualquier problema que tenga algún integrante con otra bandita hará que respondan todos por la acción. Por eso estaba armado, por la junta”, explicó un hombre de la zona.

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