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El ocaso militar estadounidense

Por Paulo Menotti.- El economista Jorge Beinstein presentó en Rosario su libro Capitalismo del Siglo XXI. Militarización y decadencia, en el que sostiene que hay un declive de la hegemonía norteamericana porque su economía está atada a la industria armamentista.


armas

“La «crisis» iniciada en 2007 y 2008 no fue una turbulencia pasajera, es evidente que llegó para quedarse por mucho tiempo”, afirma el economista Jorge Beinstein al analizar la situación económica, en particular la perspectiva que tiene Estados Unidos. Invitado por el grupo de estudios Cuadernos del Gran Rosario, Beinstein presentó en la ciudad su libro Capitalismo del Siglo XXI. Militarización y decadencia, en el que analiza el complejo industrial militar norteamericano que, según él, está llevando a ese país a la decadencia. En una entrevista con El Ciudadano, el profesor de las universidades de La Plata y Buenos Aires argumentó que la fabricación bélica genera desocupación y un alto gasto del Estado. También para él, el conflicto en Siria es importante porque es un umbral en la intervención militar estadounidense en el mundo.

—¿La crisis del capitalismo se profundiza por el complejo industrial militar?

—La industria bélica es un acelerador de las crisis mientras que en otras épocas era lo que permitía salir de las mismas. En el primer capítulo de este libro (Capitalismo del Siglo XXI…), cito una entrevista que le hace Oliver Stone a Néstor Kirchner entre otras personalidades. En ese encuentro, el ex presidente argentino cuenta que le había pedido a (George W.) Bush hacer un plan Marshall y el norteamericano le respondió que no, que lo que había que hacer son guerras”. Es tan increíble esto, pero está basado en una realidad y es que Estados Unidos desde hace más de 50 años resolvió sus sucesivas crisis con guerras y con gastos militares. Pero finalmente los gastos militares hoy en día le están produciendo un endeudamiento colosal y no le permiten emplear más gente. Cuando fue la Segunda Guerra Mundial, la economía de guerra llevó a cero la desocupación en Estados Unidos. En este momento si sos un contratista que se engancha con alguna empresa que tiene un contrato con el Estado para fabricar un arma muy sofisticada, lo probable es que para entrar en esa licitación tengas que modernizar tu empresa. Tenés que tener una serie de modificaciones y actualizaciones tecnológicas que te van a llevar a la reducción del empleo. Entonces, ahora el aumento de gasto militar en Estados Unidos no lleva a más empleo sino a más desocupación.

—¿La lógica de ese sistema de industria militar, al principio, cómo era?

—La lógica tenía una doble cara. En los 30, Estados Unidos está planchado (por la crisis económica). Roosevelt hace el famoso New Deal pero no sale de la crisis. Del mismo modo que Hitler, había empezado a fabricar las autovans y tampoco logra salir de la crisis Alemania. Finalmente en 1939, la mala situación económica sigue. Empieza a salir recién en el 41. En 1940, los gastos militares estadounidenses son 2.500 millones de dólares. Cuatro años después la cifra asciende a 100.000 millones de dólares. En el 40 el Producto Bruto Interno (PBI) norteamericano era de 100.000 millones de dólares y en el 44 era 200.000. Ellos consiguen en cuatro años duplicar el PBI gracias a la economía de guerra. La situación ahora es absolutamente opuesta a esa. Ahora los gastos militares provocan un endeudamiento colosal que lo tienen que pagar sobre la base de impuestos, postergación de inversiones. Estados Unidos es un país que tiene una infraestructura que se está deteriorando cada día más. Con una masa de desocupados y subocupados gigantesca. Para dar una cifra, la cantidad de trabajadores con empleo pleno, no precario, en Estados Unidos es exactamente igual que la de hace 13 años. Entonces, es una situación de desempleo creciente, de desequilibrio social creciente, de mayor desigualdad.

—¿Qué otra faceta tiene eso?

—La otra cara de la economía de guerra era que le aseguraba a Estados Unidos la preeminencia mundial. Sobre todo después de la Guerra Fría, cuando pudieron hacer durante 20 años las guerras que quisieron, incluso inventando enemigos imaginarios. Invadieron Afganistán para atrapar a Osama Bin Laden. Pero llegaron a un punto importante. El tema de la guerra en Siria fija un antes y un después. Se acabaron las guerras impunes porque en Siria no pudieron hacer el ataque. En primer lugar porque reaparecieron los rusos. Eso indica que está cambiando el mundo. En Siria, los norteamericanos intentaron repetir la operación que hicieron en Libia pero allí ya intervinieron los rusos que le proveyeron misiles al gobierno de Bashar al Assad. Llegado a ese momento, las potencias dijeron que si había guerra estaban dispuestos a enfrentarse. Eso no se dio y sorpresivamente Washington se amiga con el nuevo presidente de Irán, Hasán Rohani. Entonces, hay un punto de inflexión que coincidió con el default.

—¿Qué salida tiene Estados Unidos?

—Estados Unidos empieza a ingresar en un periodo de implosión que es asombroso, como fue el de la caída de la Unión Soviética, algo que está fuera del imaginario. En el caso norteamericano se está empezando a ver que la externalización de sus contradicciones se hace cada día más difícil. Tanto la vía militar, que era la manera de resolver sus problemas afuera, o la vía del capital financiero, porque ahora ya nadie quiere prestarles dinero a los estadounidenses y los chinos están cambiando dólares por otra moneda. Desde hace casi seis meses, la tenencia neta de bonos del Estado norteamericano está cayendo.

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