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Condenan a un muchacho por robar en dos ómnibus

Le dicen Mauri, tiene 20 años y pasará siete años en prisión por dos asaltos cometidos en media hora.

Por: Ana Laura Piccolo

Un joven que hace una semana cumplió 20 años, conocido como “Mauri”, fue condenado a siete años de prisión al ser considerado autor de dos robos a mano armada perpetrados con media hora de diferencia arriba de colectivos del transporte urbano e interurbano de pasajeros, en la zona sur, durante la madrugada del 22 de julio de 2008.

El juez de Sentencia de la 5ª Nominación, Gustavo Salvador, consideró que Eduardo C. fue autor penalmente responsable de los delitos de portación ilegal de arma de fuego de uso civil –ya que en momentos de su detención viajaba armado en un colectivo de línea–, y de robo calificado por el uso de arma de fuego en dos hechos ocurridos momentos antes.

El primero de los hechos que se le atribuyó a Mauri, como le dicen a Eduardo C., ocurrió a bordo de la línea 35/9, unos quince minutos después de la medianoche del 22 de julio de 2008.

Según denunció el chofer, esa noche conducía el colectivo y al llegar a la parada del Frigorífico Swift subió una persona joven que extrajo un revolver, aparentemente calibre 22, y le apuntó a la cara de cerca pidiéndole la plata de la recaudación.

El conductor dijo que luego de entregarle el dinero, 170 pesos, el ladrón le pidió el celular y después asaltó a los otros tres pasajeros que había en el coche, a los cuales les sacó dinero y celulares.

Antes de escapar, el ladrón le pidió al chofer que fuera marcha atrás para poder huir, pero como lo hizo muy despacio, porque el espejo retrovisor estaba mojado, le disparó un tiro que impactó en el parabrisas, cerca de donde conducía, para luego desaparecer.

Un hecho similar se registró media hora más tarde en el interior del coche de transporte urbano de pasajeros de la línea 142 roja. Una de las víctimas de robo dijo que cuando quiso descender en la esquina de las calles Arijón y Andes fue sorprendida por un sujeto que con un arma de fuego y mediante amenazas de muerte le sustrajo un bolso con sus pertenencias –una billetera rosada con 54 pesos, documentos personales y un celular– haciendo lo mismo con otros pasajeros, para luego darse a la fuga. Además dijo a los policías que conocía al sujeto que le robó porque vivía cerca de la casa de sus padres, y que su apodo era “Mauri”.

Fue casi dos horas después y a bordo de la línea 103 que cambió la suerte del muchacho, alrededor de las 2.30 de la madrugada.

Según dice el fallo, cuando el ómnibus pasó por San Martín y Batlle y Ordóñez se detuvo junto a un móvil policial y uno de los pasajeros señaló al muchacho y lo acusó de haber intentado cometer un robo con un arma de fuego a otro pasajero que ya había descendido.

En esos momentos Eduardo, sacó el brazo por la ventanilla del colectivo y arrojó un elemento hacia el techo del vehículo.

Minutos después fue detenido por los uniformados, quienes informaron que en el lugar se secuestró un revólver calibre 32 largo con proyectiles intactos, además de un celular, una billetera con 78 pesos y una bolsa de nylon que contenía 29 pesos en monedas.

El conductor del colectivo de la línea 103 dijo que el muchacho subió en la esquina de San Martín y Centenario y que una cuadra más adelante –en San Martín y Cabildo– intentó asaltar a un pasajero que se disponía a descender. Pero un forcejeo con la ayuda de otro pasajero terminó con las intenciones del Mauri, que fue reducido y llevado a la parte delantera de la unidad hasta divisar el coche policial.

En su declaración indagatoria, el detenido dijo ante el juez que caminaba por calle San Martín cuando lo detuvo la Policía. “Había un móvil parado en la esquina del bar de San Martín y la vía, me frenó, yo venía de limpiar vidrios, me sacaron la bolsa de monedas, mi billetera, el encendedor y la campera que dijeron que era robada y me empezaron a decir que yo había robado a un colectivo y a otra persona, quedando detenido desde es momento, me llevaron al penal, me pusieron un revolver también”, dijo en su momento Eduardo C.

Pero esos argumentos no convencieron al juez, quien consideró que los elementos aportados a la causa fueron contundentes para lograr el grado de convicción necesario para arribar a un dictamen condenatorio.

Por ello condenó a Eduardo Mauricio C. a siete años de prisión por los delitos de portación ilegal de arma de fuego de uso civil y robo calificado por el uso de arma de fuego en concurso real.

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