“Predispuesto a manchar libreto con puro talento, desde hace tiempo vengo del cimiento a lo violento, enfrento hechos que se me interponen, biromes que corren por renglones cayendo opiniones de esa gente que te critica por medio de un barrio. Soy un negro, por eso a mí me esposa el comisario, tendré pinta de alguna tinta, no soy el que buscan por cumplir horario. Vamos al búnker, dicen los pibes, a buscar sustancias, soldadito que las reflashean con cara de mafia. Tiroteos, un pibe muerto de siete balazos, cayeron las chapas y a los transas les limpian el nazo”. La estrofa pertenece a la canción de hip hop que escribieron, dedicaron y cantaron ayer los amigos de Ariel Alejandro Ávila, el joven de 20 años que nació y creció en Empalme Graneros hasta que siete balazos le arrancaron la vida el 12 de febrero a pocos metros de su casa de Campbell al 1100 bis y del búnker de venta de drogas que no mucho tiempo antes se había instalado en la vereda de enfrente.
Ayer, en ese mismo lugar donde cayó Ariel, sus amigos, sus familiares y los vecinos que lo vieron crecer realizaron un recital para pedir justicia por su muerte. Pero también para reclamar seguridad para los pibes que siguen viviendo en la popular barriada de trabajadores: allí durante decenas de años el gran problema fueron las inundaciones. Hoy es otro.
Ariel junto a sus amigos Oscar Bravo, Daniel Moyano, Matías Burgos y Marcelo Fabio conformaban el grupo La Técnica del Hip Hop. La banda nació en 2008 en la escuela técnica Nº 660 “Laureana Ferrari de Olazábal”, donde el profesor de música de ese momento, Lisandro Rodríguez Rossi, le hizo lugar el interés de los chicos por el rap.
Ariel escribía y cantaba temas. Versos que describen vidas de chicos de Empalme y de otros barrios de la ciudad. No sabía que esos mismos versos de rap, después de que su asesinato tuviera repercusión en medios de comunicación nacionales, harían que se lo conociera como “El pibe que anticipó su muerte” o el que “cantaba contra la droga y terminó asesinado”.
Leandro es el hermano de Ariel, tiene 22 años y lo recordó, no sólo como el más chico, sino como su mejor amigo. “Siempre fue muy compañero conmigo, era mi mejor amigo y mi único hermano. La noche anterior a que lo asesinen me quedé toda la madrugada con él. Mientras yo leía la Biblia, él me cebaba mates. Estuve muy mal, me estoy recuperando, fue un golpe muy fuerte estar en ese momento, fue como vivir el infierno en tres minutos”, rememoró con ojos mojados.
Leandro cuenta que mataron a su hermano delante suyo. “Aparecieron dos pibes del búnker y le dijeron que se acerque. Primero le dispararon tres tiros en la pierna, y el resto en el pecho. Estábamos en la puerta de mi casa. Él estaba tirado en el piso, agarré un ladrillo que tenía en la mano y se lo tiré a uno de los chicos que se cubrió la cara y lo encaré con la mentalidad de que podía pegarme un tiro a mí también. Pero lo tenía que frenar”, describió.
El hermano de Ariel contó que le decían “Chuki” porque cuando eran chicos siempre lo peleaba. Aclaró que no tenía problemas con nadie, que se dedicaba a la música, y los profesores se daban cuenta que tenía “pasta” para eso: “No hacía nada en otras materias, pero en Música le salía todo bien”.
“Fue una buena persona. No tenía problemas con nadie, pero siempre decía que había que sacar el búnker del frente de mi casa. Lo terminó logrando, pero le costó su vida”, concluyó Leandro.
“Que no vuelva a pasar”
“Hicimos esto en homenaje a Ariel para apoyar a los chicos de la banda, para que puedan seguir cantando. Tuvimos el apoyo de los vecinos del barrio, para que no vuelva a pasar lo que le pasó a mi hijo. Lo recuerdo de la mejor manera porque era un buen chico, no dañaba a nadie, ayudaba a los demás, escribía sus canciones y ésa era su forma de expresarse. Me pareció muy lindo el apoyo de todos, estoy contenta a pesar del dolor de no tenerlo más. Ariel subía al escenario y la rompía, era lo que a él gustaba. Estoy esperando justicia de la Justicia y la justicia de Dios”, expresó la mamá de Ariel.
Comentarios