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El fin del mundo empezó, pero será lento

El 21 de diciembre no pasará nada pero la vida se hará cada vez más difícil en un planeta que se sobrecalienta.

Guerra nuclear, pandemia viral, cambio climático. La supuesta profecía maya del fin del mundo no se cumplirá, pero el Apocalipsis ya comenzó a escala del Universo entero, aunque la agonía será lenta, advierten científicos.

“La idea de que el mundo se acabará súbitamente, por una causa cualquiera, es absurda”, declaró David Morrison, científico de la Nasa y especialista de la vida en el espacio.

“La Tierra existe desde hace más de cuatro mil millones de años, y pasarán muchos más antes de que el Sol vuelva inhabitable nuestro planeta”, insistió el científico que fustigó las “ridículas” versiones que predicen el fin del mundo para el 21 de diciembre 2012, injustamente atribuido al calendario maya.

En unos 5.000 millones de años, el Sol se transformará en “gigante rojo”, pero el creciente calor habrá, desde mucho antes, provocado la evaporación de los océanos y la desaparición de la atmósfera terrestre. El astro solar se enfriará después, hasta extinguirse, pero eso ya no nos concernirá, explica.

“De aquí a entonces, no existe ninguna amenaza astronómica o geológica conocida que podría destruir la Tierra”, asegura David Morrison.

Sobrevivir una pandemia mundial podría ser más complicado, aunque “no provocaría el fin de la humanidad”, explica por su parte Jean-Claude Manuguerra, especialista de virología del parisino Instituto Pasteur.

“La diversidad de sistemas inmunitarios es tan importante que hay al menos un uno por ciento de la población que resiste naturalmente a una infección”, aseguró el experto a la revista francesa Sciences & Vie, que consagró un numero especial al fin del mundo.

La teoría de una guerra nuclear, finalmente, ha perdido fuerza desde el fin de la Guerra Fría, aunque no ha desaparecido del todo.

El número de víctimas dependería de su magnitud, pero incluso un conflicto regional –como entre Pakistán y la India– bastaría para causar un “invierno nuclear” con efectos en todo el planeta, tales como una caída de las temperaturas que volvería imposible la agricultura.

Pero los científicos se muestran más inquietos por el cambio climático, advirtiendo que el calentamiento del planeta es lo que más se parece a ese temido fin del mundo.

Y esta vez, no se trata de simples temores e hipótesis. Sequías, tempestades y otras catástrofes naturales se volverían más frecuentes e intensas con el alza de las temperaturas mundiales, que podrían aumentar +2°C, +4°C y hasta +5,4°C de aquí al 2100, señalan.

Esto equivaldría a un suicidio colectivo de la especie humana, advierten los científicos, que intensifican sus llamamientos a frenar el devastador calentamiento del planeta.

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