Ciudad

El mural de la discordia

Por Agustín Aranda.- Menos de 24 horas duró la intervención artística en una pared del Colegio San José que recogía a casi 500 nombres de víctimas de gobiernos de facto: ayer amaneció tapada con pintura verde.


Con la pintura blanca y roja todavía fresca, el paredón de España y Salta del Colegio San José, que el sábado intervino el Colectivo de Ex Presos Políticos y Sobrevivientes de la última dictadura fue, una vez más, fue tapado con una fría capa de látex color verde militar en la madrugada de ayer. Se borró así la mayor parte de los 495 nombres e identidades político-partidarias de quienes fueron víctimas de los gobiernos de facto desde mitad del siglo XX en la ciudad. Entre ellos, los nombres de media docena de estudiantes del propio San José desaparecidos y un cura de la misma institución. La lista había surgido del relevamiento realizado por distintas organizaciones de derechos humanos. De la última pintada, ocurrida el sábado pasado, participaron familiares directos de los desaparecidos y jóvenes militantes de distintas agrupaciones. Ahora evalúan medidas judiciales aunque confirmaron que lo volverán a pintar en el mismo lugar. Desde el Colegio no hubo comunicación oficial al respecto.

En diálogo con El Ciudadano, Mónica Garbuglia, integrante del Colectivo de Ex Presos Políticos y Sobrevivientes, se lamentó: “Es un daño incalculable. Repudiamos por completo lo ocurrido”. Según la mujer, el mural fue tapado durante la madrugada de ayer. “Calculo que lo terminarán de tapar en las próximas horas”, agregó la mujer al referirse a una ilustración de la agrupación El Movimiento que sobrevivió al borrado.

Según contó el abogado del colectivo, Marcelo Abaca, desde fines de 2011, cuando se tapó por primera vez el mural realizado en 2007, han intentado contactarse con las nuevas autoridades del colegio salesiano. El pedido de reunión para pintar de nuevo el mural se repitió a través de cartas. La última, incluso, certificada (esto es, no existe posibilidad de argumenta a que alguien de la institución no la recibió o se perdió). “Durante la mañana del sábado, cuando estábamos pintando, se acercó un cura que estaba a cargo de la iglesia ese día. No sabía nada”, recordó el profesional, que se mostró convencido de que la reticencia de la institución está relacionada a la nueva cúpula directiva.  “Nos sorprende porque el mural contaba con los nombres de ex alumnos y hasta un cura salesiano desaparecido. Se deben respetar aquellos lugares para la memoria relativos a delitos de lesa humanidad”, agregó Abaca.

Cabe destacar que si bien el abogado participaba del colectivo, fue convocado específicamente para este caso debido a los antecedentes con el colegio. “En todos los murales nunca hubo problema alguno. Todo lo contrario. Los vecinos se acercaban y participaban”, abundó el letrado sobre los 54 murales pintados por el colectivo en espacios donde ocurrieron secuestros o asesinatos ligados a las dictaduras militares desde la Revolución Libertadora hasta la Junta Militar de 1976. La iniciativa lleva el nombre de Mate, Memoria y Mural.

Una particularidad de la intervención artística, tal como publicó este medio hace dos días, es que contiene junto al nombre de la víctima un símbolo de la militancia que practicaba. Unión de Estudiantes Secundarios (UES), Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP), Montoneros, Juventud Universitaria Peronista (JUP), Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y la menos conocida Organización Comunista Poder Obrero (Ocpo) que acompañaban a los apellidos recordados en el mural céntrico. La mayoría responden a agrupaciones de fuerte presencia política durante las décadas del 60 y 70 en Argentina.

“Empezamos a pensar que no traer la identidad política era desaparecerlo por segunda vez. No es sólo el cuerpo sino el cuerpo y el sentido por el que se organizaban a luchar”, explicó en su oportunidad Garbuglia en clara confrontación con la política de memoria de otras agrupaciones de derechos humanos.

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