Espectáculos

Dominic Miller y los acordes que hacen historia

El guitarrista de la banda de Sting, presenta esta noche a las 21,30, en el Teatro El Círculo su disco solista "November" junto aun trío de experimentados músicos. Por Javier Hernández.

Dominic Miller, de Sting al Círculo

 

A mí me interesa la imperfección así como la perfección”, enfatizó vía telefónica desde Francia el famoso guitarrista Dominic Miller en diálogo con El Ciudadano antes del comienzo de su gira que lo traería a la Argentina. El guitarrista llegará esta noche a Rosario acompañado por un trío de grandes músicos encabezado por Guy Pratt, ex bajista de Pink Floyd; en piano y teclados Mike Linduo, ex Level 42, y en percusión Rhani Krija, también ex miembro de la banda de Sting, para presentar –a partir de las 21.30, en el teatro El Círculo (Laprida y Mendoza)– su más reciente trabajo solista titulado November con el que se corre de la guitarra acústica y apuesta a sonidos más poderosos y eléctricos que los que se escucharon en sus anteriores trabajos.

Argentino de nacimiento, su nombre cobró fama mundial al destacarse en la banda de Sting y acompañar a otros artistas como Phil Collins, Paul Young, Level 42, Tina Turner, Brian Adams, Peter Gabriel, Pat Matheny y Luciano Pavarotti, entre otros.

Autor de la popular canción “Shape of my heart”, según Miller todo se trató de una casualidad: “Escribir buenas canciones es, de vez en cuando, una cuestión de suerte”, confió al tiempo que inmortalizó: “Sting la escuchó y me dijo: «Esa es una canción» y yo le dije «pero no es nada misterioso o particular, es solamente un concepto». A mí me alegra muchísimo que a mucha gente le guste la canción y tenga una conexión con ella, pero yo no creo que sea nada especial”.

Su gira 2011, que en su desembarco local contará con la presencia del músico Alejandro Lerner como invitado especial, abarcará cientos de fechas por Europa, Asia, Oceanía y América, aunque en este último destino sólo llegará a México, Colombia, Chile, Uruguay y la Argentina.

—Después de tantos años de trabajo, que muchos lo sigan llamando “el guitarrista de Sting”, ¿es como una simplificación de su carrera?

—Para mí no es un problema porque la realidad es que hace 21 años que estoy trabajando con Sting y eso, más o menos, define mi trabajo; es como un complemento, pero al mismo tiempo a veces hago mis cosas que son diferentes. Muchos también me llaman Dominic Miller y eso está bien también, pero poner mi nombre al lado de Sting no es para nada un problema.

—¿Cómo compatibiliza las dos facetas?

—Son dos cosas diferentes pero al mismo tiempo muy parecidas; hay mucho en común porque cuando trabajo con Sting estoy sirviendo a su música lo mejor que puedo y eso es algo fácil y natural para mí, pero cuando estoy con mi grupo, mis músicos hacen exactamente lo mismo a mi música y, digamos, yo soy el jefe; eso es otra responsabilidad más difícil, pero el premio es de vez en cuando mejor.

—Hablando propiamente del álbum “November”, se corre de la guitarra acústica y apuesta a sonidos más poderosos y eléctricos. ¿Qué se esconde en este cambio?

—Solamente quise cambiar. Como artista es importante cambiar las cosas de vez en cuando. No soy un artista que se queda con el lugar cómodo, para mí es importante cambiar y transitar lugares que no conozco muy bien porque ahí voy a descubrir nuevas cosas. Seguramente descubrí muchísimo haciendo este disco. La posibilidad de hacer música instrumental con guitarra eléctrica fue un proceso muy agradable para mí pero esto no quiere decir que seguiré haciéndolo en el futuro, pero tocar eléctrico es muy divertido.

—¿Tuvo más dificultades a la hora de componer para esta “nueva” sonoridad?

—No; creo que los arreglos son diferentes pero en cuanto a las composiciones no hay muchas diferencias, vienen del mismo lugar: de mi panza. El proceso de composición es casi el mismo, pero el proceso de arreglo es muy diferente porque se tiene que pensar en los otros instrumentos y a veces tocar menos para dar más espacios.

—Tardó sólo tres semanas en componer “November”, cinco días en grabarlo, y tres días en mezclarlo. ¿Qué se propuso expresar con el disco?

—Este disco fue una decisión “pensada” (consciente). Entramos al estudio con mis amigos –músicos que conozco bien y son muy buenos– y tratamos de hacer algo que saliera como si hubiera sido hecho en los 70. En los años 60 y 70 los artistas no tenían tanto tiempo, no tenían tres meses adentro del estudio. Quería hacer un disco que fuera algo del momento, porque el problema con la música y la industria de los discos es que desde finales de los 90 todo es demasiado producido por computadoras. Por eso creo que la industria casi terminó; porque tu vecino puede grabar un disco. A mí me interesa la imperfección así como la perfección y por eso fue un experimento hacer el disco y dejarlo así nomás, con el trabajo de los músicos que hacemos lo mejor que podemos ese día –como si fuera un partido de fútbol– donde hacés lo mejor en el tiempo que tenés.

—Quizá una de las más populares composiciones por las que se lo recuerde sea “Shape of my heart”. Con cierta perspectiva que da el tiempo, ¿qué cree que debe tener una canción para transformarse en histórica?

—No sé. La verdad que creo que con esa canción tuve mucha suerte: Escribir buenas canciones es, de vez en cuando, una cuestión de suerte porque la realidad es que yo estaba practicando con un concepto de música clásica de Chopin con guitarra y fue un estudio pequeño que escribí para mí mismo. Sting lo escuchó y me dijo: “Esa es una canción” y yo le dije “pero no es nada misterioso o particular, es solamente un concepto”. A mí me alegra muchísimo que a mucha gente le guste la canción y tenga una conexión con ella pero yo no creo que sea nada especial. Tuve mucha suerte, seguro que sí.

—En su concierto local se presenta junto a un trío de grandes músicos como Guy Pratt, Mike Linduo y Rhani Krija. ¿Cómo se compatibilizan sobre el escenario?

—Somos cuatro músicos con mucha experiencia. Guy es un bajista que tocó con Pink Floyd, Madonna, Michael Jackson; Mike Linduo ha tocado con Level 42 –un grupo muy famoso de los 80 y 90–; y Rhani es un percusionista que viene de Moroco y tiene un sonido y una perspectiva de la música que me fascina de los árabes y del norte de África; así que tengo músicos con mucha experiencia que entienden bien lo que estoy tratando de hacer. El concierto que hago es una variedad de estilos con mucha diversidad, desde heavy metal hasta música clásica, y estos músicos saben tocar un poco de todo porque son sesionistas como yo.

—Describió sus conciertos como “un viaje musical” a través de distintos elementos como el funk y el jazz pero también por “lo latinoamericano”…

—Sí, claro que sí.

—¿Cuál es la relación que establece con la cultura de esta región?

—Yo nací en la Argentina y mi infancia fue allí. No era músico cuando era chico pero seguro que la cultura quedó en mí porque cada vez que toco lo hago con un ritmo latinoamericano, no puedo escapar de eso. Yo tengo padre americano y madre irlandesa pero, le puedo decir a usted que tengo sangre argentina, sudamericana, porque crecí escuchando su música. Como pasa con el deporte –un elemento muy importante en Latinoamérica y especialmente en Argentina– la combinación es un espíritu, una onda, un “feeling”, que siempre sale en mi música; no importa si toco heavy rock o música clásica. Es muy importante para mí la conexión argentina.

—Para concluir, como testigo de la evolución del rock que creció escuchando a Hendrix y participó en más de mil conciertos alrededor del mundo; ¿qué tiene que tener un buen músico en la actualidad?

—Lo más importante para un músico de cualquier estilo es tener sus orejas abiertas a diferentes estilos todo el tiempo. Los mejores del rock escuchan todos los estilos: Eddie van Halen escucha mucha música diferente; Jimi Hendrix también lo hacía. Nadie sabe pero Hendrix tocaba cualquier cantidad de estilos. Los mejores músicos clásicos como Yo-Yo Ma, también escuchan y tocan jazz. Creo que para ser un buen músico de rock es importante escuchar una diversidad de  músicas y saberlas integrar en tus creaciones.

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