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Sociedad

El mítico edificio del Correo Central y la torre que no fue

Ubicado frente a la Plaza 25 de Mayo, en Córdoba y Buenos Aires, el edificio mantiene su estilo de academicismo francés.


En la esquina sudoeste de las calles Buenos Aires y Córdoba se erige el edificio del Correo Central. Visitarlo hoy es ingresar a un enorme espacio que ha conservado su estado original que, partiendo de su entrada de estilo academicismo francés, pasa por las amplias escaleras de mármol que se abren hacia la izquierda y derecha respectivamente y desembocan en los grandes espacios para transitar observando grandes mostradores de roble lustrado. Son de destacar los originales y brillantes buzones de bronce que aún se utilizan. Este solar también fue testigo de acontecimientos que marcaron a fuego la historia de Rosario.

En 1748 se instaló el andaluz Matheo Fernández, quien construyó el edificio que posteriormente fuera la antigua Jefatura Política de Rosario, también llamado Capitanía General. Este edificio tuvo una nueva construcción sobre el mismo solar realizada por Pascual Pérez en 1864. Probablemente fue la obra de mayor significación de neto corte italianizante con dos pisos y balcón de hierro. El 29 de julio de 1893 la Jefatura fue acribillada por revolucionarios, quedando muy deteriorada su fachada. Este inmueble fue cuartel de policía, bomberos y cárcel hasta su traslado a la plaza San Martín en las primeras décadas del siglo XX.

Poco tiempo después se demuele el edificio y se encarga un nuevo proyecto para la sede del Edificio del Correo Central al arquitecto, ingeniero y urbanista Ángel Guido.

En 1929 comenzaron las obras y la empresa constructora fue Arroyo y Spiller SRL. Pertenece al período arquitectónico eclecticismo-academicismo.

El diseño original preveía una torre central de 75 metros de altura coronada con tres figuras gigantes que representarían la agricultura, la ganadería y el comercio. Entre los años 1930/31 se detiene la obra por falta de fondos. Ya la torre comenzaba a ser divisada desde distintos sitios de nuestra ciudad. En 1933 se recibe la orden de demoler la torre.

La población inicia una protesta que llega a los medios gráficos. En 1934, el edificio del Correo sigue su marcha, pero sin la torre diseñada por Ángel Guido.

El mismo presidente de la Nación, Agustín P. Justo, recibe centenares de cartas, telegramas donde la población rosarina le solicita que deje continuar el proyecto original tal cual había sido aprobado por el Ministerio de Obras Públicas. Se crea una comisión pro defensa del Edificio de Correos y también se recibe apoyo de la iglesia.

Mientras tanto el esqueleto en hierro permanecía en pie y el Ministerio de Obras Públicas insistía en que debía desarmarse. Uno de los motivos era que las dimensiones de la torre dejaban fuera de escala a la iglesia matriz, opacando su construcción.

Ángel Guido iba y venía a Buenos Aires para tratar de disuadir la idea de tronchar su idea de la torre del Edificio de Correos de Rosario. Varias asociaciones de la ciudad insisten en salvar la torre y el concepto arquitectónico que allí se plasmaba. Asimismo el intendente Esteban Morcillo también reclamaba ante las autoridades nacionales que la torre permaneciera en pie.

En 1935 comienza el desarme de la estructura y se produce el retiro de la obra de su gestor, el arquitecto Ángel Guido, disconforme con la decisión tomada por Buenos Aires.

La operación demandó un gasto mayor al necesario para terminarla (no sólo tuvo un alto costo económico, sino también que perdieron la vida tres operarios para el desarme de la torre). Terminarlo parece que hubiera costado 150 mil, según crónica de la época; demoler la torre costó 400 mil.

La construcción del Edificio continuó a duras penas por problemas presupuestarios, según esgrimía la Dirección Nacional de Arquitectura y el 24 de noviembre de 1938 se inaugura el actual, notándose desproporción entre los portones de acceso por calle Córdoba y las ventanas de la parte superior del edificio. Durante la ceremonia de inauguración estuvo presente el presidente de la República, Roberto Ortiz, quien había llegado a nuestra ciudad en la Fragata Sarmiento. También estuvo presente Adrián Escobar, director general de Correos y Telégrafos, quien pronunció un extenso discurso historiando el servicio postal argentino y especialmente el de Rosario, lo que molestó bastante al primer mandatario. Un año después, el 16 de noviembre de 1939, se le anexó una biblioteca pública especializada.

Cuando se inaugura todavía no tenía la impronta del estilo francés que hoy ostenta, siendo igualmente un imponente edificio ubicado frente a la más antigua plaza de la ciudad. En el mismo se observa la transición del estilo de Ángel Guido, que va del neocolonial al art decó monumental. El interior es barroco, con vitraux y rejas. Según estudios realizados los cimientos del Edificio del Correo Central fueron preparados para sostener la torre que nunca se realizó. El proyecto original fue premiado en la Exposición Internacional de Arquitectura de Río de Janeiro (Brasil). El edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1997.

En la actualidad el edificio está dividido en dos cuerpos: el primero destinado a la atención del público y al museo, que exhibe balanzas, antiguos sellos y objetos pertenecientes a la historia del Correo que estuvieron en uso en el lugar; el segundo es utilizado para funcionamiento interno, y posee algunas dependencias y oficinas de la Municipalidad de Rosario.

Como dice otra versión, quizás el Edificio del Correo de Rosario no podía ser más alto que el de Buenos Aires. Este argumento nunca pudo ser comprobado, pero las dudas quedan.

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