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El gobierno sale a apuntalar el frente económico interno

Por: Gabriel Profiti

cristina

El pago de la deuda al Club de París volvió a aparecer en el horizonte del gobierno junto a la premisa de regresar a los mercados voluntarios de crédito, como parte de una estrategia general para llegar bien parado al round electoral de 2011.

Parece contradictorio que la Casa Rosada encare estas tareas pendientes para atraer inversiones y al mismo tiempo abra flancos para nuevas críticas sobre la inseguridad jurídica en la Argentina con su embestida sobre las empresas del Grupo Clarín.

Sin embargo, el plan está en marcha y consiste en cerrar viejos frentes abiertos antes de las elecciones.

Hace dos años, el 2 de septiembre de 2008, un auditorio al estilo kirchnerista conformado por gobernadores, legisladores, funcionarios y dirigentes sociales aplaudió de pie el anuncio de Cristina Kirchner del pago de 6.700 millones de dólares adeudados al Club de París con reservas del Banco Central.

La jefa de Estado complementó ese anuncio que hizo en la Casa Rosada pocos días después, cuando en el Council of the Americas de Nueva York anticipó la reapertura del canje de la deuda en default que había sido cerrada en 2005.

Si bien la reestructuración de la deuda en cesación de pagos pudo concretarse a comienzos de 2010, resta la gestión con el Club de París que reclama 7.500 millones de dólares.

Uno de los escollos para avanzar sobre esa traza es el requisito puesto por el foro compuesto por 17 países de Europa, más Estados Unidos y Japón a la Argentina de someterse a las revisiones de su economía por parte del FMI.

Se sabe que cualquier supervisión del Fondo sobre la economía argentina hará objeciones sobre la tasa de inflación y el funcionamiento del Indec, por lo que el gobierno lo descartó.

En cambio, la Argentina emprendió un lobby para que las naciones más influyentes de ese grupo dejen de reclamar el aval del Fondo y ya logró el consentimiento de España y Japón, deslizaron fuentes oficiales a la agencia Noticias Argentinas.

El mes pasado llegó a Buenos Aires Yasuaki Negishi, jefe de División del Japan Bank. El ejecutivo tuvo encuentros en la Casa Rosada y con el gobernador de San Juan, José Luis Gioja, en los que manifestó la vocación de Japón por realizar inversiones en la Argentina, especialmente en minería.

Sin embargo, recalcó la necesidad de que previamente la Argentina logre un acuerdo con el Club de París, cuya irresolución actúa como un dique para inversores extranjeros, especialmente por la imposibilidad de conseguir financiamiento para los proyectos.

El 87 por ciento de la deuda con el Club de París se encuentra repartida entre Alemania (30%), Japón (25%), Holanda (9%), Italia y España (8% cada una) y Estados Unidos (7%).

Casualidad o causalidad, la Casa Rosada acaba de cambiar el embajador en Alemania, donde Victorio Taccetti reemplazó a Guillermo Nielsen, designó a Torcuato Di Tella como representante en Roma y llenó con Alfredo Chiaradía el vacío en Estados Unidos que dejó la promoción de Héctor Timerman a canciller tras la abrupta salida de Jorge Taiana.

Además, es central en este proceso la designación del financista Alfredo Mac Laughlin como director argentino en el FMI con amplio margen de acción y la misión especial de avanzar en un acuerdo con el Club de París.

Mientras tanto, en la Casa Rosada esperan la conclusión del verano boreal para analizar si las condiciones son propicias para volver al mercado internacional de capitales.

Las fuentes confirmaron que el ministro de Economía, Amado Boudou, estaría preparando para septiembre la primera emisión de deuda soberana, después de 9 años, pero espera que la colocación pague un interés inferior al 9% anual.

Según cálculos preliminares y con el presupuesto pendiente, el Tesoro Nacional necesitará cubrir 17.000 millones de dólares en 2011, de los cuales 10.000 millones podrían cubrirlos con dinero del Estado pero quedarían otros 7.000 millones.

Otoño en la gran manzana

Se sabe que Néstor y Cristina Kirchner disfrutan de su estadía anual en Nueva York durante la última semana de septiembre, en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas. Siempre viajaron juntos más allá de quien ejerciera la primera magistratura.

En la Gran Manzana suelen desarrollar una cargada agenda política y económica en la que intentan dar señales amigables al establishment. Por ejemplo, en 2006 tocaron el timbre de apertura de sesiones en Wall Street y dos años después hicieron lo mismo en el mercado del Nasdaq, antes de aquel anuncio de la presidenta sobre la apertura de la deuda en default. Este año, entre el lunes 20 y el viernes 24 de setiembre la mandataria volverá a condenar a Irán ante la ONU, destacará el crecimiento de la economía argentina forjado a través de medidas heterodoxas y buscará un guiño final de los mercados.

Superada la crisis internacional, con mejor clima de inversiones en el país y en una luna de miel con Estados Unidos, “es el escenario ideal para un anuncio”, confirmó el funcionario consultado por NA. Por lo pronto, Cristina ya tiene agendada una nueva disertación ante el Council of the Americas. En función de primer caballero, a Kirchner le viene bárbaro esa semana para trasladar su laboratorio político a los principales hoteles neoyorquinos. A un año de las elecciones y mientras avanza sobre escenarios y candidaturas, buscará mostrarse allí como quien sacará a la Argentina del default.

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