Mundo Laboral

El origen trágico del 1º de Mayo

El periodista y escritor Osvaldo Bayer evocó en no pocas oportunidades el origen del 1º de Mayo, que alude directamente a la injusticia cometida en 1886, en la ciudad norteamericana de Chicago, con el asesinato de trabajadores y con las condenas a la pena de muerte de varios de ellos


“Los primeros que cumplieron con el acuerdo fueron los sindicatos norteamericanos de Chicago, que en aquel tiempo eran todos de filiación anarquista. Decidieron entonces llevar a cabo el primer paro el 1º de Mayo de 1886 por la implementación de esas 8 horas. Como las empresas afectadas se negaban, la huelga fue total y tuvo lugar ese primero de mayo con la movilización de 50 mil obreros. Hasta ese momento, se trabajaba 10, 12, 14 y hasta 16 horas al día. Principalmente en los oficios menos especializados que hacían las mujeres en la industria textil. Rompehuelgas a sueldo de las empresas y la policía reprimieron a mansalva. El 3 de mayo, pese a la represión, los obreros realizaron una gran manifestación en la fábrica Mc Cormick. Allí habló en un mal inglés, el anarquista alemán August Spies, explicando las razones de esa lucha de los trabajadores. Comenzó entonces una batalla entre los huelguistas y los rompehuelgas y la policía, que terminó asesinando a seis obreros y dejó decenas de heridos. Fue el momento en que otro anarquista alemán, apellidado Fischer, redactor del Diario de los Trabajadores, imprimió 25 mil volantes donde se apelaba a conseguir las 8 horas de trabajo. Decía: «Trabajadores, la guerra de clases ha comenzado. Al terror blanco, respondamos con el terror rojo si es necesario. Enfrentemos a los patrones. Tened coraje, esclavos, levantaos». El 5 de mayo, en el seno de una manifestación, alguien arrojó una bomba y mató a un policía, y los uniformados abrieron fuego contra los miles de obreros, matando a muchos, en un número que jamás pudo saberse exactamente. De inmediato, el gobierno norteamericano bajo la presidencia de Stephen Grover Cleveland decretó el Estado de Sitio. Centenares de obreros fueron encarcelados y se responsabilizó a ocho anarquistas por el lanzamiento de la bomba. El juicio se inició el 21 de junio de 1886 y a tres de los anarquistas les fallaron con penas de prisión. El inglés de 39 años y obrero textil, Samuel Fielden, recibió cadena perpetua. El norteamericano de 36 años, vendedor, Oscar Neebe, fue castigado con 15 años de trabajo forzado. A un tipógrafo alemán de 33 años le dieron cadena perpetua. Los otros cinco imputados fueron condenados a la pena de muerte por la horca: Georg Engel, tipógrafo alemán de 50 años; Adolf Fischer, periodista de 30 años; el periodista alemán de 30 años, August Vincent Spies; Louis Lingg, carpintero alemán de 22 años que se suicidó antes para no darles en el gusto a sus verdugos; y Albert Parsons, inglés y periodista de 39 años, que no había estado en la huelga, pero se había adherido y durante el juicio manifestó que aprobaba todo lo que habían hecho los huelguistas”.

Poco antes de morir, en diciembre de 2018, Bayer había señalado que el sindicalismo argentino, en su mayoría y sobre todo en su central nacional había terminado en una lesiva burocracia para el movimiento obrero. “Hay dirigentes con amplias fortunas y los conocemos muy bien”, había dicho, pero al mismo tiempo había rescatado a aquellos que en los 60 y tempranos 70 –Raymundo Ongaro, Agustín Tosco, entre otros–se habían puesto a luchar por los derechos de los trabajadores denostando la burocracia y proponiendo un rol activo en las decisiones sobre la producción, dado su rol de piedra angular de la misma. “¡Qué claridad la de los primeros líderes sindicales, y la mala fortuna de sus muertes tan tempranas! Primero fueron perseguidos por la Triple A y después por la dictadura cívico-eclesiástica-militar. El futuro es nuestro. Imitemos a aquellos primeros dirigentes del 1º de Mayo que fueron asesinados por los dueños de la tierra, pero que continúan estando presentes en todo el mundo”.

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