El juez Juan Carlos Curto dejó ayer en libertad a los dos policías imputados de homicidio doloso por la muerte de Elías Damián Martínez, de 18 años, quien el viernes pasado murió de un disparo por la espalda mientras intentaba escapar a bordo de una moto conducida por un amigo, en barrio Rucci. La decisión se basó en que si bien los dos uniformados dispararon contra el muchacho (que se desplomó con una herida de bala en el omóplato izquierdo que le quedó incrustada en la base del cráneo), no podía determinar de qué arma oficial salió el disparo. Con ese argumento, pidió una fianza de cinco mil pesos a cada uno y denegó la prisión preventiva solicitada por el fiscal Pablo Pinto.
Fuentes del caso informaron que durante la audiencia celebrada ayer, que estaba prevista para hoy pero se adelantó, Pinto pidió prisión preventiva por el delito de homicidio calificado por ser funcionarios públicos y resaltó que tanto los dos jóvenes que fueron víctimas del robo, como los testigos ocasionales dijeron que los motociclistas no estaban armados. A eso, el fiscal le agregó que no se secuestró ninguna arma de fuego. Mientras que un vecino aseguró que no hubo enfrentamiento, sino que los policías fueron quienes abrieron fuego.
El abogado de uno de los policías basó su defensa en los antecedentes penales del joven asesinado, a lo que antepuso que no había por qué desconfiar de la palabra de los uniformados. En relación a que el muchacho ultimado no estaba armado dijo que la existencia del arma era discutible, e insinuó que el conductor de la moto podría haberla descartado.
El otro letrado prefirió volcarse para el lado del homicidio culposo al expresar que los disparos no fueron dirigidos al joven asesinado sino al vehículo en el que intentaba escapar. El fiscal Pinto adelantó que estudiaba apelar la resolución de Curto, aunque en principio estaría esperando los resultados de la autopsia.
El viernes pasado, en Polledo y Matheu, dos muchachos intentaron asaltar a dos pibes. Pero enseguida escaparon al ser visto por policías que los persiguieron unos 250 metros, hasta Blomberg y Manzi, donde los mataron.
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