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Reflexiones

El macrismo sin Macri

A partir del 10 de diciembre, y más allá de la suerte del actual jefe de Gobierno porteño en su aventura presidencial, el macrismo cambiará de jefe en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el PRO se pondrá por primera vez a prueba como partido orgánico desde que Macri asumió el gobierno porteño en 2007.


Un nacimiento sufrido. Tres elecciones debió ganar la fórmula Horacio Rodríguez Larreta-Diego Santilli para dar a luz a una versión inédita del PRO en la Capital Federal: el macrismo sin Macri. A partir del 10 de diciembre, y más allá de la suerte del actual jefe de Gobierno porteño en su aventura presidencial, el macrismo cambiará de jefe en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el PRO se pondrá por primera vez a prueba como partido orgánico desde que Macri asumió el gobierno porteño en 2007.

La ausencia del ex presidente de Boca Juniors como producto electoral premium en la góndola electoral del PRO en la Capital Federal se comenzó a sentir desde el domingo, en la misma jornada del alumbramiento del macrismo sin Macri. A diferencia del balotaje de 2011, cuando la fórmula Macri-María Eugenia Vidal se impuso en segunda vuelta con el 64 por ciento de los votos contra 35 por ciento del dúo kirchnerista Daniel Filmus-Carlos Tomada, el macrismo sin Macri se impuso ahora por 3 por ciento de los votos al candidato de ECO, Martín Lousteau.

A diferencia de Macri, su sucesor gobernará el distrito, por primera vez en la era PRO, sin el kirchnerismo en el poder. Macri cohabitó con las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner, quienes pusieron a prueba su capacidad de gestionar, lo acotaron financieramente a través de la quita de depósitos judiciales del Banco Ciudad, lo avalaron a la hora de aprobar los Presupuestos y lo bendijeron políticamente como rival del kirchnerismo.

Rodríguez Larreta padeció en los comicios del domingo el cambio de adversario en esta nueva fase de macrismo sin Macri. El Frente para la Victoria, con Filmus, se presentaba como un rival accesible para polarizar, al menos en los turnos electorales 2007 y 2011.

ECO de Martín Lousteau redujo en casi 20 puntos la diferencia con PRO y se plantó como un rival capaz de comerle electorado propio al PRO, en especial el voto radical.

Ahora Larreta deberá también reinventar su vínculo con un futuro gobierno nacional que cambiará de dueño, ya sea Daniel Scioli, Sergio Massa o su antecesor, Macri.

La centralidad del poder dentro del PRO en la era Macri también será un desafío para Rodríguez Larreta. El nuevo jefe de Gobierno electo fue protagonista de la interna con Gabriela Michetti y deberá atender a sectores heridos del peronismo capitalino como el que encabeza Cristian Ritondo, quien se convirtió en fugaz compañero de fórmula de Vidal para la gobernación bonaerense y volvió al llano en silencio a hacer campaña para el macrismo. También se pondrá a prueba cuál será la influencia de Jaime Durán Barba en esta nueva etapa. Por primera vez desde que el PRO manda en Capital Federal, asumirá un vicejefe de Gobierno porteño hombre. Y peronista. Santilli derribó el teorema de Durán Barba sobre la necesidad de humanizar a los candidatos con una mujer en la fórmula.

Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors y hasta ahora principal operador macrista en la Justicia porteña, también deberá aferrarse más que nunca a Carlos Tevez. Después del escándalo del gas pimienta en la Bombonera, redujo su exposición y también su poder en la Legislatura porteña que a partir de diciembre estará presidida por un riverplatense de estirpe como Santilli. Angelici controlaba a tres legisladores y ahora sólo quedará con Claudio Niño. Sin embargo, la reforma de la Ley de Ministerios que encarará Rodríguez Larreta en su gestión tendrá premios consuelo para los heridos, incluidos Ritondo y Angelici.

El futuro gabinete de Larreta ya genera movimientos internos en PRO. La división de Seguridad y Justicia en dos ministerios deberá ser votada en la Legislatura porteña.

Ritondo aparece como el candidato a ocupar la cartera que dejará vacante Guillermo Montenegro. Una cuota de poder al peronismo porteño y un premio para el actual vicepresidente primero de la Legislatura por su apoyo incondicional a la campaña del PRO. La cartera de Justicia podría ser ocupada por Martín Ocampo, actual Fiscal General de la Ciudad y lugarteniente político de Angelici. Su supervivencia en ese lote de postulantes a ministros, aún frágil, dependerá también del avance de la causa por el gas pimienta lanzado en la Bombonera.

El peronismo que lidera Santilli dentro de PRO también gozará de un “upgrade” institucional. Santilli presidirá la Legislatura porteña, donde Agustín Forchieri es su longa manu, y su sector ocuparía el Ministerio de Gobierno que deja otro peronista, Emilio Monzó. El santillismo aspira a ubicar allí a Bruno Screnci, actual subsecretario, para trabajar en el desarrollo político y territorial del vicejefe electo.

Para el Ministerio de Espacio Público también hay anotados. Es la cartera que realiza el trabajo territorial del Poder Ejecutivo porteño en su relación con las comunas. Edgardo Cenzón podría retener el cargo o bien ser reemplazado por Eduardo Machiavelli, secretario de gestión comunal quien podría ser promovido por Larreta. Entre el Banco Ciudad y el Ministerio de Hacienda podría haber un enroque: Néstor Grindetti por Rogelio Frigerio. La Jefatura de Gabinete también tiene caminos que se bifurcan. Si Macri no gana la elección presidencial, la silla está reservada para María Eugenia Vidal.

De triunfar el macrismo en la provincia de Buenos Aires y también en la nacional, el jefe de Gabinete porteño podría ser Franco Moccia, subsecretario de Planeamiento y Control de Gestión del Gobierno porteño y brazo ejecutor de Larreta.

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