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Cucarachas en espejo con toda la humanidad

Por Daniela Barreiro.- La murga Agarrate Catalina presenta su renovado espectáculo “Esperando el fin del mundo”. Los uruguayos se presentan esta noche, a las 21, en el Anfiteatro Municipal.


“En el filo de las profecías, en el principio del final, en la víspera del terrible fin de los tiempos”, la murga uruguaya Agarrate Catalina presenta Esperando el fin del mundo, un show que participó del carnaval montevideano en 2006 y que fue reescrito el año pasado en medio de la ebullición que generó la tan comentada “profecía maya”. Los rosarinos tendrán la oportunidad de disfrutar de esta propuesta esta noche, a partir de las 21, en el Anfiteatro Municipal Humberto de Nito.

“Este espectáculo resurgió de esa locura, esa obsesión por encontrarle un lugar al fin del mundo, encontrar un fenómeno que lo marque y que lo empiece a legitimar. De aquel show de 2006 este tiene el nombre, el leitmotiv, pero está metido en otra cantidad de cosas reescritas y nuevas”, contó a El Ciudadano Yamandú Cardozo, director de Agarrate Catalina, al tiempo que profundizó: “La base es una mezcla de sabiduría popular con conocimiento científico, donde se afirma que las cucarachas podrían resistir un cataclismo y quedarse con el mundo de los humanos. Jugamos a que las cucarachas pretenden quedarse con el mundo, entonces nos miramos desde afuera como especie, nos criticamos y nos pegamos desde la visión de las cucarachas”.

Y serán esos insectos los que tomen protagonismo en esta nueva apuesta ya que en 2006 “aparecían en un bloque, el espectáculo estaba apoyado en ellas pero no aparecían todo el tiempo” dijo Cardozo y agregó: “Ahora nos pareció muy rico que la gente se dé cuenta que somos tipos jugando a ser cucarachas burlándose de los hombres. Es una caricatura al espejo con una excusa que lo valida. Eso nos permite ser espectadores y burlarnos de nuestras miserias”.

Otra de las características de este show es que no fue pensado para ser presentado a concurso, un hecho no menor y fundante de un presente en el que la afamada agrupación tomó (al menos por este año) distancia de aquel encuentro madre. “Todos nuestros espectáculos nacieron de la zanahoria que nos pone por delante el concurso. Eso es un entrenamiento brutal, lindo a los ponchazos y empírico permanentemente pero también agotador. Ahora resignificamos el espectáculo desde la ausencia total de la guillotina del concurso y sin el reglamento, que si bien sostiene el evento artístico también lo limita. Fue una gran experiencia pensar el desarrollo del show con cosas que no tienen que ver con la definición de murga del reglamento oficial”, explicó Cardozo.

Además, el nuevo espectáculo de La Catalina se montó ante el desafío de la variedad de público al que debe enfrentarse ya que la fama obtenida les permite realizar giras por Argentina, Brasil, México, Paraguay, Chile, Cuba, Panamá, España y Francia, entre otros países. “Eso es algo que vale por sí mismo, que se disfruta pero, en el fondo, el espectáculo no deja de hablar sobre algo que nos preocupa y compartir la preocupación dentro de un espectáculo es compartirse uno, mostrarse y, de una manera romántica e ilusa, creer en otro tipo de relación entre los pueblos. Entonces el desafío es universalizar sin dejar de hablar de tu lugar y tu problemática y reconocer contenidos de una problemática común. Está bueno el ejercicio de universalizar sin pasteurizar y sin generar un pastiche o una cosa que no tiene nada que ver con la esencia del género”, analizó.

“Concebimos el espectáculo en capas, algo que no deja de contener lo popular, del que todos pueden comprender la esencia más allá de la capa a la que lleguen. Eso es algo que buscamos, que se rasque hasta donde se llegue, se sepa o se quiera; pero que el que sólo se quede en la capa más epidérmica también puede captar la esencia. Además está el desafío de nuestro género: ¿cómo mostrar nuestro género sin olvidarse de ejecutarlo por el hecho de universalizarlo? ¿Cómo hacer que la gente abrace la murga sin dejar que ese abrazo suceda ya no siendo una murga? Hay que buscar el equilibrio entre generar cosas nuevas y extender los límites del género pero manteniendo un nudo del espectáculo que nos siga representando a nosotros como murgueros”, cerró.

El lugar de la murga joven

Consultado sobre la nueva murga joven, Yamandú Cardozo opinó: “Creo que encontró un lugar generacional, una voz, una posibilidad de decir a la que los jóvenes no estábamos muy invitados. El mayor valor de la murga joven fue dar espacios e instancias para que aparezca la voz de la mujer escribiendo o cantando como mujer y no como hombrecito; para que aparezca la voz del joven denunciando su problemática desde su forma de ver el mundo. El peligro es que todo ese discurso peliagudo para con el carnaval termine por ser moda trasformándose en el discurso oficial, como postura: «La murga joven debe criticar al carnaval». Joven o vieja la murga debe ser murga”.

La fiesta más grande

“El carnaval es la fiesta más grande que tenemos, es un pueblo analizándose mediante el humor y a través de gente que no tendría voz si no fuera por la murga”, dijo Cardozo pero reflexionó: “Lo que pasa es que el carnaval está dejándole cobrar al concurso una omnipresencia demasiado grande. Nosotros nos alejamos un poco por la falta de ganas de correr esa carrera, no hay desamor para con el carnaval, uno lo quiere como es, como el abuelo de Los Simpson: detestable y amoroso, enternecedor y vomitivo. Se está volviendo obsesivamente autorreferencial; en algún momento hay que pensar si somos tan importantes para estar todo el tiempo hablando de nosotros”.

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