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El mundo no deja de calentarse

Por: Miguel Grinberg / Télam

Durante la primera década del siglo actual se acentuaron las temperaturas extremas en todas las latitudes terrestres, según consigna un nuevo estudio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El Informe de la década 2001-2010 sobre el clima mundial sostiene que durante tal período se produjeron nueve de los diez años más calientes en la historia de los registros existentes, iniciados en 1850.

En el 90 por ciento de los países analizados por los expertos de la OMM se constataron elevados picos de temperatura, singularizados por notables pérdidas de la extensión helada de la región del Ártico.

Asimismo, fueron frecuentes variados fenómenos climáticos extremos (ciclones, tornados, sequías, inundaciones oleadas de calor y de frío) que afectaron a casi la totalidad del planeta, algunos de ellos de índole excepcional, como las olas de calor sufridas por Europa y Rusia, respectivamente, durante los veranos de 2003 y 2010.

El achicamiento de la superficie helada del océano Ártico (observado desde 1960) siguió produciéndose durante el citado decenio, y el nivel histórico más bajo de presencia de hielo en la región fue registrado en septiembre de 2007.

Durante la última quincena, en Estados Unidos, en zonas donde tradicionalmente todavía persiste la nieve invernal, el clima tomó un matiz sorpresivamente cálido, con temperaturas oscilantes entre 20 y 30 grados centígrados.

El meteorólogo Gino Izzi, funcionario del Servicio Meteorológico Nacional en la ciudad de Chicago, comentó: “Parecería como si estuviésemos salteando el invierno y ahora la primavera, y las temperaturas seguirán altas hasta fines de marzo”.

Los parámetros atmosféricos reinantes mantienen el aire frío confinado en Canadá, mientras que en 48 estados norteamericanos –habituados a una temporada de nieve– la gente deja en casa los abrigos de lana y circula en mangas cortas.

El clima cálido que generó graves olas de calor en el estado de Texas y el norte de México, produce temores de incendios forestales en seis condados de Dakota del Norte, donde se ha declarado un estado de alerta.

Desde el 12 de marzo pasado, las estaciones meteorológicas de América del Norte han registrado más de 7.000 casos de récords de temperaturas elevadas, por completo fuera de lo históricamente corriente, en muchos casos debido a la falta de nieve.

Dichos fenómenos han abierto una singular controversia en círculos científicos donde algunos especialistas atribuyen estos fenómenos al cambio climático, mientras que otros consideran que se debe a la presencia de una “cúpula” de alta presión que bloquea la progresión de los sistemas meteorológicos.

Kevin Trenberth, científico del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas de Estados Unidos, sostiene: “El calentamiento debido a gases de efecto invernadero no es dominante, y sospecho que las temporadas calientes habrían ocurrido aún sin lo que se considera un calentamiento global”.

En cambio, Randall M. Dole, subdirector de una división de la Agencia Nacional de la Atmósfera y el Océano, cree que las oleadas de calor se deben sin duda alguna al calentamiento global, y asegura que “el planeta como un todo se está calentando, y los continentes lo están haciendo con mayor intensidad que los océanos”.

“Existe un gran caudal de evidencias científicas que sostienen esta interpretación, y la cuestión consiste en determinar su magnitud. La ausencia de cobertura de nieve es una causal de los récords de temperatura que se están produciendo”, dijo Dole.

En Chicago, donde han tenido ocho días de marzo con máximas de 26 grados centígrados (temperatura que ni siquiera de verificaba en abril), los registros alcanzaron un tope de 30 grados el 21 de marzo, una temperatura por completo veraniega… en invierno.

Los científicos climáticos admiten que llevará tiempo concretar los análisis necesarios para determinar los nexos reales entre el polemizado “calentamiento global” y las atípicas oleadas de calor,

No han podido determinar todavía las causas de la fatídica ola de calor que castigó a los europeos (2003) y el feroz verano padecido por los rusos (2010), en tanto otras regiones del globo también constatan una inequívoca tendencia de “tropicalización”.

Gabi Hegerl, especialista de la Universidad de Edimburgo, señaló: “Tenemos claras evidencias de que los fenómenos de calor extremo se han vuelto más comunes y más severos, aunque falta estudiar facetas de la circulación atmosférica para sacar conclusiones”.

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