El Hincha

Adiós a la leyenda

El día que el Trinche describió al fútbol femenino: “Esto me recuerda a la esencia del fútbol”

Fue en el partido entre San Lorenzo y Central, en la Ciudad Deportiva de Granadero Baigorria. El Trinche, que acostumbraba ver partidos de inferiores, se había acercado a la cancha del pozo para ver fútbol femenino


Jueves 11 de enero de 2018 en la cancha de atrás de Baigorria. Fue en un amistoso entre Central y Córdoba. Foto: Juanjo Cavalcante

Al Trinche no lo vi jugar, por cuestiones lógicas. Cuándo el bailaba a la selección argentina en abril de 1974, yo no existía. De chiquita tal vez escuchaba su nombre en las charlas de sobremesa, pero no fue hasta grande que lo pude conocer personalmente. Fue en una obra de teatro inspirada en él. El teatro no me apasiona, pero el fútbol sí. Y las historias también. El diario me sugirió que vaya a verla y escriba. Y salió una nota. Después me lo crucé en la cancha de Central. Yo yendo a trabajar y el a ver fútbol, a fin de cuentas hacíamos lo mismo pero distinto.

Pero la última vez que lo vi al Trinche fue en otro escenario. Era un martes a la tarde, cerca de las 16, en la Ciudad Deportiva de Granadero Baigorria, Central recibía a San Lorenzo. Apoyado en el escalón que separa, como si fuera un muro en miniatura, la parcialidad local de la visitante estaba él. Con remera clara y bermudas, hablaba con su amigo y ex jugador, también del Charrúa, Darío Juárez. Me acuerdo que me llamó la atención. Es que desde hace tres años recorro las canchas de Rosario viendo fútbol femenino y nunca me encontré con un jugador viendo a las pibas. Y este no era cualquiera… era la leyenda. Apelo a la memoria porque tengo muchos pasajes en blanco. ¿Qué partido era? Le pregunto a un colega, que estuvo esa tarde conmigo, y me lo confirma. Busco esa foto y no la encuentro. Y la bronca de no haberlo registrado aparece.

Pregunto, pregunto y sigo preguntando. Necesito más datos. Y llegan. El Trinche estaba en la tribuna del pozo rodeado de gente, y cuando arrancó el partido dijo: “lo más importante está por comenzar”. Hablaba de la pelota.

“No quiero que se distraigan conmigo, quiero que vean el partido. Después los espero y nos sacamos una foto”, me cuenta Hernán Alberio. Terminó viendo el partido en el costado, contra el río. Cuando terminó cumplió y se sacó fotos con todos y todas. “Había como 30 personas haciendo cola para sacarse una foto”, continúa contando Hernán, vocal de Central, responsable de Divisiones Inferiores y testigo de la tarde que el Trinche quedó deslumbrado por Virginia Gómez.

Al Trinche no lo vi jugar. Lo conozco por los relatos de mi viejo, que por aquel entonces tenía 10 años y estuvo ese famoso partido con su papá y su tío. Este viernes a la mañana me escribió: “Era hermoso. Tengo una tristeza…”. Y en tiempos de cuarentena salir a abrazar está prohibido y no puedo hacer nada. A la distancia le cuento que voy escribir del día que lo crucé viendo fútbol femenino y que me cuente otra vez de ese partido.

“Ya iba esporádicamente a ver a Central Córdoba, la nona (su abuela) se había hecho de Central Córdoba y siempre me decía de ir a ver al Charrúa. Yo me enganchaba”, me dice. Cuenta que por aquellos años la rivalidad entre Central y Newell’s no era la de ahora y que en aquel partido en las tribunas estuvieron todos juntos. “Fue una cosa de locos, fue un baile”. “Yo me acuerdo que el Trinche no se movía del círculo”, me dice la formación de memoria y me cuenta que la fiesta de la tribuna y los “ole” fueron alucinantes.

La leyenda, el que fue mejor que Maradona, al que muchos no vimos jugar pero enloquecemos escuchando sus historias, al que algunos tuvimos el placer de conocer, de cruzarnos en una cancha, la leyenda del fútbol que veía también jugar a las pibas.

 

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