Ciudad

Cuando las compras se hacían de noche

Crónicas de la ciudad II: Elvira Aldao de Díaz escribió sus recuerdos del Hotel Universal

Rosarina y prima de Carlota Garrido de la Peña en uno de sus libros describe la edificación que llevó a cabo su padre y cómo era la ciudad en la época de finales de 1800 y principios de 1900


Foto de Fotografías y Estampas del Rosario Antiguo

Otra “deliciosa cronista rosarina”. Así describe la fundadora del grupo de Facebook Basta de Demoliciones, Ana María Ferrini a Elvira Aldao de Díaz, prima de Carlota Elvira de la Peña y parientes de Restituta Esquivel de Lejarza,  propietaria de la antigua casa de Carlota (lo que hoy es el Pasaje Pan) y lo que fue el Hotel Universal, primero hotel de tres pisos que tuvo la ciudad. Ferrini cuenta y lee de forma textual algunos pasajes del libro “Recuerdos de Antaño” de Elvira. Ferrini llegó a estas historias a través de la lectura de sus propias obras. Tanto Carlota como Elvira, escritoras rosarinas, dejaron su huella de la ciudad que fue y que hoy mantiene algunas estructuras edilicias que cuentan  y revelan a través de sus formas lo que fue Rosario a principios del siglo XIX.

En la crónica anterior que publicó El Ciudadano, Ferrini habló sobre Carlota, ahora es el turno de Elvira. Elvira vivó en una casa que estaba ubicada al lado de lo que hoy es el Museo Estévez frente a la Plaza 25 de Mayo.  Una casa de dos plantas, con terrazas y salas. Su padre, Camilo Aldao, hizo construir dos grandes hoteles, uno de ellos fue “la” Universal, así con artículo femenino como lo recuerdan.

En una de las páginas del libro “Recuerdos de Antaño” Elvira describe sus caminatas nocturnas desde su casa a la casa de Restituta Esquivel de Lejarza (lo que hoy es el Pasaje Pan). “Una noche de invierno helada y oscura salgo de la casa encantada de mi infancia acompañando a mi mamá a lo de su pariente y amiga Restituta Esquivel de Lejarza con la cabeza envuelta de una boa tejida de lana punzó iba yo atemorizada por las tinieblas de las calles y  al pasar por la mísera luz de querosén de los espaciados faroles disipaban entonces mis miedos…Rara vez me sacaban de noche, sin embargo las tenebrosas oscuridades de Rosario se repiten tenaces en mi recuerdo de entonces…”, lee Ana María Ferrini y continúa: “…no veíamos donde pisábamos…yo con pasos menudos tropezando en los carcomidos ladrillos de las veredas, así como impulsadas por el pampero íbamos de la calle del Puerto hasta Córdoba y llegábamos a la casa de Los Lejarza. Cruzamos el primer patio y mamá sin llamar, abrió un segundo zaguán…entramos en un cuarto lleno de luz y calor confortante….y al  abrir y cerrar los ojos deslumbrome una mágica visión: Restituta Esquivel bella y fresca como rosa bien abierta en todo su esplendor estaba de pie ataviada de gran baile delante de un pequeño tocador….ennoviada Pancha (su hermana) sin presentarse en sociedad, mamá no iba a más géneros de fiestas”, redactó la mujer cronista recordando las fiestas que se realizaban en aquella casa y cómo eran las noches en Rosario a casi oscuras.

Hotel Universal

Elvira recuerda a su padre, Camilo Aldao, que construyó el primer hotel de tres pisos de la ciudad y que plantó una araucaria en uno de sus patios. “…La vio crecer con amor… y  todas las noches de paso al Club Social se detenía un momento en su Universal donde siempre encontraba con quien charlar….en nuestro paseo habitual nos saludaba diciendo buenas noches señoritas al eco de su voz recibíamos sus saludos locas de risa y los demás nos saludaban y se reían también…recuerdo a Don Lisandro de la Torre en la entrada de la Universal sonriente y amable como papá…”, señala.

De Rosario a Lago Di Como

Al recordar la Universal se fija en Elvira una impresión recibida en 1908 al penetrar en Lago Di Como en Villa Giulia un viejo italiano preguntó en español si eran argentinas. Tras la afirmación relató que en el Rosario fue portero de la Universal y antes que terminara el viejo la imprevista contestación le contaron que eran hijas de Don Camilo.

Hotel con locales

La inauguración del hotel fue triple ya que en sus laterales se abrieron dos locales de ventas de artículos de lujo en aquel entonces y una nota de progreso para Rosario.

“Arrendada la  Universal dos grandes salones del piso de abajo, en las dos se instalaron una sombrerería…un espacio de hombres…de lencería fina, guantes corbatas y por otro lado una perfumería con jabones finos…”, leyó Ferrini.

La calle era el punto de encuentro y por sus relatos las compras se realizaban por la noche.

Elvira Aldao de Díaz

Elvira Aldao nació en Rosario en 1858. Era hija de Inés Nicolorich y Camilo Aldao, un militar argentino.

Pasó sus primeros años en Buenos Aires; de vuelta a su ciudad natal, frecuentó a escritores y artistas plásticos, conoció Mar del Plata, desde donde ejercitó la crónica de costumbres, que continuó desde Europa, en 1912, y de regreso al país, ya viuda. Murió en Mar del Plata en 1950.

Escritora, retrató en sus escritos las prácticas de sociabilidad de la élite argentina de su época.

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