Espectáculos

Divulgadores de expresiones riesgosas de la música local

El colectivo de artistas Planeta X es promotor de variables musicales que no se suelen encontrar en los circuitos tradicionales. El año pasado editó siete discos por su sello, con gran diversidad de estilos.

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Javier Hernández

Nueve días pasaron de enero. Para algunos, momentos de ir cerrando balances en torno a lo que dejó un año de trabajo duro, para otros, tiempo de delinear nuevas metas. Fue un período indudablemente atípico para todos aquellos que viven del espectáculo y la cultura, teniendo que resistir, a costa de incansables esfuerzos, la psicosis producida por el paso de la gripe A por la ciudad. Aún así, los balances se pulen y, en ciertas ocasiones, imprimen un nivel más positivo del esperado. El colectivo de artistas autogestionados que lleva por nombre Planeta X es un caso para destacar. Dueño de un sello discográfico propio es, desde 1995, promotor de expresiones musicales que no suelen encontrarse en circuitos comerciales de promoción. Con una colección que reúne más de setenta ediciones en su historial, el 2009 ha servido para consolidar su proyecto, editando la nada desdeñable suma de siete trabajos de músicos y bandas locales. A partir de una filosofía centrada en la distribución de trabajos en forma gratuita, primero a través de discos compactos (donde sólo se cobraba el soporte) que eran repartidos en mano, y luego a través de internet, las producciones fueron adoptando año tras año su particular significado.

Por medio del trabajo autogestivo, cooperativo y horizontal, alejándose de la típica formación discográfica y pareciéndose más concretamente a lo que sería un grupo de amigos que sostienen un espacio físico (la casa) donde compartir experiencias y compromisos, el primer disco fue un compilado promovido en 1995 por la banda Sumergido. “Teníamos una sala de ensayo y estudio que estaba detrás de la librería de mi viejo donde se vendían libros antiguos y donde surge la idea de hacer un sello no sólo para grabar nosotros sino también invitar a otros grupos con la idea de sacar un primer disco. Ese es el origen de Planeta X y del sello”, cuenta Oscar Favre, uno de sus miembros e integrante de la banda Hermanxs.

Trascendiendo lo musical, Planeta X logró a lo largo de los años convertirse en un particular espacio cultural de la ciudad, “una experiencia compleja que tiene muchas más facetas que la estrictamente musical y que funciona también en el terreno de lo afectivo”, explica Charlie Egg, miembro del colectivo e integrante de Sinapsis.

Con un enfoque particular sobre el arte, lo que ensambla a los integrantes de Planeta X son “las ganas de ser atravesados por una experiencia que no tiene su eje solamente en lo musical, sino en las relaciones y en una búsqueda artística que no tiene que ser de una manera determinada. No hay un filtro estético que dice qué es lo que se edita y qué no”, cuenta Egg.

Abarcando lo que el artista Charlie Egg llama “expresiones riesgosas”, Planeta X Discos se ha caracterizado a lo largo de sus quince años por conjugar géneros musicales que van desde el tecno pop hasta el post punk, pasando por la canción latina.

Una de las bandas que editó su primer disco fue el grupo Hermanxs (antiguamente conocido como Juani & Hermanxs), integrado por Federico Colombo (bajo), Juani Favre (guitarra acústica, voz, percusión, batería), Oscar Favre (batería, percusión, voz), Rodrigo Javega (guitarra eléctrica), Natalio Rangone (piano) y Franco Santángelo (trompeta, percusión, coros).

Caracterizado como un disco que une, Oscar Favre cuenta que para él “la música no tiene un territorio fijo y que por el contrario puede viajar por muchos lugares distintos hermanando todo al mismo tiempo”. Superando determinados patrones musicales y culturales, el álbum y el grupo tratan de “hacer de la fluidez otro tipo de experiencia que no sea mercantil”, indica el artista.

Basado en el formato canción, los sonidos del disco se nutren de géneros tan diversos como música latinoamericana, folclore, rock progresivo, psicodélica y jazz, pero como afirma Favre, “intentamos crear un híbrido que tenga su propio carácter”.

Chanta Carlini es otra de las agrupaciones que desde 2005 viene realizando presentaciones en circuitos del under local y en 2009 editó su primer álbum homónimo. De la mano de sonidos caracterizados por el rock instrumental, la banda integrada por Andrés Tomé (bajo), Franco Pane y Julio Payaro (guitarras), editó cinco canciones que se hacen eco de los ritmos y la improvisación que caracterizan su música en vivo.

Proyecto Psicosis, mote con el que se conoce a Matías Cozzi fue, durante 2009, otro de los que se sirvió de la apertura riesgosa para experimentar con un álbum que está compuesto, como explica el músico, por “una serie de tres etapas (dividida en canciones) las cuales decidí reunir de esta manera con la intención de que, independientemente, perdieran su carácter abstracto”. En el track 1 llamado “Ningún otro lado” como cuenta el músico, “abrí y cerré mi estrecha relación con el acid house”. “De regreso”, título del segundo track, trata sobre, cómo, a partir de la visión de Cozzi, “todos los subgéneros underground que heredamos del último grito del radicalismo siguen vivos y más que nunca son una parte del sistema, no se oponen a nada y sólo copian modelos consagrados que les garantizan el éxito. Para el tercer track no hay muchas más seguridades: “Este track es de carácter impredecible”, concluye el artista experimental.

Con respecto a la función social de la edición musical, Chalie Egg resume: “Nosotros somos un colectivo y hay gente que se va uniendo. Tratamos de ser una parte de la historia musical de nuestra época. Buscamos ser un centro de expresiones más riesgosas por decirlo de alguna manera. Lo que nos gusta hacer son fracasos comerciales”.

Simple, la agrupación nacida en 1997 bajo la influencia de la escena de la música electrónica y post rock de ese entonces, integrada por Andrés Mantello (voz, guitarra y programaciones), Nicolás Purman (DJ y batería) y Nicolás Sala (bajo), editó en 2009 su cuarto trabajo discográfico denominado Melodía Mainstream, con fuerte influencia experimental minimalista y que se puede descargar en el sitio Web del colectivo.

Con La unidad por accidente, Los Codos, integrado por Paulo Milanesi (bajo, batería), Mariano Cambiaso (guitarra acústica, bajo), y Germán Iluminatti (guitarra eléctrica), logró llevar la experimentación a su máxima expresión. El disco de improvisaciones se sirve de sonidos tomados del aire en la sala de ensayo del grupo durante varios días. Como se lee en su álbum, “la música entra y sale sin pedir permiso, casi por accidente. El intercambio de instrumentos, las conversaciones intermedias, o algunas «interrupciones», aportan al sonido una cuota de desorden que resulta bastante simpática”.

La Tierra permanece, el nuevo disco instrumental de Juan Manuel Godoy, sucesor de su anterior Caen del cielo íntegramente realizado con un piano de juguete, fue realizado durante la pandemia de gripe A, como homenaje a un libro de igual título escrito por George R. Stewart. Como explica Godoy, “el libro narra la historia de unos sobrevivientes de una pandemia que terminan con la vida de casi todos los humanos. Lo que más me interesa de las historias post apocalípticas tiene que ver con que desaparezca todo o casi todo, hace que no se pueda seguir copiando patrones, sino que tenga que empezarse todo de otra manera”.

Los sonidos presentes en La Tierra permanece buscan, de esta forma, “explicar lo que a mí me pasaba con ese tipo de historias y cómo me las imaginaba en música. Me gusta tocar sin saber demasiado de teoría, dejándome llevar por las emociones”, remata el Godoy.

Valiéndose de la idea de compartir priorizando la cultura y la promoción artística por sobre la comercialización, los discos de Planeta X tienen por función, como cuenta Egg, “divulgar expresiones artísticas que son más riesgosas y sobre la cual nadie deposita expectativas de obtener dinero. Grupos de rock que no pretenden gustarle a las quinceañeras, producciones de música electrónica para avezados escuchas, delicias de la canción instrumentada con un vuelo poético-sonoro que no se encuentra en el mercado. No funciona como mercancía. Nosotros, en alguna época lo convertíamos en mercancía, hacíamos un CD sólo para que la gente lo tenga”.

En este orden de cosas, Oscar Favre (Hermanxs) recuerda que Planeta X “surgió a mediados de los 90, cuando el panorama era muy distinto, no existía internet en Argentina. Era el auge del CD como único formato para poder editar”. De esta forma, el artista recuerda: “Hacíamos pequeñas tiradas de discos. Internet nos abrió otras posibilidades”.

A su tiempo, Egg (sintetizadores, programación y voz de Sinapsis) también ha editado discos como solista. En 2009, Superposición vio la luz dejando apreciar un fuerte carácter experimental. Su reciente trabajo surgió cuando, como cuenta el artista, “yo estaba especulando con la física quántica y el concepto de superposición molecular, comenzando una exploración sonora que venía trabajando desde hacía tiempo y tenía su antecedente en Opiazepam (su anterior trabajo también editado por Planeta X Discos). Superposición está en la búsqueda de una electrónica más primitiva y espacios más definidos en cuanto a carácter”. Como solista, los trabajos de Egg, según dice, “son una continuación de las cosas que siempre hice y que antes editaban bajo el titulo de Sinapsis”.

“El hecho de que un disco no sea algo tangible, a mí me parece fantástico. No tiene átomos, es solamente una configuración de ceros y unos guardados en un archivo de computadora”, opina Egg.

Con la convicción puesta en el valor intrínseco del arte, Oscar Favre concluye expresando que “el contenido o lo que podríamos llamar «producto artístico», lo regalábamos. Queremos dar el mensaje que el capital intelectual y cultural, para nosotros no es reducible a una mercancía que se venda, sino que tiene que tener libre circulación”.

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