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El arte y la cultura como pilares de la sociedad

El desarrollo artístico y cultural es esencial para una comunidad puesto que forja la identidad de un pueblo.


El desarrollo artístico y cultural es esencial para una comunidad puesto que forja la identidad de un pueblo, le dice a la gente quiénes son como sociedad y los alimenta sentimental e intelectualmente.

Que un gobierno invierta en cualquiera de estos dos temas no es algo menor, porque estimular la cultura es estimular todos los ámbitos de una sociedad.

Poner dinero para refaccionar un piano en un centro cultural no es simplemente arreglar un instrumento, la acción no muere en algo tan simple. Junto con el piano sobreviene la posibilidad de darle a un pianista la oportunidad de expresarse, y a un pueblo de escucharlo.

De esta forma se genera un gran ciclo en el cual la gente comienza a participar de la actividad artística y cultural de una ciudad. Además, estos dos ejes suelen amalgamarse para formar la piedra angular que sostiene a la sociedad, a su idiosincrasia.

No obstante, nunca dejará de faltar aquél que sostenga lo contrario, que señale que no es necesario gastar dinero en arte y que afirme que hay asuntos más apremiantes.

De buenas a primeras lo anterior podría pasar por cierto, pero sólo si se realiza una visión insustancial y adocenada porque si se cavila sobre este punto se llegará rápidamente a la conclusión de que el comentario, además de filisteo, sufre de una incapacidad analítica muy peligrosa.

“El género humano tiene, para saber conducirse, el arte y el razonamiento”, sostenía Aristóteles. Esto es así y no puede ser dejado de lado en la política, pues ignorar el arte sería ignorar un eje fundamental de la esencia humana.

Por otro lado, la cultura tiende a estar ligada al razonamiento, a ese conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. De esto se sigue que el arte son los sentimientos, y la cultura el razonamiento, pero lejos de una división maniquea cuerpo-alma, el arte y la cultura comulgan, se aúnan para formar al ser. Entonces dejar de lado estas cuestiones se torna en algo mucho más importante que dejar que un piano acumule polvo en un rincón olvidado del teatro.

Finalmente, se puede concluir que cuando un gobierno apuesta en arte y cultura, también lo hace en la identidad social, invierte en un patrimonio intangible que da resultados sumamente tangibles.

El arte le permite a la gente ver cosas que normalmente se pasan por alto, observar belleza ignorada, pensar de otra manera, rondar las cosas desde el otro lado.

Alguien que tenga un gran poder de análisis e inteligencia se diferencia del resto no por las inferencias que ejecuta luego de observar algo, sino por la observación misma.

Las personalidades analíticas contemplan cosas que al resto les pasan inadvertidas, esta capacidad es nutrida por el arte y puede aplicarse en diferentes temas como la política, la economía y demás.

Entonces el arte no muere sólo en sentimientos, por eso se dijo anteriormente que hay una comunión entre el arte y la cultura, que ambas juegan en sus recintos y traspasan los límites señalados por los diccionarios, que el arte también es el razonamiento y la cultura los sentimientos.

Un gobierno que apueste a desarrollar la capacidad de análisis en los pueblos, su inteligencia, su riqueza sentimental, es un gobierno que realmente quiere un avance que no sea superficial.

En definitiva, el arte y la cultura son la esencia de las personas y de la sociedad, alimentan al ser como individuo y como parte de la comunidad, son los pilares invisibles que sostienen los paralelepípedos donde seguramente alguien se resguarda creyendo estar a salvo y pensando que sería hermoso que por la noche un pianista hiciera sonar el Steinway olvidado y lleno de polvo en el teatro.

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