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Denuncias y golpes que sólo reflejan impotencia

El cachetazo de Graciela Camaño a Carlos Kunkel, en Diputados, marca un estadio político de baja calidad y también la impotencia del oficialismo y la oposición para vivir en una situación de empate permanente.

El cachetazo de Graciela Camaño a Carlos Kunkel, en Diputados, marca un estadio político de baja calidad y también la impotencia del oficialismo y la oposición para vivir en una situación de empate permanente.

Tan pobre como ese golpe resultaron las justificaciones de uno y otro lado para explicar esa imagen argentina que, seguramente, deleitó a millones de televidentes en el mundo.

Camaño siempre ha sido una persona respetuosa, hasta cuando le tocó dirigir el Ministerio de Trabajo en épocas de convulsiones políticas, y eso a pesar de llevar la carga de la imagen de su marido, el sindicalista Luis Barrionuevo. Por eso es que en este caso se demostró imposibilidad de alcanzar acuerdos mínimos en un tema tan sensible como el Presupuesto.

Pero, a su vez, volvió a quedar en evidencia la terrible presión a la que están expuestos los legisladores por parte de un gran grupo mediático, dispuesto a todo para doblegar al gobierno y que ha traspasado los límites de la ética y la lógica.

Fue por esto que en esa escandalosa sesión de la comisión de Asuntos Constitucionales, terminaron de caer por su propia inconsistencia las denuncias de supuestos sobornos en el debate por el presupuesto del otro miércoles, plagada de maniobras y operaciones políticas.

Diputados del oficialismo y de la oposición, hasta algunos incluidos en la maniobra, clavaron su dedo acusador sobre Elisa Carrió y todos mascullaron bronca contra ella.

Hasta la denunciante, la cobista Cynthia Hotton, amenazó con retirarse de la política y dedicarse a su familia.

La líder del ARI fortalece su estrategia de mostrarse como la reserva moral de la Patria, aunque su carácter de denunciadora permanente le ha restado buena parte del crédito con que contaba hace pocos años.

“Me dejan tan sola que me convierten en candidata”, afirma Carrió, cada vez más convencida de que es la única capaz de vencer al kirchnerismo en las urnas de 2011.

Una frase tan desopilante como la de Hugo Moyano: “Los que quieren demonizarme sólo me hacen más angelical”.

Al parecer, según dicen cerca del camionero, apuntó a los medios que lo atacan, pero también puede interpretarse que quiso responder a aquellos intendentes bonaerenses que le boicotean su cargo de presidente del PJ bonaerense.

Cada vez son más los jefes comunales que, tras la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, se resisten a someterse a los designios del camionero, identificado con el sindicalismo duro y confrontativo.

Y los díscolos como Sergio Massa (Tigre) y Pablo Bruera (La Plata), entre otros, pretenden edificar poder en base a mayores acuerdos y consensos.

Por el mismo motivo, el gobernador Daniel Scioli tampoco comulga con Moyano, ya que siempre cultiva esa medianía conceptual alejada de los roces.

Néstor Kirchner era, sin dudas, el paraguas protector de Moyano y ahora todo se escribe con un gran signo de interrogación porque las luchas por los espacios de poder son cada más visibles.

Fue en este marco que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le pidió una mayor cooperación, tanto en los conflictos como en los proyectos legislativos.

También instó a sindicalistas y empresarios a sentarse alrededor de una mesa de diálogo, en lo que puede traducirse en su intención de reflotar aquel pacto social que auguró durante su campaña y que quedó trunco con rapidez durante el conflicto con el campo, en 2008.

Es que ahora, ella no sólo debe encargarse de gobernar, sino de comandar el siempre complicado Partido Justicialista, bajo el precepto de que el que gobierna el país comanda el partido.

Además, de a poco, parece reconocer la gravedad de la inflación que deteriora el poder adquisitivo de todos y, a su vez, su propia base de sustento electoral.

Si los aumentos de precios siguen en ascenso el malhumor social irá creciendo hasta tal punto que pondrá en dudas sus propias aspiraciones de reelección.

Lo que pretende ahora es que empresarios y sindicalistas alcancen un acuerdo de precios y salarios para frenar esa  carrera en la que todos pierden.

La semana que viene comenzarán las reuniones entre la UIA y la CGT con la intención de comenzar a cristalizar un acuerdo.

Cristina tiene un gran capital político por mantener si se tiene en cuenta una reciente encuesta realizada por la independiente consultora Poliarquía, que reveló que si las elecciones fueran este fin de semana, Cristina ganaría la elección sin necesidad de segunda vuelta con el 46 por ciento de los votos.

En tanto, por el lado opositor tampoco se ven datos demasiado alentadores, con un Peronismo Federal que ha eclosionado tras la muerte del ex presidente, que le daba la razón a su existencia, el portazo del siempre enigmático Carlos Reutemann y el desconcierto de Felipe Solá.

En ese espacio quedan el chubutense Mario Das Neves, quien con cautela le sugiere a Eduardo Duhalde que le deje el campo libre para instalar su candidatura, ante las dificultades del bonaerense de repuntar en las encuestas.

En el radicalismo, en tanto, el desconcierto también se acentuó, ante la cada vez más visible disputa entre Ricardo Alfonsín y Julio Cobos.

El mendocino parece ahora convencido que su doble juego de vicepresidente y líder opositor ya no le otorga los réditos de otros tiempos, y estaría analizando el mejor momento para dar el golpe de efecto de su renuncia al gobierno, al que casi nunca perteneció.

Mientras que los alfonsinistas, como el senador Gerardo Morales, tratan de demostrar que Cobos es un personaje “extraño” para el partido y sin las virtudes necesarias para aspirar a la candidatura presidencial.

La paradoja dentro de la UCR es que Cobos guarda hoy una mejor imagen de cara a la sociedad, pero Alfonsín ganaría con comodidad la interna.

Aprovechando este espacio de contradicción aparece Ernesto Sanz, que en los últimos tiempos comenzó a hacer volar sus aspiraciones presidenciales, aunque es el menos conocido de los tres y por el momento demostró más inteligencia que carisma.

En este agitado mar opositor, el recién casado Mauricio Macri alista las tropas para su lanzamiento entre marzo y abril del año que viene, con la idea de aglutinar a las dispersas fuerzas opositoras de la centroderecha y del Peronismo Federal.

Era, justo, el rival que soñaba Néstor Kirchner, con la intención de polarizar el electorado. ¿Será igual ahora en el nuevo tiempo político que se abrió?

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