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El paraíso Techint: una ingeniería societaria que dificulta cualquier control del Estado 

El organigrama que compone el imperio de Paolo Rocca expone una técnica compleja para radicar sus empresas en países que invitan a la evasión fiscal. La complejidad en el entramado también dificulta cualquier fiscalización de sus cuentas por parte del Estado


Empresas radicadas en paraísos fiscales o en países con bajas exigencias tributarias y firmas controlantes que simulan deudas con sus filiales argentinas para no pagar por sus ganancias, figuran entre las artimañas que utiliza el Techint para evitar al fisco y maximizar sus dividendos. El grupo liderado por Paolo Rocca diseñó un aparato que lejos de exponerlo a los vaivenes de la economía, le posibilitó un blindaje a prueba de crisis. Pese a esto, la firma decidió despedir a 1.450 trabajadores una vez que se conoció la prórroga de la cuarentena el día 29 de marzo.

Un informe del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (Mate) expone detalles del entramado societario del grupo Techint. Una ingeniería que le permitió a la multinacional “fugar divisas fácilmente” y pagar la menor cantidad de impuestos posibles en Argentina y en otros países.

La radiografía del organigrama también pone al descubierto lo difícil que resulta para cualquier ente fiscalizador del Estado controlar la situación económica de la empresa. Analizar cada firma de manera individual ofrece un panorama incompleto, ya que cada una de ellas posee contactos con firmas extranjeras.

La medida anunciada por gobierno nacional el 29 de marzo tenía como objetivo resguardar a buena parte de los trabajadores, entre ellos quienes prestan servicio para la multinacional. Desde la gerencia lo entendieron como la extensión del parate económico y una amenaza para las finanzas de la estructura, por lo que decidieron cesantear a miles de empleados.

“Eso que hace la empresa lo hace como consecuencia de que no está prohibido, tiene la legitimidad apoyada en que no hay nada que lo regule ni lo prohíba, lo cual hace muy dificultosa la fiscalización por parte de los Estados”, explicó Sergio Arelovich a El Ciudadano.

El esquema

Techint está liderada por una fundación con sede en Países Bajos. A partir de allí se despliega un esquema donde por debajo aparece San Faustin, una financiera de Luxemburgo que controla a varias compañías de ese país entre las cuales aparecen Ternium y Tenaris.

A su vez, de San Faustin se desprende la firma Tecpetrol, aquella que cobró subsidios millonarios para hacer pozos en Vaca Muerta durante el gobierno de Mauricio Macri. Tiene sedes en Argentina, España y Uruguay.

El trípode del grupo Techint se completa con la pata financiera, donde aparecen firmas de Islas Caimán, Panamá y Países Bajos.

Este organigrama permite que las filiales argentinas se endeuden con sus controlantes extranjeras. De esta manera lo que hacen es remitirles pago de deudas con importantes intereses.

En los balances de las empresas locales se declaran salidas de dinero (que van a las firmas societarias de otros países) pero que esas empresas no las declaran como ingresos. Esto genera que ninguna de las dos partes pague un impuesto por esos montos.

“Es imposible trazar el rastro de algunas operaciones. La otra práctica es blanquear la ganancias donde menos pagan impuestos”, indicó Lavih Abraham, uno de los economistas de Mate.

Una práctica habitual

Esta dinámica fue adoptada por Techint poco antes del estallido social del año 2001 en Argentina. En ese momento la gerencia decidió mudar sus oficinas de Puerto Madero a Luxemburgo. “Su oficinas de la ciudad de Buenos Aires fueron asignadas a las empresas radicadas en Argentina, controladas algunas por Tenaris y otras por Ternium, las dos primeras compañías constituidas en Luxemburgo”, señalaron desde Mate.

La lógica de radicar a las empresas controlantes en países con baja o nula tributación, más conocidos como paraísos fiscales, se volvió una práctica habitual para la familia Rocca. De hecho marcó una tendencia en el sector ya que varias multinacionales adoptaron la misma costumbre.

El armado del organigrama que conforma al grupo permite enlazar las piezas ya que analizar a cada firma de manera individual, da un panorama incompleto. El tráfico de compras y ventas entre cada eslabón del grupo Techint es intenso, los préstamos otorgados y recibidos entre ellos, también.

“La constructora de Techint es un eslabón de otra compañía del grupo, también radicada fuera del país, en este caso bajo el régimen de sociedades financieras del Uruguay”, ejemplificaron desde Mate. Esa firma se llama Techint E&C y a su vez está controlada por Techint Investments S.A. radicada en Panamá.

Sobre este caso explicaron: “La empresa uruguaya declaró ventas en 2017 por algo más de 1.400 millones de dólares y dice tener 18.000 trabajadores. Es claro que no sólo allí sino también en Argentina, Brasil, Chile, México, Perú, Egipto, España e India”.

Sobre este caso, Abraham agregó: “Esa firma esta ahí porque en términos generales Uruguay les exige menos, en ese sentido es casi un paraíso fiscal, o por lo menos más benevolente con el control”.

En medio de este complejo entramado, resulta más que difícil para cualquier ente fiscalizador, evaluar si la situación económica del grupo amerita o justifica los miles de despidos que ejecutaron una vez declarada la prórroga de la cuarentena.

“Lo ocurrido con Techint exterioriza una importante deuda en el sistema legal argentino respecto de lo que se debe permitir y no permitir en el régimen de sociedades, acompañando las tendencias globales con estrategias regulatorias propias”, sostuvieron desde el Mirador de la Actualidad el Trabajo y la Economía que conduce Sergio Arelovich.

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