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Con una ayudita de mis amigos

La escuela provincial José Ortolani, de Génova al 3200, tiene sus salones puestos a nuevo gracias a la colaboración de la ONG Estudios del Litoral Argentino y el trabajo de los mismos padres y docentes.

A clases, con aulas renovadas. La escuela provincial José Ortolani (Génova 3218) tiene sus salones como nuevos gracias a la iniciativa de la Fundación Estudios del Litoral Argentino y el trabajo de los mismos padres y docentes del establecimiento. En el marco del programa Voluntariado Comunitario, la fundación presidida por Guillermo Whpei entregó el material necesario para el acondicionamiento y su posterior pintura para 17 salones de la escuela de zona norte. “Ahora queda en manos de los chicos cuidar el trabajo que sus mismos padres realizaron con tanto esfuerzo durante dos fines de semana”, expresó Esther Bandiera, una de las vicedirectoras del establecimiento.

Whpei, presidente de la fundación, explicó a El Ciudadano que el programa Voluntariado Comunitario tiene como fin la recomposición de 6 establecimientos en la ciudad. “Ya trabajamos con la escuela Nº 1240 (Mitre 1640) el mes pasado y esta vez hacemos nuestro segundo trabajo con la escuela José Ortolani. Nuestra vocación es darle la importancia que se merece la comunidad educativa”, sostuvo.

Sobre el impulso por conducir esta “cadena de favores”, Whpei manifestó que en cada actividad voluntaria se registra la posibilidad de colaborar, trabajar en equipo y la suma de voluntades”. Asimismo, consideró que es enriquecedor ofrecerles a los chicos y a los docentes un espacio “más cómodo, mucho más presentable que demuestra que con esfuerzo y trabajo las cosas salen muy bien. Éstas son las cuestiones básicas que buscamos dentro del voluntariado”.

En ese contexto, el programa de Voluntariado Comunitario intenta coordinar actividades  de la organización con la participación ciudadana, teniendo como premisa capacitar voluntarios a través de un equipo multidisciplinario de profesionales. Como primer objetivo se planteó mejorar la situación de las Escuelas Públicas de Rosario, con el apoyo de padres, alumnos y docentes. En primera instancia, el trabajo en la estructura edilicia de la escuela Nº 1240 logró remodelar gran parte del edificio, pintando paredes, techos, limpiando bancos y adaptando el lugar a un sitio más favorable para el aprendizaje.

Esta vez fue el turno de la Nº 1319, José Ortolani, donde el sábado 21 comenzó la tarea de reacondicionamiento de las paredes con lijado, colocación de enduido y de un líquido reparador para que la pintura permanezca por más tiempo en la superficie. Hubo sólo dos salones que quedaron fuera de este “cambio de cara” dado que necesitan trabajos de albañilería para recomponerlos. “Estas cosas se harán más adelante, porque necesitan un trabajo más complejo que el que nos ofrecieron desde la fundación”, comentó la vice.

En tanto, sobre el comienzo de estos trabajos, la mujer recordó: “La jornada de trabajo se pasó muy bien, muchos no sabíamos preparar una pared pero la gente de la fundación nos explicó muy bien y aprendimos. Compartimos mucho más que una jornada de trabajo porque fue muy interesante estar tan cerca de los padres y de los docentes al mismo tiempo. A veces estamos tan a las apuradas en la escuela que necesitábamos un día de este tipo. De todas formas, la escuela está abierta a la charla y la contención de los padres; muchas maestras visitan los hogares fuera del horario de clases para conocer un poco más de la situación de cada chico”, sostuvo Esther Bandiera.

Describió el presidente de la fundación: “En el programa hay voluntarios permanentes y otros que se van sumando de acuerdo a las escuelas a trabajar, que son los mismos padres, docentes y no docentes. Para la escuela José Ortolani nos tomamos 15 días para evaluar la situación de la escuela y organizamos desde la llegada de la gente, las tareas a realizar y las cosas que se compraron, tanto para el trabajo comunitario como la charla previa y el mate, las facturas y los choripanes. Porque es necesario trabajar cómodos y cargar energías de vez en cuando”.

A su vez, Bandiera reveló que los chicos del colegio se mostraron muy entusiasmados por ver cómo iba a quedar su salón. “Las paredes estaban muy feas y el lunes (por mañana) van a encontrar un salón completamente diferente. Las maestras han cambiado el pizarrón, ahora se ve mucho mejor, fue un solo cambio y eso los alborotó, imaginate el lunes cuando lleguen. Ahora será el momento de volver a enseñarles a que ellos mismos cuiden el espacio, los bancos, y como sus propios padres han trabajado en la escuela, ellos asumen el compromiso de cuidarla”.

Según relató a este medio la vicedirectora, desde el colegio se había pedido ayuda a la empresa Tersuave para poder renovar los salones. “La fundación vio nuestro pedido y nos eligió para ayudarnos. Se acercaron y nos comentaron las experiencias que tuvieron y prevén tener con otras escuelas y nos ofrecieron su ayuda”, detalló.

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