Enrique Genovar
Rosario Central debuta este jueves en la Copa Libertadores. El equipo de Miguel Ángel Russo comienza su camino internacional ante Peñarol de Montevideo. El Canalla debe sacar chapa y comenzar con el pie derecho. El encuentro será en su casa, el lugar donde estuvo invicto 32 juegos. Sin dudas, un escenario ideal para quedarse con lo que estará en juego en el primer encuentro de los seis que definirán qué equipos de este grupo se clasificarán a los octavos de final.
Está claro que no llega de la mejor manera. El andar en el certamen doméstico está lejos de ser el ideal. Central casi que no ha tenido partidos buenos en lo que va del año y sólo cosechó un puñado de buenos resultados que no le permitieron pasar a los playoffs. Uno de esos juegos que ganó fue el Clásico, con todo lo que eso implica en Rosario, pero la euforia generada por un nuevo triunfo en el partido más importante de todos ya quedó lejos.
Para jugar el torneo más importante de todos el Canalla tiene algo que escasea bastante en los otros competidores por la Copa más preciada de todas: un técnico con oficio. Miguel Ángel Russo no solamente dirigió en muchas ediciones de la Libertadores, sino que además está dentro del selecto grupo de entrenadores que la ganó. No hay dudas de que la sapiencia de quien hoy está sentado en el banco de suplentes es un plus que debe ser aprovechado, sumado a todo lo otro que hay que tener para llegar al primer objetivo.
Central inicia su camino en el torneo más importante de todos, al cual llegó siendo campeón de una de las ligas más importantes del mundo. Sacar esa chapa en toda la etapa de grupos, especialmente en el debut, es una obligación si quiere tener un buen andar desde el primer paso. El Canalla quiere su segunda estrella internacional y la ilusión de conseguirla y quedarse por primera vez con la Libertadores es muy grande. Y el primer paso ante Peñarol en ele Gigante será muy importante para sostener ese deseo.
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