Economía

Correr de atrás

Distribución de cuotas paritarias: la nueva clave de las negociaciones en tiempos de alta inflación

Más allá de la centralidad que tiene el porcentaje inicial, los gremios ponen especial énfasis en acotar los plazos entre desembolsos para sus recomposiciones salariales. Las dificultades para recuperar las pérdidas durante los últimos años y la necesidad de replantear un horizonte


Arrancó un nuevo año y con él las negociaciones paritarias que tienen como dato insoslayable sobre las mesas de negociación las estimaciones inflacionarias que superan el 50%. Punto más o punto menos, una de las cuestiones que tienen muy en cuenta desde las centrales sindicales a la hora de evaluar ofertas en medio del contexto inflacionario que atraviesa Argentina, tiene que ver con la distribución de cuotas para cumplir con el porcentaje establecido.

Más allá de la importancia del número inicial, uno de los ejes de las negociaciones pasó a ser la forma en la que se asignará dicho incremento, teniendo en cuenta las pérdidas que vienen sufriendo los salarios en los últimos cuatro años. Analistas consultados advierten que, en el mejor de los casos, cerrando negociaciones con porcentajes que alcancen el equivalente a lo perdido en años anteriores, difícilmente sea suficiente para recuperar el poder adquisitivo ya perdido. Es decir, el daño ya está hecho y la recuperación demanda un extenso proceso.

En la provincia de Santa Fe las negociaciones se inauguraron con el rechazo de docentes, estatales y personal de salud a la propuesta provincial. SI bien en este caso hay fuertes cuestionamientos al ofrecimiento inicial, también surgen críticas en relación a los cronogramas de aumentos. En el caso de docentes, por ejemplo, consideran que arrastran pérdidas durante los últimos años y los incrementos graduales colaboran a intensificar esa erosión de los salarios.

Lo que ocurre por estos días en la provincia responde a casos en particular, pero al revisar los números generales, las pérdidas salariales en los últimos años son elocuentes. Según datos de la CTA Autónoma, el ingreso real de los trabajadores volvió a caer por cuarto año consecutivo (y el quinto de los últimos seis), tanto en el sector público como en el privado.

Aumento inicial y revisiones

De cara al 2022 y a partir de las primeras estimaciones, difícilmente se de una desaceleración en la inflación, y las mesas paritarias comiencen a negociar desde pisos porcentuales del 40%, una cifra que estaría incluso considerablemente por debajo de los augurios inflacionarios (50%). Los números indican que los salarios comienzan a negociar corriendo desde atrás, una problemática difícil de desactivar en un contexto complejo y en el marco de una ardua negociación con el Fondo Montario Internacional donde se dirime cuáles serán las variables de ajuste.

En diálogo con El Ciudadano, el coordinador del Observatorio de Derecho Social de la CTA Autónoma, Luis Campos, analizó la situación de las negociaciones para este año y consideró que el porcentaje inicial que se baraje en las rondas de negociaciones no va a ser el factor más determinante para saber si habrá o no recuperación del salario real, sino la forma en que se dé.

“Por supuesto que no es lo mismo negociar un 40% que un 50%, pero dado que esta no va a ser la única negociación durante el año el porcentaje puede ser engañoso. Un 40% hoy con una buena revisión en unos meses puede terminar siendo más que un 50% hoy con una revisión insuficiente”, explicó.

En ese sentido, agregó: “Un 40% en una cuota a partir de marzo y una buena revisión en unos meses sería un gran acuerdo, mientras que un 50% distribuido en varias cuotas a lo largo del año con una revisión en los primeros meses de 2023 posiblemente sea insuficiente”.

Para Campos, la manera en que se distribuyan las cuotas y revisiones en el corto plazo, serán las dos variables claves para analizar los acuerdos salariales que se vayan firmando.

Respecto a las pérdidas acumuladas durante los últimos años, desde su punto de vista, difícilmente puedan ser reparadas. En ese sentido sostuvo: “Las pérdidas de los últimos años, especialmente 2018 y 2019, fueron tan grandes que aún en un escenario de recuperación sostenida (que lejos está de estar garantizado) se tardaría unos cuantos años para volver a los niveles de 2015.

Ante versiones que sostienen que las instancias paritarias pueden ser uno de los motivos de la espiral inflacionaria que vive Argentina hace años, el integrante de la CTA Autónoma consideró que “de ninguna manera” puede atribuirse este fenómeno al aumento sostenido de precios, y aclaró: “En una economía tan estancada como la nuestra, no va a haber forma de incrementar los salarios tan solo con la utilización de herramientas del sistema de relaciones laborales como la negociación colectiva”.

Agenda a mediano plazo

Por su parte, el economista del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (Mate), Lavih Abraham, brindó su punto de vista sobre la supuesta relación entre las negociaciones colectivas y la inflación y deslizó: “Existe la posibilidad de que los sindicatos pidan menos aumento de manera de “desacelerar” esta puja y evitar una continuidad o inercia inflacionaria, pero también existe la posibilidad de que las tasas de ganancia y las remarcaciones de precios del sector privado no trasladen todo ese aumento a los precios”.

Para el economista de Mate, en medio de un contexto complejo como el que se da últimamente, es necesario un replanteo en las condiciones en que se llevan adelante las discusiones por recomposiciones salariales.

“Es necesaria una instancia de negociación en la que se planteen objetivos de mediano plazo y eso, en general, le corresponde a quienes están en un nivel de poder observar todos los intereses, es decir, le corresponde al Estado”, señaló.

Y detalló: “Es necesario establecer una agenda de mediano plazo en la cual esté como objetivo reducir la inflación y haya compromisos de todos los sectores, atendiendo también a que en los últimos seis años se perdió poder adquisitivo del salario en cuatro de ellos”.

Respecto a factores que pueden incidir en las negociaciones para este 2022, Abraham pidió tener en cuenta los episodios que tienen lugar a nivel global y sostuvo: “Es muy difícil predecir cuáles serán los índices de inflación futuros, sobre todo porque durante el año pasado uno de los principales motivos de los aumentos fue la reactivación de una inflación internacional en precios de commodities (energías, alimentos, minerales) que se trasladaron a los costos locales. En ese sentido, el aumento de la conflictividad internacional puede propiciar un mantenimiento de esa tendencia”.

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