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Deuda corporativa: debilidad y fortaleza

Las empresas argentinas son algunas de las que menos acceso al crédito internacional tienen en el mundo. Eso las convierte en las menos expuestas a shocks externos.

reflexiones-dentroLas empresas argentinas son algunas de las que menos acceso al crédito internacional tienen en el mundo, aunque eso las convierte a la vez en las menos expuestas a shocks externos: ambas conclusiones provienen de algunos de los principales analistas del mercado global y de la prensa especializada.

El 19 de junio pasado, la agencia internacional Bloomberg citó un informe del Bank of America según el cual el valor de la deuda de las compañías argentinas representa casi 11 mil millones de dólares, sólo el 2,5 por ciento del total de deuda corporativa de la región.

Para tener una idea del bajo nivel de deuda de las empresas argentinas, en 1999 esa variable había llegado a un pico del 28 por ciento del total.

En la actualidad, la deuda de las empresas brasileñas representa un 47 por ciento de los 313,5 billones de dólares en bonos de deuda del sector privado regional.

Según la agencia Bloomberg, las empresas argentinas llevan más de 400 días sin “pedir préstamos internacionales”.

La agencia internacional interpretó que las políticas llevadas adelante por la presidenta Cristina Kirchner “ahogaron” la posibilidad de acceso a crédito internacional.

Y citó al ejecutivo Enrique Álvarez, de la compañía inversora IdeaGlobal, quien señaló que “Argentina se ha puesto a sí misma en un rincón” y que se registra “una gran oportunidad perdida”.

El análisis tenía cierto sentido, aunque la economía global no deja de dar sorpresas y las evaluaciones pueden volverse cambiantes.

Ocurre que un día después de que fuera emitido ese cable de Bloomberg, el presidente de la Reserva Federal (FED), Ben Bernanke, anunció que la política monetaria seguida por Estados Unidos para estimular su economía pronto podría cambiar.

La señal espantó a “los mercados” internacionales, que comenzaron a retirar sus inversiones en papeles de mercados emergentes.

Puntualmente, los inversores se desprendieron en una semana de 5,7 mil millones de papeles de mercados emergentes en una semana.

Así, otro cable de la agencia Bloomberg emitido este viernes destacó que los bonos de crédito de las empresas argentinas que cotizan en los mercados internacionales, debido a su “baja exposición” a deudas, “están desafiando” un movimiento de venta global de papeles y están dando “los mejores retornos en los mercados emergentes”.

Informes de JP Morgan Chase y del Bank of America destacaron que los papeles de empresas argentinas –que incluyen a Pan American Energy LLC y Aeropuertos Argentina 2000 SA– ganaron en lo que va del año un 6,8 por ciento, en comparación con una pérdida en los papeles empresarios a nivel global del 1,3 por ciento.

“Las compañías argentinas, cuyos bonos pagan 11,23 por ciento, tienen deudas netas que en promedio son 1,9 veces sus ganancias, de acuerdo a Fitch”, destacó Bloomberg.

Mariela Anguiano, analista de BCP Securities, dijo a la agencia: “Nuestra mirada es que, como la Argentina ha estado fuera de los mercados internacionales, cualquier cosa que diga Ben Bernanke tiene menos efecto sobre las empresas argentinas”.

Para esta ejecutiva “muchas de estas compañías argentinas tienen muy sólidos fundamentals, pero están esencialmente en un mal vecindario”.

De hecho, BCP recomienda a sus clientes comprar bonos de Pan American Energy –controlada por Bridas, de la famiila Bulgheroni, y la empresa estatal china Cnooc Ltd–, que en lo que va del año han ofrecido un retorno del 16,7 por ciento.

Un director gerente de Fitch, Joe Bormann, opinó a su vez que en la Argentina “hay algunas compañías extremadamente fuertes: están tratando de posicionarse lo mejor posible para capear la tormenta”.

En una economía global muy cambiante y volátil el menor nivel de exposición a los mercados internacionales puede ser a veces una fortaleza.

Y eso resulta un dato nada menor para la Argentina, un país en el que las crisis de deuda pública registradas principios de la década del 80 y en 2001 estuvieron fuertemente motorizadas por un sector privado endeudado a niveles insostenibles en el exterior.

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