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El final, cada vez más cerca

Los hinchas leprosos reconocieron al Tata Martino, quien pronto se alejará para dejarle el lugar a Alfredo Berti. Newell’s: recorrido por el torneo Inicial


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“Olé, olé, olé… Tataaa… Tataaa…”. El hincha de Newell’s no tiene palabras para agradecerle a Gerardo Martino este presente y la ovación que surge de cada rincón del Coloso cuando el Tata se acerca al banco es cada partido más estremecedora. Y a medida que el hincha leproso comienza a entender que el final se acerca, el aplauso es más fuerte y el agradecimiento, eterno.

Martino fue el hacedor de un milagro futbolístico impensado hace un año y medio cuando Newell’s no podía ganar ningún partido y comenzaba a ver los promedios del descenso como un gran problema. Y ese idilio que ya existía de antemano por la historia que el Tata ya había escrito como jugador leproso, se transformó en un sentimiento inexplicable a partir del título obtenido hace algunas semanas.

Coronarse en la Copa Libertadores sería la gloria para Martino y muy pocos se opondrían a la idea de ubicarlo en lo más alto del pedestal de los ídolos leprosos, incluso sobre Marcelo Bielsa. Pero más allá de lo que suceda en el torneo continental, el hincha rojinegro empieza a sufrir la ausencia y por eso no puede evitar cantar “El Tata no se va…”, cuando ya todo el mundo sabe que Martino decidió culminar su ciclo y Alfredo Berti ya fue designado para sucederlo.

Los números dirán que hasta ayer Martino dirigió a la Lepra en 71 partidos, con 36 victorias, 18 empates y 17 derrotas. Con una efectividad del 59,15 por ciento de los puntos.

También dirán que con el Tata en el banco la Lepra se coronó campeón del torneo Final 2013, con la mayor cantidad de goles a favor de un equipo leproso en torneos cortos. Y aún la historia tiene un capítulo abierto en esta Copa Libertadores.

Lo que no podrán reflejar nunca los números es el sentimiento; el que tuvo Martino cuando dejó atrás millones de dólares para embarcarse en una cruzada donde tenía mucho más para perder que para ganar; el de agradecimiento eterno de los hinchas hacia el Tata por haber dicho que sí cuando otros dijeron “no”. El Tata comenzó a despedirse. Será un adiós o un hasta luego. Al hincha poco le importará. En sus corazones, ya se quedó para siempre.

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