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El líder del fin del torneo es rosarino y vegetariano

Leonardo Anselmi, de 34 años, es el líder de Prou (“basta”, en catalán), el grupo que ha impulsado la Iniciativa Legislativa Popular (ILP).

Leonardo Anselmi, de 34 años, es el líder de Prou (“basta”, en catalán), el grupo que ha impulsado la Iniciativa Legislativa Popular (ILP). Es, además, un vegetariano vegano (que no acepta ningún alimento de origen animal). Argentino, nacido en Rosario, vive en Cataluña desde hace ocho años. Entre los argumentos con los que ha conseguido reunir 180.000 firmas no figura ni una sola referencia a las identidades nacionales, la lengua o la idiosincrasia de los pueblos, según informó el diario El País.

La ILP para prohibir las corridas llegó al Parlamento y el pasado 18 de diciembre fue aceptada a trámite por un margen ajustado: 67 diputados votaron a favor; 59, en contra, y 9 se abstuvieron.

El marcador fue fruto de la decisión de PSC (Partido Socialista de Cataluña) y CiU (Convergencia y Unión en castellano, una federación de partidos políticos nacionalistas catalanes) de dar libertad de voto a sus diputados, argumentando que este asunto no figuraba en su programa electoral; Esquerra Republicana e Iniciativa votaron en bloque por la abolición, y PP y Ciutadans, por que no se tramitara.

Pese a que dieron libertad de voto, los grandes partidos mostraron sus preferencias. El diputado de CiU Josep Rull citó a Mahatma Gandhi: el grado de civilización de un pueblo, dijo, se mide por cómo trata a sus animales. El socialista David Pérez, reconocido taurino, pidió respeto por las minorías taurinas de Cataluña.

Pero no todo estaba tan claro. En las comarcas del Ebro existe una gran tradición de fiestas en las que el toro es protagonista, conocidas como correbous; encierros en los que el animal es más o menos maltratado según el lugar, la tradición o las ocurrencias de los jóvenes durante las fiestas. Prohibirlos podía tener un costo político muy alto, por lo que los partidos se apresuraron a tranquilizar a sus bases en estos lugares prometiéndoles blindar los correbous con una ley específica.

El argumento es que a estos toros locales no se les da muerte, lo que las hace aceptables. Pragmáticos, los impulsores de la ILP aceptaron la regulación de los correbous, pese a calificarlos de “salvajada”, en palabras de Anselmi, que considera que no basta con limitar algunos de los comportamientos más abusivos de estos festejos. La norma iba a ser votada este miércoles junto a la ILP, pero el PP la impugnó ante el Consejo de Garantías Estatutarias, el órgano consultivo catalán.

Según El País hasta ahora la discusión parlamentaria ha sido ejemplar. Se han oído las razones de unos y otros, con el mayor respeto. Ha habido de todo: científicos como Jorge Wagensberg, que empuñó un afilado estoque ante los diputados, y el etólogo Jordi Casamitjana, que sentenció: “Desde un punto de vista ecológico y zoológico, el toro de lidia sufre individualmente y socialmente”. Otros científicos como Jaume Josa defendían la fiesta. Pasaron toreros y apoderados, y más de un filósofo. Jesús Mosterín hizo un brillante alegato antitaurino, mientras que el francés Francis Wolff negaba que la barbarie forme parte de la tauromaquia. Con Wolff, todo hay que decirlo, llegó el apoyo de un nutrido grupo de alcaldes de poblaciones francesas donde se celebran corridas, que en Francia viven un auge extraordinario.

En tanto, el activista rosarino ha sumado el rechazo del mundo taurino y en diciembre pasado denunció haber recibido amenazas por lo que tuvo que contratar seguridad privada e instalar un sistema de alarmas y de cámaras en su casa.

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