Edición Impresa

Francisco en Paraguay

El Papa ya está en suelo guaraní para cerrar la gira sudamericana

Llegó a Asunción bajo la lluvia y fue recibido con festiva ceremonia tradicional. Atrás, quedó una intensa visita a Bolivia. Le dio la bienvenida el presidente Cartes, junto a funcionarios.


El papa Francisco aterrizó en la tarde de ayer en el Aeropuerto Internacional Silvio Petirossi de Asunción a bordo de un avión de Alitalia  procedente de Bolivia, para visitar el último de los tres países de su gira sudamericana. Fue recibido por el presidente paraguayo, Horacio Cartes, junto con otros funcionarios del gobierno y representantes de la Iglesia. Antes, el sumo pontífice fue despedido por el presidente boliviano Evo Morales en el marco de una breve ceremonia en el Aeropuerto Viru Viru.

Paraguay, base principal de las misiones jesuitas en Sudamérica y donde un obispo, Fernando Lugo, se convirtió en presidente en 2008, recibió al papa Francisco con una festiva ceremonia de tradiciones guaraníes celebrada bajo la lluvia.

Sin paraguas, el Papa descendió del avión en la última escala de una gira sudamericana que lo llevó a Ecuador y Bolivia, y que terminará mañana con una misa campal a la que se prevé asistirán unos tres millones de fieles, entre ellos cientos  de miles de brasileños y argentinos como él.

Esta es la segunda visita a Paraguay de un Papa, luego de que en 1988 el polaco Juan Pablo II visitara este país de casi siete millones de habitantes, un año antes de que cayera la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).

Entre los actos más esperados del papa destaca la misa en la Basílica de la Virgen de Caacupé, 50 kilómetros al este de Asunción, patrona de los paraguayos y de la cual es devoto desde sus tiempos de arzobispo en Buenos Aires, donde realizó trabajos en barrios pobres con inmigrantes paraguayos.

En este país donde 90 por ciento de la población es de confesión católica, los jesuitas que inspiraron a Jorge Bergoglio fundaron en los siglos XVII y XVIII fuertes bases de un utópico modo de vida comunitario para evangelizar durante 150 años a los indígenas guaraníes.

Las misiones jesuíticas  fundaron 30 pueblos ubicados en territorios que pertenecen actualmente a Paraguay, Argentina, Uruguay, Brasil, y Bolivia, donde levantaron aldeas capaces de formar una unidad económica independiente y una organización militar para frenar la expansión de Portugal desde Brasil.

Fernando Lugo, un ex obispo católico, se convirtió en presidente en agosto de 2008 y abandonó el poder el 22 de junio de 2012 cuando fue destituido por controvertido juicio político.

Con presos en Bolivia

La última actividad pública en Bolivia fue una visita a la cárcel de Palmasola, la más hacinada y peligrosa del país, ubicada  en una especie de ciudadela en Santa Cruz de la Sierra, en la que  defendió la reinserción de los presos en la sociedad.

El Papa caminó lentamente en un amplio patio del recinto, donde era aguardado por 2.800 presos y sus familiares.

Antes de acudir a la cárcel, el Vaticano informó que el papa  visitó a la Virgen patrona de Bolivia, a la que le donó las condecoraciones que recibió de manos del presidente Evo Morales.

El revuelo del crucifijo siguió

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, ya había explicado que el papa Francisco “no tuvo una particular reacción negativa” ante el crucifijo con la cruz y el martillo, símbolo comunista, que le regaló el presidente boliviano Evo Morales. Sin embargo, se siguieron replicando videos en la web que interpretan que Francisco le dijo a Morales “no está bien eso”, en donde otros escuchan “no sabía de eso”.

Así las cosas, ayer apareció además el poseedor del crucifijo original, el jesuita Xavier Albó, quien contó que heredó la pieza del sacerdote Luis Espinal, a quien el Papa le rindió homenaje durante su paso por Bolivia. Contó que no quiso desprenderse de la pieza original por lo que se realizó una réplica especial para regalársela al Papa. En una entrevista al sitio boliviano oxigeno.bo Albó, amigo de Pinal, negó que el religioso asesinado por la dictadura boliviana de Luis García Meza haya sido comunista pero sí, recalcó, buscaba “un diálogo necesario entre marxistas y cristianos, el necesario diálogo entre obreros mineros y cristianos”.

Espinal además fue cineasta y periodista. Murió asesinado después de ser torturado por agentes paramilitares.  El miércoles pasado, antes de reunirse con Morales, Francisco oró por Espinal frente a las montañas en las que fue hallado su cuerpo.

Ecos del pedido de perdón por indígenas

El papa Francisco lanzó el jueves pasado un histórico pedido de perdón a nombre de la Iglesia, por los “crímenes” cometidos contra indígenas durante la conquista de América. Si bien no es el primero que lo hizo sí fue el más claro. Juan Pablo II, citado por el propio Francisco, se expresó al respecto en 1992 cuando se recordaron 500 años de la llegada de los españoles a América, aunque de una manera más sutil.

“Pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios”, dijo el primer papa latinoamericano, ante una cumbre de movimientos populares.

Para José Cal, catedrático de historiografía de la Universidad de San Carlos de Guatemala, el gesto del papa Francisco es “positivo para la iglesia y para la sociedad latinoamericana. Es conocimiento crítico y honesto de la historia, sin cortapisas ni ataduras, diáfano y transparente, para que la sociedad se reconozca y no se repliquen las condiciones de inequidad del pasado”, dijo a la agencia AP.

Pero para Andrea Ixchíu, activista maya y ex autoridad de los 48 cantones de Totonicapán, también en Guatemala, “pedir perdón tantos años después es mercado y publicidad, más que una cuestión simbólica, es una estrategia de la iglesia para no perder feligresía”. A su entender aún “no se refleja en un cambio de políticas que promuevan la transformación social”. Y opinó que “tendría peso si la iglesia devolviera las tierras expoliadas a los pueblos”.

La herida abierta en 1550 en la “Controversia de Valladolid”, un debate sobre la inferioridad de los indios –sobre si tenían alma, incluso– impulsado por Fray Bartolomé de las Casas, enfrentado a las tesis defendidas por otro sacerdote, Ginés de Sepúlveda, partidario de la esclavitud, nunca se cerró.

El historiador peruano Juan Fonseca, estudioso del papel de la religión durante la conquista, dijo que al decir “crímenes” el Papa “está reconociendo que efectivamente en el proceso de evangelización hubo asesinatos, abusos (…) y que los indígenas en su mayoría optaron por convertirse (al catolicismo) pero con un costo que sacrificó su propio legado cultural y religioso”. Según Fonseca, los curas “no atacaban”, pero al introducir el discurso religioso como un elemento para someter, agrega, como una especie de chantaje, convertían la evangelización “en un arma ideológica”.

Eso cambió en el siglo XIX, cuando las colonias americanas se independizan, la iglesia deja de estar subordinada al poder político y recupera influencia y autonomía como institución. “Pero se afianza la dualidad, nacen dos iglesias: la jerárquica y la de base”, explicó Cal.

Comentarios