Espectáculos

El otro cine en Cine Club Incaa

Auspiciada por el Instituto de Cine, la propuesta recorre salas del país difundiendo películas que no llegan a los multicines. " Otras propuestas del cine nacional y latinoamericano en ciclos temáticos" se proyecta los martes a las 21, en  Arteón.  

Los martes de cada mes tiene lugar en la tradicional sala Arteón (Sarmiento 778 P.A.), la presentación y exhibición de un cine nacional y latinoamericano que suele ser invisible para los espectadores rosarinos. El ciclo que se lleva a cabo los martes a las 21, bajo la denominación “Cine Club Incaa”,  es un proyecto del Instituto nacional de Cine y Artes Audiovisuales que se desarrolla en salas independientes de todo el país con el objetivo de dar a conocer un cine que busca la originalidad, mostrando géneros e identidades,  y que indaga en códigos y convenciones para reinventarse.

Con la coordinación y programación del realizador Gustavo Galuppo y los periodistas Juan Aguzzi y Franco Falistoco, el Cine Club Incaa presenta Otras Propuestas de Cine Nacional y Latinoamericano en Ciclos Temáticos, donde en agosto se podrá ver un grupo de películas agrupadas en la temática “Travesías, evidencia del movimiento”, que comprende las realizaciones “El desierto negro”, “El asaltante”,  “Detrás de la línea amarilla”, “Liverpool” y “Vrindavana”.

Martes 2: El desierto negro (Gaspar Scheuer, Argentina 2007, 91 min.)

En el viaje de ese fugitivo perseguido por una partida de soldados se cifra la función de resistencia del gaucho, un viajero impenitente que escamotea el cuerpo a las fuerzas que intentan clasificarlo o eliminarlo. “El desierto negro” se configura alrededor de este protagonista para desarrollar una travesía errática cuyos límites jamás se encuentran; por el contrario la naturaleza rebelde del gaucho matrero resiste la fijación de un punto de vista dominante, se mueve “al tiempo” del relato en su desprecio por formas y signos de un orden que busca imponérsele. La huída entonces no es más que un privilegio maldito, un último bastión lleno de reflejos que tornan circular el horizonte y a su supervivencia, un gesto vano.

Martes 9: El asaltante (Pablo Fendrick, Argentina, 2007 – 67 min.)

El punto de partida es simple, un asaltante de buenos modales roba un colegio privado con total corrección. Desde allí, la cámara de Fendrick, en su ópera prima, se le pega al cuerpo y lo sigue con un insistencia abrumadora en su huída, hasta el descolocado detalle final en el que el personaje se reescribe sin ostentaciones. El tiempo de la película es el tiempo de ese trayecto en su totalidad. La cámara está allí, junto al cuerpo del personaje, en todos sus movimientos, sus vacilaciones, sus errancias, con un nervio atípico y palpable que construye un thriller de textura urgente, de apariencia cotidiana, de una cercanía casi tangible.

 Martes 16: Detrás de la línea amarilla (Arturo Marinho, Argentina 2011, 50 min.)

Hay en el viaje de regreso del personaje principal de “Detrás de la línea amarilla” un claro sentido de la forma reminiscente del volver a buscar en el tiempo, que es aquí, la dimensión mayor; una inscripción que resulta de olores, recuerdos, de un pasado latiendo en cada una de las situaciones u objetos que aparecen durante su travesía. La atención que reclaman esos momentos es el presente absoluto de la percepción de un viajero atravesado por la lógica del exilio, y que se traduce en sensaciones, en movimientos que anticipan brevemente la extrañeza sensible de un sobreviviente ante el fantasma de una realidad desaparecida hace ya tiempo.

 

Martes 23: Liverpool (Lisandro Alonso, Argentina 2008, 84 min.)

El derrotero de los personajes de Alonso parece no tener sentido; un vagabundeo, una errancia observada en todos los detalles de su intrascendencia, en lo más minúsculo de sus acciones insignificantes. En Liverpool, un marinero pide permiso para desembarcar en un puerto del sur argentino y visitar a su madre en su pueblo natal. A partir de allí, la inmovilidad, la nieve, el tiempo aletargado, el pasado, la tristeza o la melancolía, la soledad, las vidas pequeñas en un paisaje desolador, la mirada sutil, y un drama soterrado que no se evidencia ni se termina de narrar, sino que se talla con lentitud en el detalle de esas formas y esas acciones casi evanescentes.

 

Martes 30: Vrindavana (Ernesto Baca, Argentina 2009, 90 min.) 

Ernesto Baca, reconocido por su trabajo ligado a las corrientes del cine experimental, articula en “Vrindavana” el itinerario incierto de un viaje sin coordenadas lógicas, un recorrido que, en lugar de geográfico, intenta desembarazarse de lo terrenal para dar cuentas de un sentir espiritual. El espacio construido en el trayecto de ese viaje, deviene entonces en una especie de territorio flotante, una tierra mítica o soñada. Baca prescinde en “Vrindavana” de la manipulación artesanal del material fílmico, y mediante el registro de video construye un documental de observación sobre la India (su religión, sus ritos, sus costumbres) en el que la imagen se vuelve alucinación a partir de los propios elementos extraídos de lo “real”.

 

Más información sobre las realizaciones de Cine Club Incaa en http://el7continente.wordpress.com/ciclos/agosto-2011/

 

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