Unos 90 civiles, un tercio de ellos niños, murieron a manos del ejército sirio en la ciudad de Al Hula, en la provincia de Homs, denunció ayer el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos con sede en Londres. Los fallecidos serían víctimas de ataques de artillería del ejército o de disparos de francotiradores fieles al gobierno sirio.
Los civiles fueron masacrados anteayer, víctimas de un bombardeo, cuando se manifestaban contra la élite gobernante en el poder en Al Hula, lo que desató un éxodo masivo desde la ciudad hacia otros puntos del país, indicaron los opositores
Las condenas internacionales a la violencia en Siria se sucedieron desde el exterior. El ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, pidió una respuesta internacional y solicitó a Damasco el fin de las operaciones militares.
En tanto el jefe de los observadores de la ONU y la Liga Árabe, Robert Mood, jefe de este cuerpo, calificó los hechos como “tragedia brutal” y constató, además, el uso de artillería pesada contra la población civil.
El último en sumarse fue el titular de Exteriores francés, Laurent Fabius, que incluso propuso una nueva cita del grupo Amigos de Siria en París.
Por su parte, el Ejército Sirio Libre, integrado por desertores de las fuerzas regulares en el terreno, reducía la cifra de víctimas a 75, incluyendo entre ellas también a soldados sirios.
Las imágenes de los cadáveres eran inmediatamente publicadas en internet y difundidas por la televisión oficial del gobierno, señalando a “bandas terroristas” como autoras de la matanza.
La oposición, en cambio, acusa directamente a los soldados del ejército regular. Informaciones contradictorias difíciles de confirmar en razón de que desde hace meses es imposible la libre entrada en el país de la prensa internacional.
Según fuentes de la oposición, fue el ataque más letal desde que se acordó el alto el fuego (auspiciado por la ONU y la Liga Árabe) entre el gobierno y la oposición, firmado a mediados del pasado mes de abril.
Sin embargo, la violencia no cesó por ninguno de los dos bandos “y la situación continúa siendo extremadamente seria”. Así lo aseguraba el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en una carta enviada al Consejo de Seguridad, difundida en la misma jornada en la que se conocían las muertes.
En el texto, Ban también remarcó la sofisticación en el armamento utilizado en los últimos ataques, lo que sugiere que hay “grupos terroristas establecidos”. “Aquellos que contemplen apoyar a cualquiera de las partes con armas, entrenamiento militar o cualquier otro tipo de ayuda, deben reconsiderar estas opciones para permitir un cese de la violencia sostenible”, señaló el documento enviado por el secretario general.
Durante meses, ésa fue la tesis utilizada por el gobierno sirio de Bashar al Assad, que los ataques son perpetrados por “grupos terroristas” financiados desde el exterior, en acusación directa a las monarquías sunnitas del golfo Pérsico de las que los asesores del presidente sirio sospechan que puedan estar financiando a la mayoría sunnita de las fuerzas opositoras.
Rebeldes quieren el fin del plan de paz
El Ejercito Libre Sirio (ELS), brazo armado de la oposición, pidió ayer al Consejo de Seguridad de la ONU que anuncie el fracaso del plan del mediador internacional, Kofi Annan, tras la masacre denunciada en la localidad de Al Haula, en la que se denuncia la muerte de cerca de un centenar de personas.
“Pedimos al Consejo de Seguridad y a la comunidad internacional que afronten la responsabilidad y anuncien el fracaso de la iniciativa de Annan”, subrayó el ELS en un comunicado. En ese sentido, instó a Naciones Unidas a “adoptar medidas rápidas y decididas” con la creación de “una alianza militar internacional fuera del Consejo de Seguridad para lanzar ataques aéreos a los centros militares y de seguridad del régimen”.
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