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El gol que no fue y todo se complicó

Por Gabriel Pennise.


Iban dos minutos de descuento del primer tiempo y de pronto quedaron Castillejos con la pelota dominada, Ardente saliendo y Méndez mirando. El estadio se paralizó para dar paso a la potencial explosión.

Era ese momento crucial, en que el goleador siempre buscó y por fin encontró. Pero el nueve, el más confiable de todos, el que hizo 26 goles y es el máximo artillero de la Primera B Nacional, falló.

Le faltó el segundo que distingue a los nueve de exportación, sobre los que hacen goles. La pelota rebotó en el cuerpo de Ardente y derivó al corazón del área. Y ahí se escribe la segunda parte de una frustración, Méndez con todo descubierto y el arquero por el piso, le pegó fuerte, con los ojos cerrados, y la tiró a los techos vecinos.

Era marcar, festejar todo el entretiempo, e ir por el desenlace. Pero no sucedió. Tan clara fue la acción que quedará marcada en el libro de los recuerdos. ¿Y ahora qué?. Se preguntan los maltratados hinchas canallas. Ahora, será gloria o infierno. Ahora es tiempo de hazaña.

Una sola vez de 14 promociones jugadas un equipo que llegó del Nacional empatando el primer partido, logró ganar el segundo y subir. Y fue All Boys, justamente ante Central. ¿Será un signo del destino que le tiene guardada una revancha épica al magullado equipo de Pizzi?. Se verá.

Hoy, pudo y debió ganar. Por actitud, por intenciones y por llegadas mereció ganar. Pero al dominio manifiesto le faltó efectividad. Y no es un detalle mínimo, necesita de mucho crear para convertir. Toledo dispuso de cuatro cabezazos en el área sanjuanina, y nunca acertó el arco. En un lapidario reparto de virtudes, tuvo todas para ganar por potencia y fuerza, pero sin puntería el gol fue solo un intento fallido.

Queda un partido, afuera. En una cancha chica y contra un rival que se siente cómodo en ella. Y que además tiene el empate como aliado incondicional. Hoy, la historia canalla en el Nacional es un párrafo penoso en su rica vida. En 90 minutos está la posibilidad de convertirlo en gloria. El regreso iba a ser por autopista, la cosa viene de ripio. Pero queda una chance más, difícil e incómoda como pocas. Pero vale la pena el intento, claro que sí.

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