Ciudad

Con fuerte plan de vigilancia, la ciudad recupera la calma

En las ciudades donde hubo ataques y robos a supermercados no volvieron a registrarse nuevos episodios violentos. El dispositivo de seguridad se mantendrá hasta el 1º de enero


robos

Luego de dos jornadas marcadas por episodios de violencia, los robos y ataques a comercios cesaron ayer y volvió la calma en todo el país, aunque unas 600 personas permanecían detenidas y continuaron las acusaciones cruzadas por la responsabilidad política en los desmanes. Además de Rosario, otro epicentro de los disturbios fue San Fernando (Buenos Aires), aunque también hubo intentos de saqueos en otras diez localidades del conurbano, lo que llevó máxima alerta al gobierno nacional y provincial.

Con el ingreso al fin de semana, las ciudades en las que este jueves y viernes se registraron los sucesos más violentos (Rosario, Bariloche, Viedma, Neuquén) amanecieron ayer con tranquilidad, aunque las autoridades seguían en alerta y se mantenían los refuerzos en los operativos de seguridad para evitar nuevos incidentes.

En este marco de aparente calma, la tensión se presentó sólo en el ámbito político, donde algunas voces del oficialismo y el sindicalismo opositor contrastaron su mirada sobre los hechos. Las lecturas, distantes y acusatorias de un sector hacia el otro y viceversa, giraron en torno a dos figuras fundamentales.

Desde el kirchnerismo y sus aliados se habló de “desestabilización”. En tanto, desde la CGT-Moyano, CGT-Barrionuevo y la CTA-Micheli, culparon al gobierno de “orquestar los saqueos para victimizarse”.

Con la presidenta Cristina Kirchner instalada en El Calafate para recibir la Navidad en familia, los funcionarios nacionales de primera línea se refugiaron ayer en el silencio, mientras que el sindicalismo opositor volvió a la carga con duras críticas a la Casa Rosada, a la que responsabilizó por los desmanes en una fecha sensible para la Argentina.

“Si tienen pruebas que nos metan en cana”, desafió ayer el líder de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, luego de que el jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina y el viceministro de Seguridad Sergio Berni los acusaran a él, al gastronómico Luis Barrionuevo y a Pablo Micheli de promover los saqueos. Moyano reiteró que los disturbios fueron “orquestados si no directamente por el gobierno, por gente muy allegada”, y deslizó que los saqueos a supermercados se produjeron en los “municipios que no comparten la política” de la Casa Rosada.

Por su parte, Barrionuevo afirmó que los saqueos se deben a “inoperancia” del gobierno porque, según dijo, “no se distribuyeron las asistencias que se tienen que dar” a los sectores más carenciados. “Existe un problema serio de desocupación y problemas que tienen que ver con la alimentación, y los planes del gobierno nacional en la provincia (de Buenos Aires) hace dos meses que no se entregan”, indicó el titular del gremio gastronómico.

Ataques “organizados”

Si bien los funcionarios de primera línea del kirchnerismo se llamaron ayer a silencio, otros dirigentes e intelectuales cercanos al oficialismo salieron al cruce de estas declaraciones. Así lo hizo la CGT oficialista, que conduce el metalúrgico Antonio Caló, que manifestó ayer mediante un comunicado de prensa su repudio “a los actos de vandalismo provocados por delincuentes comunes que buscan sembrar un falso clima de terror y desasosiego, con la clara intencionalidad política de mantener sus privilegios en desmedro de la voluntad popular”.

Por su parte, el secretario general del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, aseguró no tener dudas respecto de la participación de militantes del gremialismo opositor en los hechos vandálicos vividos ayer en el partido bonaerense de San Fernando, y dijo esperar que ello no responda a “una decisión orgánica” del sector que conduce Hugo Moyano.

Otro de los referentes que se expresó sobre los disturbios y robos a supermercados en diferentes puntos del país fue el diputado del Frente para la Victoria y ex abogado de la CGT, Héctor Recalde. “Parece una cosa organizada. Una maniobra hecha de «celebración» de los trágicos hechos del 19 y del 20 de diciembre de 2001. Yo no puedo ser tan naif y pensar que fue espontánea”, advirtió.

El filósofo de Carta Abierta Ricardo Forster también opinó sobre los dichos de los referentes de la oposición, y calificó como un “enorme delirio” el “brutal discurso” con el que algunos “pretenden homologar las políticas actuales con las de la década del 90” y sostuvo que los hechos vandálicos no son más que la “profecía autocumplida” de los sectores opositores.

Por otro lado, y a diferencia de la Casa Rosada que acusó al sindicalismo opositor de estar detrás de los saqueos, el gobernador de Buenos Aires Daniel Scioli evitó señalar responsables políticos por los hechos, y se mantuvo al margen de la disputa: pidió en cambio colaboración a la Justicia y reclamó que “se aplique todo el rigor de la ley para quienes estaban robando con armas, que no salgan” en libertad.

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