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El mundo busca reacomodarse

Los líderes europeos buscan impulsar el crecimiento con 130 millones de euros.

Ningún líder de las economías más importantes del mundo parece quedarse por estos días de brazos cruzados ante un escenario global incierto, que este año cumple un lustro desde el estallido de la “crisis de las hipotecas” en Estados Unidos. En ese contexto es que se conoció el plan los líderes de las principales economías europeas para impulsar el crecimiento con un paquete de 130 mil millones de euros.

Los mandatarios de Alemania, Francia, Italia y España jugaron así sus cartas de cara a la cumbre europea prevista para fin de mes. La decisión de usar el 1 por ciento del PIB europeo para el crecimiento llegó luego de la reciente cumbre del G-20 y de duras críticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) por el manejo de la crisis del Euro por parte de Berlín.

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, criticó el formato del rescate a la banca española e instó al Banco Central Europeo (BCE) a poner en marcha una política monetaria “creativa” para lograr una reactivación. La guerra de nervios en Europa sucede a su vez a informes de analistas privados con malas noticias para la economía global.

La agencia Moody’s bajó la calificación del crédito de 15 bancos con operaciones en cinco continentes; al tiempo que se conoció una contracción en las operaciones del sector privado en

Europa y un descenso en la actividad fabril china y norteamericana. Tras conocerse el acuerdo europeo, el diario The New York Times calificó de “pequeño” el paquete de estímulo y destacó que “no aliviará por sí sólo” los problemas europeos.

El otro tema que reapareció tras el encuentro de los líderes del viejo continente es la posibilidad de crear un impuesto a las transacciones financieras (la renombrada Tasa Tobin) una iniciativa a la que a su vez se oponen Estados Unidos y Gran Bretaña. De este lado del atlántico, en tanto, la agencia Reuters reveló la apuesta de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, para los próximos meses de su gestión: conseguir una “histórica” baja en las tasas de interés.

Rousseff rechaza así la posibilidad de aumentar el gasto público e incluso acepta la posibilidad de asumir un año de bajo crecimiento. Es que, según indicó el medio especializado, una posible baja en la tasa de interés tendría un impacto concreto en la economía brasileña recién seis meses después de registrada.

Hay que recordar que la economía brasileña lleva cuatro trimestres estancada, con el consiguiente impacto en las exportaciones y el nivel de actividad en la Argentina. Continúan así los reacomodamientos, cambios de estrategias y esfuerzos de los líderes de algunas de las principales economías mundiales por enfrentar el escenario de incertidumbre que enfrenta la economía global.

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