Por Javier Hernández
Por primera vez en Sudamérica, en lo que marcará una velada histórica para los amantes del blues, esta noche, el legendario saxofonista Eddie Shaw junto a su quinteto Chicago Blues Saxophone, llegará por primera vez a Rosario para recorrer más de medio siglo de carrera en un concierto que se llevará a cabo, a partir de las 21.30, en la sala Lavardén (Sarmiento y Mendoza). Como telonero se presentará Caburoblus, la banda rosarina liderada por el cantante Caburo.
Figura esencial del mundo del blues, el músico que se encuentra realizando su primera gira por el país, accedió a una entrevista con El Ciudadano donde repasó momentos clave de su importante trayectoria.
—¿Cómo hace para conjugar sus viejos sonidos con la búsqueda de lo nuevo?
—Intento quedarme con los viejos sonidos, me gustan los nuevos sonidos: son buenísimos, pero yo soy un artista tradicional de blues y trato de mantener ese sonido todo el tiempo.
—Después de tantos años de trabajo, ¿cuál cree que es el momento del blues en la actualidad? ¿Cuáles cree usted que son las mayores diferencias y similitudes con los años 60 y 70?
—El blues está muy bien ahora, estaba bien antes y está bien ahora. Yo voy a tratar de mantenerlo vivo mientras esté vivo, el blues fue toda mi vida y estoy agradecido de poder continuar tocando y recorriendo el mundo con mi música. La música cambió entre los 60 y 70, pero el blues tradicional no cambió. Así que está bueno tener los dos –lo viejo y lo nuevo–, yo conozco lo nuevo, pero también lo viejo.
—Fue miembro de grandes bandas como la de Howlin’ Wolf, Willie Dixon, Otis Rush y Muddy Waters. De todos ellos, ¿cuál fue su mayor influencia?
—Howlin’ Wolf es mi mayor influencia. Me dio el secreto, fueron buenas épocas y duró trece años. Con cualquier banda siempre hay problemas pero (con él) siempre fueron recuerdos más positivos que momentos tristes. Toqué con él hasta que murió y desde ese momento sigo intentando mantener la tradición de su música viva en toda ocasión que se me presenta de tocar: lo recuerdo en mis shows, en mis grabaciones.
—Los intérpretes de vientos suelen establecer una relación muy particular con su instrumento. ¿Cómo es la suya con el saxofón? ¿Y con la armónica?
—Mi saxo y mi armónica son mi vida. Toco más saxo que armónica: es mi esposa, hace todo por mí, es quien me ayuda a pagar las cuentas, quien me hace feliz, quien hace que la gente disfrute de mis shows, etcétera.
—¿Qué rescata de su presentación junto a Rolling Stones?
—Fue una buena experiencia, están en el mismo negocio que yo, en un nivel más alto, pero amo a Clapton, a Keith (Richards) y a todos esos tipos, ellos también me ayudan a seguir tocando con mi música y me respetan. Siempre que Bill Wyman viene a Chicago me llama y viene a tomar algo a mi casa, un té por lo general.
—Llega a Rosario junto a su quinteto Chicago Blues Saxophone; ¿cómo pensó esta presentación?
—Espero que sea un show de mucha energía de blues, que podamos divertirnos todos, que podamos conocernos con nuevos y viejos amigos. Y que sea una buena oportunidad para conocer esta ciudad de Argentina en la que nunca estuve.
—En una entrevista disparó que “nunca” decidió ser músico. Ahora, cuando mira para atrás y ve todo lo que logró, ¿que objetivos se plantea cada vez que sale a tocar?
—En lo que hago intento satisfacer a mucha gente, a todo el público, y hacerme amigos, lograr más fans de blues y hacer que me inviten nuevamente a venir. De eso se trata mi vida.
75 años tiene este legendario músico del blues nacido el 20 de marzo de 1937 en Mississippi. Considerado un prócer del género es figura clave del mundo del blues. A lo largo de su carrera compartió escenario con legendarios exponentes como Ike Turner, Guitar Slim, Muddy Waters, Howlin’ Wolf, Otis Rush y Magic Sam, además de haber participado en sesiones con artitas de la talla de The Rolling Stones, Eric Clapton y Ringo Starr.
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