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El día que Evita volvió a Totoras

El peronismo de esa ciudad restituyó un busto de la segunda mujer de Perón que había sido derribado en 1955 y llevado, atado con cadenas, por las calles del pueblo. Fue recuperado por un agente municipal que lo escondió durante 18 años.


El Partido Justicialistas de Totoras restituyó ayer un busto de Eva Perón que había sido derribado y arrastrado con cadenas por las calles de la ciudad en septiembre de 1955, luego del golpe de Estado que derrocó al general Juan Domingo Perón, y que permaneció oculto al resguardo de militantes peronistas durante los 18 años siguientes de proscripción, para volver ayer a su lugar original.

La restitución del busto que recuerda la figura de la Abandera de los Humildes y segunda esposa de Perón se realizó ayer por la mañana en la plazoleta de la localidad de Totoras, ubicada 66 kilómetros al noroeste de Rosario por la ruta 34.

“La historia del busto de Evita de la localidad de Totoras es una síntesis de la historia misma de nuestro movimiento”, dijo el diputado Agustín Rossi durante el acto.

“Quisieron silenciarnos, fuimos víctimas de la violencia, hicieron desaparecer a miles de compañeros, pero no pudieron matar nuestras ideas y utopías”, completó el legislador rosarino.

Mónica Benaglio, militante peronista de la localidad del departamento Iriondo, sostuvo: “Volvemos a tener en nuestra ciudad el busto de Evita, quien le dio a la mujer el verdadero lugar que tenía que tener en la sociedad argentina”. La mujer fue la encargada de reseñar, durante el acto, el periplo histórico del busto que hoy fue restituido.

“En septiembre de 1955 el busto fue atado con cadenas, derribado y arrastrado por las calles de Totoras”, explicó, en relación con la decisión de la autodenominada Revolución Libertadora de “borrar” todo rastro de los gobiernos justicialistas.

El punto más elevado de ese intento fue el decreto ley 4161 del año 1956, firmado por el general Pedro Eugenio Aramburu, que prohibía la mención de palabras como “peronista”, “justicialista” o “tercera posición”.

Según contó Benaglio, luego de derribar el busto “un empleado municipal lo encontró y lo mantuvieron escondido en un viejo galpón, para que nadie lo encontrara”.

“En 1972, cerca del regreso de Perón –continuó la mujer– apareció el busto de Evita para presidir cada reunión de la Unidad Básica de Totoras”, una pequeña localidad de algo más de 10 mil habitantes, que fue declarada ciudad en 1985.

“Varios militantes cuidaron el busto durante años y gracias a ellos hoy esta aquí entre nosotros”, concluyó la militante sobre las derivas de la imagen de Evita.

Por su parte, Elvio Mario Bidut, secretario general del PJ de Totoras, dijo que “tanto odio contra Evita no tuvo los resultados que esperaban sus detractores”.

“Estuvo y está en el corazón de los argentinos, de los más humildes, está con los obreros, con los niños”, completó el dirigente.

Por último, Rossi felicitó “a los compañeros de Totoras por haber organizado un acto tan emotivo”. Y señaló que “Evita ayudó a que los más pobres recobraran la dignidad y la autoestima”, mientras que “Néstor y Cristina (Kirchner) siguieron su ejemplo y ayudaron a que los argentinos recuperemos la autoestima como pueblo después de la crisis del 2001”.

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