Diez días atrás se realizó uno de los actos opositores más importantes a la gestión Cambiemos: 400.000 personas abarrotaron la 9 de Julio en la Ciudad de Buenos Aires. Si bien mediáticamente se instaló la idea de una disputa entre Hugo Moyano -secretario general de Camioneros- y el Gobierno como único sentido de la convocatoria, se movilizaron gremios y movimientos sociales de todo el país contra las políticas económicas y sociales del macrismo. El acto excedió la “pelea” entre el líder de Camioneros y el presidente de Mauricio Macri.
Entre los distintos temas que se hablaron post acto y la movilización del 21 de febrero (21F), surgió el hecho de que entre las personas que hablaron no hubo ninguna oradora mujer. En una Argentina sacudida en el último mes por la presencia de mujeres feministas en el panel de un programa televisivo tan popular como es Intrusos, en medio de la organización del próximo Paro Internacional de Mujeres el 8 de marzo, y ante la inminente discusión en el Congreso nacional sobre la legalización del aborto, llama la atención cuando se dan ciertos acontecimientos que dejan de lado por un momento el protagonismo que están teniendo las mujeres en otros ámbitos. Lo mismo se vio en la cumbre del PJ en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, cuya foto principal se sintetizó únicamente entre varones representantes del kirchnerismo, massismo y randazzismo. Se trata de uno de los múltiples frentes de batalla que viene librando el movimiento de mujeres organizado: aumentar su participación en los distintos lugares de poder.
Sonia Alesso (secretaria general de Ctera y Amsafé), Laura Ferrer Varela (secretaria general de Coad) y Stella Hernández (secretaria de organización en el Sindicato de Prensa Rosario) son militantes gremiales de Rosario. Las tres iniciaron su actividad sindical en los albores de la recuperación democrática en los ochenta. De aquellos años a esta parte, todas coinciden en que hubo más avances que retrocesos en lo que es la participación de mujeres en el sindicalismo y lo celebran.
A pesar de no tener oradoras, el 21F estuvo conducido por dos mujeres: Claudia Lázzaro, secretaria de Género y de Derechos Humanos del Sindicato de Curtidores de la República Argentina, y Estela Díaz, secretaria de género de la CTA. Durante la jornada, en más de una oportunidad hicieron referencia al próximo paro del 8 de marzo. Asimismo, Esteban Castro (secretario general de CTEP) y Hugo Yasky (secretario general de la CTA) nombraron en sus discursos la convocatoria del 8M y adhirieron a su proclama.
Stella Hernández no estuvo presente en el acto, pero siguió de cerca sus repercusiones. Al respecto, expresó que “cuesta ver ese palco repleto de dirigentes donde falta la representación de las mujeres”. Si bien recordó que había algunas representantes en el escenario, consideró que ello fue “insuficiente”.
En consonancia, Laura Ferrer Varela, que estuvo presente en el acto, manifestó que “hay una necesidad de que haya un avance de las mujeres en los sindicatos”. Recordó que son muchas las mujeres que están al frente de diversos gremios y que el protagonismo que vienen teniendo las mujeres en este último tiempo “va a demostrarse nuevamente el 8 de marzo, y tiene que verse reflejado en la participación dentro de los actos, no sólo en la presentación de los oradores o la lectura de quiénes son los que adhieren”.
La dirigente del Sindicato de Prensa también dijo que le parece importante “valorar” los avances que se vienen dando, en reconocimiento a que hayan sido dos mujeres quienes condujeran el acto. “Tenemos que tener la capacidad de valorar esto que está ocurriendo, por supuesto que siempre queremos más porque corresponde, pero tenemos que saber que aunque no sea tan sencillo, lo estamos logrando. Ya que nos estemos preguntando si hubo o no oradoras quiere decir que hay un principio de conciencia sobre el tema, antes nadie se lo hubiera preguntado”, reflexionó.
Por su parte, Sonia Alesso indicó que “quienes tomaron la palabra fueron los secretarios generales de los gremios, elegidos por sus compañeros y compañeras”. Ella fue una de las mujeres que estuvo sobre el escenario en primera fila. Consideró que centrarse en que no hubo oradoras es “mirar el vaso medio vacío”. Sin desconocer las dificultades que históricamente han tenido las mujeres para llegar a ocupar mayores cargos en el sindicalismo, sostuvo que “no es poco el avance” que vienen teniendo en estos ámbitos. También señaló que arriba del escenario había varias mujeres aunque no fueran tan conocidas y que eso forma parte de todos estos pasos adelante que se vienen dando. “No estamos peor”, enfatizó.
En particular, Alesso sostuvo que dentro de la CTA esta “lucha se da de forma colectiva, fue tema de debate en plenario nacional y en el Congreso”. Se detuvo en el hecho de que se requieren más políticas públicas destinadas a las mujeres y enumeró lo que considera son retrocesos que se dieron en estos años de gestión macrista: la no aplicación de la ley de educación sexual integral, campañas de prevención del VIH/SIDA, represiones en los Encuentros Nacionales de Mujeres, ataques a la comunidad LGBTI y políticas discriminatorias.
Las tres militantes resaltaron la importancia del acto en cuanto a un principio de acuerdo opositor: se requiere también, indicaron, planes de acción en común para poder darle batalla a lo que consideran un paquete de políticas nacionales que afecta profundamente reivindicaciones históricas del sindicalismo y, sobre todo, las vidas de los trabajadores y trabajadoras. La unidad empieza, desde sus miradas, a ser un hecho pero requiere ser sostenido en el tiempo. Por su parte, el movimiento de mujeres viene demostrando una transversalidad tal que permite la unidad entre sectores políticos que posiblemente no se sentarían al lado en otros temas.
Todas hablaron de la importancia que tiene el próximo paro internacional el 8 de marzo. “No sólo se está discutiendo en las grandes ciudades sino también en los pueblos. Va a ser una gran movilización”, afirmó la titular de Ctera. “Todo lo que se viene haciendo hace unos años con el Ni Una Menos, con el Encuentro Nacional de Mujeres, con toda esta marea de la lucha por los derechos de las mujeres está haciendo mella, no es que cae al vacío”, opinó Hernández.
Ferrer planteó que el 8 de marzo podrá leerse también como un llamado de atención al movimiento sindical general. Una forma de decir: acá estamos. En sintonía con el “Sin nosotras no hay unidad” que se largó luego del encuentro justicialista a principios de febrero.
Este año se cumplen cien años de la Reforma Universitaria. Cuando la secretaria general de COAD lo recuerda, indica que es un año donde habrá que salir a las calles a defender la educación pública, la salud y la vivienda. Se une así a otros reclamos históricos más allá de su sector: “Estamos en plena discusión por la paritaria nacional”. Alesso anda de reunión en reunión. Los despidos y precarización en los medios de comunicación vienen siendo moneda corriente los últimos dos años. El Sindicato de Prensa anda de marcha en marcha. Mientras tanto, se organizan los últimos detalles de lo que será el próximo paro internacional de mujeres, porque todas estas luchas tienen también a las mujeres como protagonistas y el 8 de marzo será una buena oportunidad para visibilizarlo.