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Panorama Político

El Frente apuesta al voto delivery como tabla de salvación

Sin todavía digerir el humillante 3 por ciento de votos que cosechó en las primarias, Ernesto Sanz se lanza ahora a recorrer el país ya no como candidato, sino a garantizar el apoyo de la UCR a Mauricio Macri.


Sin todavía digerir el humillante 3 por ciento de votos que cosechó en las primarias, Ernesto Sanz se lanza ahora a recorrer el país ya no como candidato, sino a garantizar el apoyo de la UCR a Mauricio Macri.

Sanz siempre supo que perdería, aunque no imaginó que fuera a ser de tan mala manera.

En lo personal es casi un muerto político, no sólo por el resultado, sino porque la alianza que propició con el PRO hasta ahora no está pagando lo que se esperaba.

Una de las primeras escalas de Sanz será Santa Fe, donde la UCR en particular y el Frente Progresista en general quedaron muy golpeados por el cuarto lugar.

La experiencia de la boleta corta no dio ningún resultado y terminó fagocitada por la carrera presidencial. Esa fue la razón esencial. Era un riesgo que el Frente aceptó correr.

Le salió muy mal y lo está pagando caro. Con el resultado puesto es sencillo concluir que fue un error, pero no puede juzgarse sin tener en cuenta en qué contexto se tomó esa decisión y cuáles eran las alternativas disponibles.

Lo contrario hubiera sido que los socialistas aten sus candidatos a senador y diputado a Margarita Stolbizer, los radicales los suyos a Ernesto Sanz y Pablo Javkin se abrazara a Elisa Carrió como si se estuviera poniendo un chaleco bomba.

Una movida así hubiera desembocado en octubre con Carlos Reutemann, los radicales, los macristas y la Coalición Cívica mezclados en una misma lista. En el mismo barro manoseados los que un mes antes habían entablado una encarnizada batalla entre lo que se presentó como dos modelos antagónicos: uno de perfil progresista y el otro de centroderecha neoliberal. Cabe recordar que si algo definió el nacimiento del Frente Progresista hace dos décadas fue ser contracara de la hegemonía reutemista.

Voto delivery

El Frente no tiene más alternativa que impulsar el corte de boleta sin pruritos o perder con las botas puestas. Ahora lo importante es que la gente meta la boleta de sus candidatos, sin importar tanto si votan a Massa, Macri o Stolbizer a presidente. No hay dudas de que el callejón es más apretado para el socialismo, para quien Macri y el PRO resultan un límite.

No es cuestión de inventar nada. El voto delivery es una vieja práctica que habilita la boleta sábana desde el momento que se reparte casa por casa y se puede usar el día de los comicios salteando tener que cortar en el cuarto oscuro.

Se trata de una fórmula muy usada en otras provincias y el conurbano bonaerense. De hecho ya se vio en las Paso: intendentes que habilitaron a repartir su boleta combinada con diferentes candidatos presidenciales. Cortada, planchada y lista para meter en la urna.

A remar

Lo que se viene en el Frente Progresista, fruto de la incómoda pero irremediable situación en la que quedó, es un show de equilibrismo político. De acá al 25 de octubre el discurso está obligado a explorar todos los grises disponibles. También los “ingenieros electorales” ganarán protagonismo en esto del voto delivery. El primer paso es que el Frente consiga un nivel de movilización suficiente que le permita llegar casa por casa para dejar el “voto armado”. Un voto que, según quien lo reparta, puede promover mezclas inesperadas. Lo que parece claro es que potenciales electores de Binner y Marcucci no mezclan con Scioli (Perotti sacó prácticamente lo mismo que el bonaerense, no hubo corte).

Aún cando consiga movilizarse a full y llegar casa a casa, remontar el cuarto puesto es muy cuesta arriba. Sí parece posible (y necesario) achicar distancias e incrementar el número de diputados, que hasta ahora sería uno solo.

Posicionamiento

Todas estas cuestiones son las que los referentes de los tres grandes sectores del radicalismo santafesino conversarán con Sanz, con el socialismo y el resto de los socios del Frente Progresista. Tienen en claro que es poco lo que hay que ganar y que el objetivo pasa por reducir daños y salvar lo que se pueda.

Más allá de todas las mesas de arena e hipótesis que se desplieguen, en algún momento de la campaña se requerirá un pronunciamiento partidario formal. Y en ese caso por las consultas que hizo este diario, se descuenta que la mayoría de la UCR santafesina ratificará el Frente Progresista, más allá de cómo resuelva en la práctica el entuerto de las candidaturas presidenciales.

Hasta ahora, los que adelantaron la jugada y dijeron que votarán a los legisladores del Frente Progresista y a Macri a presidente fueron el intendente de Santa Fe, José Corral, y el diputado nacional Mario Barletta. Si bien ambos pertenecen al grupo de la Universidad del Litoral, sus pronunciamientos obedecen a diferentes razones, fundamentalmente porque hace un tiempo que están en el mismo lugar pero no son lo mismo.

Corral, que adquirió vuelo y autoridad política propia como para reclamar ser el interlocutor del actual y del futuro gobernador, estudió los resultados del domingo y concluyó que los mismos que en junio lo reeligieron como intendente ahora lo votaron a Macri. Por eso, bajo el paraguas de lo decidido por la conducción nacional, se expresó en el mismo sentido que en las urnas lo hizo su base electoral.

Barletta, en cambio, está necesitado de recrearse un horizonte político después de haber perdido posiciones en la UCR provincial y dentro de su propio sector. Quizás dolido por las derrotas que le surtieron, quizás por afinidad ideológica, en cualquier caso cree que el predominio del socialismo es una etapa que la sociedad santafesina está en proceso de dejar atrás; que el adversario es Omar Perotti y el justicialismo, y que el radicalismo tiene que subirse al tren del PRO, al que ve como articulador de un proyecto de oposición nacional con futuro.

A ambos les salió a cortar camino el vicegobernador Jorge Henn, que oficia como centinela ante las tentaciones que Macri les tiende a los correligionarios. “Votar a Macri es favorecer a Reutemann”, sintetizó, casi como si fuera un eslogan. Es un planteo realista si se tiene en cuenta que el corte de boleta en las primarias fue ínfimo y que históricamente los porcentajes son muy reducidos. Henn cree que no hay voto delivery que valga, que por más que Corral y Barletta pregonen votar a Macri en la presidencial y a los legisladores del Frente Progresista, si se repite el patrón de conducta del domingo pasado no habrán hecho más que aumentar las chances de Reutemann y Ana Laura Martínez.

Pasada una primera semana poselectoral dominada por el análisis de los números, la que viene requerirá definiciones de los referentes del Frente Progresista, si no en público al menos puertas adentro. Al igual que en ocasión de las Paso, el menú tiene como plato principal elegir el mal menor.

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